Hace ya seis meses que la caravana de la Marcha Mundial de las Mujeres encendió sus motores en Kurdistán, cerca de Mardin, al lado del paso de Qamishli, que une los estados de Turquía y Siria. La caravana ha cruzado después los retrógrados países de Polonia y Hungría, fue recibida por griegos, italianos, suizos, franceses y alemanes. Subió hasta Bruselas para bajar a Turín y, después, a Barcelona. Y el pasado lunes, llegó a Tafalla.
La Plataforma de la Marcha Mundial de las Mujeres de Euskal Herria recoge el testigo tras un año organizando el paso de las dos furgonetas (y a veces, muchas bicis) que componen este protesta feminista de carácter mundial. La plataforma ha preparado 25 paradas a esta caravana. La primera de ellas, en Tafalla, antes de subir por Gares hasta la capital navarra.
En su primera parada se le recibió con performances y poemas, un almuerzo y una siembra simbólica. La Marcha Mundial ha cogido las semillas como uno de los emblemas de esta edición, además de por su evidente simbolismo, también por reforzar vínculos con la defensa de la soberanía alimentaria, según explicó Kattalin Miner, encargada de la presentación del viaje por Euskal Herria junto con sus compañeras Saioa Iraola y Ane Iturmendi.
El plan de trabajo de la Marcha Mundial de las Mujeres en Euskal Herria está dividido en cuatro ejes: Violencias Transistémicas, Sostenibilidad y Vida, Cuerpos y Sexualidad y Gestión de Diversidad. Además, en las cuatro capitales de Hegoalde tendrán lugar acciones específicas. En Iruñea se centró en la interrupción del embarazo, mientras que en Donostia hubo una marcha en bici desde la cárcel de Martutene «porque queremos que las mujeres presas participen de la marcha». En Gasteiz, por su parte, la reivindicación será un guiño a las mujeres kurdas que iniciaron este año la Marcha Mundial y que mantienen vivo uno de los movimientos feministas más importantes de Oriente Próximo.
Despedida en Bilbo
Será en Bilbo, ciudad que despide a la caravana, donde la Plataforma celebre los actos de mayor peso. Habrá bicicletada, plantación simbólica y «mani-fiesta-acción» desde la Elíptica. La tarde continuará con teatro y, después, con conciertos de Miss Ovarios 33, Puro Luego, Kaxianoren Alabak y Furia. En la presentación se hizo hincapié en esta despedida por todo lo alto, animando a «darle un final masivo y caluroso a la caravana». Antes de marcharse, la caravana quiere dejar su impronta para siempre. Para ello, la plataforma que ha organizado los actos ha conseguido que Orereta inaugure un «bosque feminista». Ocurrirá el 1 de octubre. Más de cien colectivos han lanzado mensajes de apoyo a esta marcha por Euskal Herria, que cuenta también con una canción propia, ‘Bandera Moreak’, del grupo Perlak.
Feminismo frente al sistema opresor
«Reconocemos el valor de la formación política feminista como una estrategia para construirnos como sujetas políticas en resistencia al sistema que nos oprime», esta es una de las afirmaciones de la declaración política que el 15 de setiembre lanzó desde Quebec el Comité Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres. La caravana feminista trasciende de la reivindicación de los derechos de la mujer, para sentar las bases de un movimiento feminista que lucha contra todas las desigualdades sociales y, en definitiva, aspira a cambiar el mundo.
«No queremos este mundo inhumano. Nosotras decimos: No, ¡basta! Y por eso, ratificamos otra vez, nuestro compromiso con la construcción de un nuevo mundo, en el que la vida sea el centro de todo, en el que todos los seres humanos disfruten de unas nuevas relaciones, basadas en la justicia, la libertad, el respeto y el reconocimiento de la diversidad, no solo entre ellos, sino también con la naturaleza», asegura el Comité que, por cuarta vez, inició esta caravana, la cuarta en 20 años.
La caravana, pueblo a pueblo: