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Entrevue
Urtza Garay Ruiz
Decana de la Facultad de Educación de la UPV/EHU en Bilbo

«Muchas mujeres saharauis muy formadas acaban como amas de casa porque no hay dónde trabajar»

En plena cuenta atrás para asumir el cargo de vicerrectora de Grado y Transformación Digital en el equipo del nuevo rector de la UPV/EHU, Joxerramon Bengoetxea, Urtza Garay visita por primera vez los campamentos de población refugiada saharaui en calidad de decana.

Urtza Garay, en su primera visita a los campamentos de población refugiada saharaui. (Ruben PASCUAL)

Nos encontramos con Urtza Garay en un punto de la wilaya (provincia) de El Aaiun, donde buscamos una sombra para resguardarnos del sol desértico, que, pese a ser diciembre, aprieta fuerte a primera hora de la tarde. Con un grupo de curiosos niños y niñas saharauis alrededor, nos explica el propósito del que ha sido su primer viaje al Sahara.

Es su primera visita a los campamentos saharauis. ¿Cuál ha sido su primera impresión?

Lo que más me ha llamado la atención ha sido cómo la población saharaui abre sus puertas a quien les visita: cómo te reciben, cómo te cuidan, cómo se cuidan entre sí… Viven en unas condiciones muy duras, pero, a pesar de todo, siguen adelante y mantienen las ganas de seguir avanzando.

El viaje está muy vinculado a su actual rol en la universidad, en nombre de la cual ha firmado varios acuerdos. Cuéntenos un poco más.

Hemos podido visitar varias escuelas para comprobar, sobre todo, cómo están las instalaciones y cómo trabajan, de modo que los y las estudiantes de nuestra facultad puedan venir aquí a hacer sus prácticas. Esas prácticas tienen un eminente carácter de cooperación, gracias a un programa que tenemos para ello en la Facultad de Educación de Bilbo.

Hemos firmado una serie de acuerdos con escuelas saharauis de infantil y primaria para que el alumnado vasco venga por un plazo de tres semanas o un mes. Después, en una segunda fase de las prácticas, tendrán que hacer un trabajo académico sobre lo aprendido y vivido en estas escuelas. La intención, además, es que presenten esos aprendizajes en centros educativos o en la propia facultad.

¿Manejan fechas concretas para la llegada de los primeros alumnos?

Acabamos de firmar los acuerdos y ahora toca concretar todo el proyecto en la facultad para ver, entre otras cosas, qué tipo de ayuda se puede brindar tanto a los propios estudiantes que vengan como a las familias saharauis que los acojan. Nuestra intención es que el próximo curso puedan venir al menos los primeros cuatro alumnos y alumnas.

¿En qué condición ha visto esos centros educativos que ha podido visitar?

Hay grandes diferencias entre unos y otros. Algunos están muy avanzados y otros tienen más dificultades, pero, gracias a las ganas y la conciencia del profesorado, hacen un gran esfuerzo por la educación de niños y niñas. Lo que más me ha llamado la atención es que el profesorado no cobra o que tiene un salario muy pequeño, y que, a pesar de todo, está muy comprometido con el desarrollo de una educación de calidad.

«El profesorado saharaui no cobra o que tiene un salario muy pequeño y, a pesar de todo, está muy comprometido con el desarrollo de una educación de calidad»

En un contexto de falta de profesorado en los campamentos, ¿cree que sería factible que, igual que el alumnado vasco visitará el Sahara, los y las profesoras saharauis puedan viajar a Euskal Herria para completar o ampliar su formación?

Eso es más complicado, pero sí que hay grandes oportunidades para formar al profesorado saharaui. Hemos trabajado mucho con diferentes escuelas para identificar sus necesidades y en qué medida podemos ayudarles. En ese sentido, nos hablan mucho de la digitalización, sobre todo en la educación universitaria. Uno de los principales escollos es la movilidad, por lo que, si se avanza en esa digitalización, habría más opciones para estudiar desde los propios campamentos, sin necesidad de salir.

Otra gran preocupación es la falta de expectativas de los y las más jóvenes, que no acaban de vislumbrar salidas de cara al futuro. ¿Cómo lo ha percibido?

En el Sahara tienen muy claro que la educación es imprescindible y hacen un gran esfuerzo en ese sentido. Hemos visitado diferentes centros de educación infantil, primaria, secundaria y de formación profesional, y hemos comprobado que existe un gran interés, también por parte del Gobierno, por que los niños y niñas se escolaricen y estudien. Pero también es cierto que cuando eso se acaba, algunos sí que van a la universidad, a Cuba y otros países, pero a la vuelta se encuentran sin salidas.

Lo hemos visto sobre todo en el caso de las mujeres: hay muchas muy formadas, pero que luego acaban como amas de casa porque no tienen dónde trabajar.

Aún así, creo que han empezado a dar pasos hacia otro modelo de justicia social: se han abierto casas de mujeres y se está haciendo especial énfasis en buscar la manera de crear esos puestos de trabajo para pasar de posiciones de resistencia a unas condiciones de mejora de la vida.

A menudo nos hablan en los campamentos sobre la tradición solidaria de Euskal Herria para con la causa saharaui. ¿Qué cree que se podría hacer a nivel institucional para ayudar en los temas que hemos tratado?

Desde las universidades y otras esferas institucionales hay que crear vías de colaboración para trabajar en común, por ejemplo, en la formación continua del profesorado o en la formación de investigadores. También construyendo relaciones de igual a igual entre profesores e investigadores de uno y otro lado.

Otra cuestión muy importante en la que podríamos ayudar es en ofrecer becas para que el alumnado saharaui, sobre todo universitario, pueda venir a estudiar.

«Si no se se avanza en la alfabetización digital, volverán a quedarse atrás»

En Euskal Herria y otras latitudes del mundo, cuestiones como la inteligencia artificial constituyen un reto de primer nivel. ¿Podría servir aquí también para desarrollar todas esas herramientas de las que hablamos?

Creo que sí. Y además creo que en la educación es imprescindible el desarrollo de la competencia tecnológica digital en todo el alumnado y también en el profesorado.

Al fin y al cabo, si no se lleva a cabo esa alfabetización digital en este momento, dentro de unos años les volverá a ocurrir lo mismo que les ha pasado antes. Saben escribir, saben leer, tienen conocimientos básicos... pero si no se hace esa alfabetización digital, volverán a quedarse atrás.

Considero que podemos encontrar maneras de que la universidad y los grupos de investigación aporten en esa dirección.

Puede que no sea factible equipar con ordenadores todas las escuelas, pero sí quizá poner en marcha algo itinerante, por ejemplo. Pero es imprescindible recorrer ese camino o, de lo contrario, volverán a quedarse atrás.