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Entrevue
Isabel Otero Glorie
Asociación Madejas contra la violencia sexista

«Nunca pensamos que fuera a llegar a los diez años»

Isabel Otero Glorie (Bruselas, 1960) es la presidenta de la Asociación Madejas contra la violencia sexista, una iniciativa que ha cumplido una década visibilizando la violencia contra las mujeres y fomentando su empoderamiento.

Isabel Otero (Maialen ANDRES | FOKU)

¿Esperaba que la iniciativa Madejas llegara hasta aquí?

Para nada. Yo pensaba que aquel 25 de noviembre acababa, pero fue Blanca la que me dijo que hiciera que viajara, porque iba a funcionar. Y así fue. En ningún momento pensamos que fuera a llegar a los diez años y tampoco a tantos lugares del mundo. Hacer que la gente aprenda a pronunciar Astigarraga fue muy potente (risas).

¿Qué aportación cree que han hecho?

A nivel de violencia de género, sólo visibilizar; su aportación es sobre todo en el empoderamiento de la mujer. El cambio de muchas mujeres de cierta edad que les daba pavor la palabra feminista, que se han dado cuenta de que luchan por la igualdad y ahora dicen que lo son. En Andalucía una mujer me contó que le decía a su marido que iba a tejer donde la vecina, pero realmente iba a la Casa de la Mujer... Nos damos cuenta de que unidas somos más fuertes. Si por detrás hay una persona profesional que les ayuda y hace pasar el mensaje feminista, ya está. Con cuatro personas que se empoderan en un pueblo, ya has sembrado. Eso es el proyecto en sí: sembrar. Cuando nos vamos tienen que seguir regando para que surjan las cosas, y en ese sentido, creo que hemos hecho mucho.


Respecto a la violencia de género, ¿ha cambiado la situación en esta década?

Poca cosa. Se ponen en tela de juicio cosas como el aborto por las que han luchado nuestras abuelas, madres o nosotras mismas. Deberían estar superadas, pero damos un paso adelante y tres atrás. El covid nos ha hecho ir marcha atrás, vivir encerrada con tu maltratador es lo peor que puede existir. Hay que cambiar tantas cosas, pero es tan complicado… Se politiza mucho. Es una pena. Sobre todo, las feministas, en lugar de estar unidas… Creo que se podrían hacer muchísimas cosas.

¿Dónde se debería incidir?

La educación es primordial. Empezar a trabajar las nuevas masculinidades desde muy pequeños y educar sobre la pornografía, que la vean, pero que se les explique. Que haya educación sexual en las ikastolas y trabajarla en los gaztelekus, dando mucha importancia a los roles y al respeto hacia la pareja. También seguir luchando por los derechos de la mujer. Matar a una mujer es super-fácil y no cuesta nada. Al que mató a Nagore Laffage, seis años de cárcel y ya está. No pasa nada. Es tremendo.