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Nueva vuelta de tuerca en la guerra por el control de los chips

El lunes el Gobierno de EEUU establecía nuevas restricciones al comercio de chips con China. Pekín no tardó en reaccionar estableciendo controles a la exportación de determinados elementos, alegando, como hace EEUU, peligro para su seguridad nacional, al ser materiales de doble uso.

Personal trabajando en una línea de producción de Accelink Technologies, un proveedor de componentes optoelectrónicos de Wuhan (Xiao YIJIU | EUROPA PRESS)

Esta semana se ha producido una nueva batalla en la guerra de Washington por impedir que China pueda utilizar sus semiconductores más avanzados o producir los suyos propios. El lunes el Gobierno de EEUU estableció controles a la exportación de herramientas críticas para la fabricación de semiconductores y una prohibición de las exportaciones a China de chips de memoria de alto ancho de banda (HBM), un componente fundamental para los productos de inteligencia artificial. Además añadió a 136 empresas en la lista negra comercial estadounidense, entre otras a un importante proveedor de Apple y Samsung Wingtech.

Esta vez la respuesta china no se hizo esperar. El Ministerio de Comercio calificó la medida de EEUU como «un acto de coerción económica». Pekín acusó a Washington de generalizar el concepto de «seguridad nacional» y de «expandir su jurisdicción de largo alcance para interferir en el comercio entre China y terceros países», algo que calificó como «práctica contraria al mercado». Al día siguiente, el Gobierno chino decidió prohibir la exportación de artículos de doble uso «a usuarios militares estadounidenses o con fines militares».

Asimismo, resolvió no conceder licencias de exportación para artículos de doble uso relacionados con «el galio, el germanio, el antimonio y los materiales superduros a EEUU». Y para los artículos de grafito exportados a EEUU, China establecerá controles «estrictos de usuario y uso final». De este modo, Pekín recicla el pretexto utilizado por Washington estos últimos años de que permitir la exportación de artículos de doble uso suponía un peligro para su seguridad nacional.

Según algunas estimaciones, China domina el 85% de la capacidad mundial de procesamiento y refinado de tierras raras y suministra más del 70% del grafito natural y sintético del mundo, lo que le da una posición dominante en el mercado de estos elementos, que son fundamentales para la fabricación de semiconductores, baterías, equipos de comunicaciones y hardware militar. Según el Servicio Geológico de EEUU, China produce el 98% del suministro mundial de galio y el 60% del germanio. Por ello, las restricciones que impuso a la exportación de galio y germanio hace un año y medio han provocado ya que los precios de estos dos elementos se hayan doblado en Europa.

CAMBIO DE ACTITUD

Quizás lo más llamativo ha sido la rápida respuesta de Pekín a las restricciones estadounidenses. Hasta el momento el Gobierno chino había actuado con mucha cautela, pero ahora parece que está dispuesto a atacar los intereses económicos estadounidenses en respuesta a las restricciones de Washington. “Financial Times” recoge las palabras del Scott Kennedy, un experto que señala que «China pensaba que no disparar frenaría el ritmo de la disociación, pero ahora ha llegado a la conclusión de que no disparar simplemente invita a mayores sanciones estadounidenses y que necesita contraatacar para imponer costos».

Algunos analistas han interpretado la respuesta china también como un mensaje a la nueva Administración estadounidense. Wendy Cutler, del Instituto de Política Sociales de Asia, señaló recientemente que es «una señal para la Administración entrante de Donald Trump de que China está preparada para responder con medidas de represalia».

El Consejo de Seguridad de EEUU declaró que «todavía estaban evaluando» los controles, pero que tomarían medidas para mitigar su impacto y «disuadir a Pekín de acciones coercitivas». A continuación, se reafirmó en sus esfuerzos «por reducir riesgos y diversificar las cadenas de suministro críticas, lejos de la República Popular de China». Es difícil precisar el impacto de estas medidas, pero afectan a casi todo, desde semiconductores, LED, placas solares, aleaciones o fibra óptica hasta las tecnologías de Defensa.