En principio, el centro de referencia es el Carlos III, que es donde se encuentra ingresada la enfermera contagiada, Teresa Romero, su marido y otro posible caso. Sin embargo, en este otro hospital, que en realidad forma parte del mismo complejo después de la decisión de la Consejería de Salud de desmantelar la unidad de enfermedades infecciosas del Carlos III, se han atendido dos posibles casos de la enfermedad, que han dado negativo. Se trata de un ciudadano nigeriano y de una enfermera que han permanecido en los últimos días en observación aunque, finalmente, fueron dados de alta.

«Es complicado. Eso puede valer, pero para un hospital es cutre. Pasar, no pasa nada. Da pena verlo, pero eso no está marcando diferencias, no va a generar una transmisión», ha indicado a NAIZ el doctor Daniel Bernabéu, presidente de AMYTS y médico en el hospital de La Paz.
 
No obstante, los vigilantes de seguridad del centro están tomando medidas para que las fotografías no se difundan, después de que medios como "La Marea" se hiciesen eco del uso de sábanas como profilaxis para un posible caso de la enfermedad (http://www.lamarea.com/2014/10/06/el-hospital-la-paz-aisla-un-posible-caso-de-ebola-con-unas-sabanas/).

La falta de información, la escasez de protocolos y la precariedad de los materiales han sido las principales denuncias de los profesionales sanitarios tanto antes de que Miguel Pajares y Manuel García Viejo, los dos sacerdotes contagiados por ébola fuesen trasladados a Madrid, como en el momento en el que se ha producido el primer contagio en el Estado, del que todavía no se ha detectado el origen.

Hoy está convocada una concentración frente al hospital Carlos III para denunciar su desmantelamiento como centro de referencia en enfermedades infecciosas y exigir responsabilidades al Ministerio español de Sanidad.

Pese a todas estas evidencias, tanto Mariano Rajoy, presidente del Ejecutivo español, como la ministra Ana Mato, han defendido la «preparación de los profesionales», poniendo el foco sobre médicos y enfermeras, y no sobre la gestión política de la crisis, que ha generado una gran intranquilidad tanto en el sector sanitario como entre la población en Madrid.