La presencia de mujeres en los frontones, no como espectadoras sino como jugadoras, es cada vez más frecuente, al igual que ocurre en el resto de deportes. No ha sido un derecho concedido graciosamente, sino peleado, pues en un tiempo no estaba bien visto que la mujer se pusiera a soltar pelotazos en los soportales de la iglesia o el frontón del pueblo. Iratxe Ibarra, del equipo de Markina y bertsolari con largo recorrido, afirma que apenas escuchó comentarios machistas por ponerse frente al micrófono, pero sí por jugar a pelota a mano de niña: «Eramos unos bichos raros, claramente. Ahora todavía no está normalizada la pelota a mano femenina, pero la verdad es que cuando voy a entrenar al frontón de Markina con mi pareja y mi hijo me encuentro muy cómoda, e incluso comparto entrenamientos con los chavales de la escuela de pelota», señala.
Iratxe apunta una explicación a este distinto comportamiento ante la mujer bertsolari y la mujer pelotari. Cree que tiene que ver con la mentalidad de muchos hombres de que está bien que la mujer ejercite el intelecto, pero no tanto que ejercite el cuerpo, al menos en especialidades tradicionalmente consideradas masculinas. En cualquier caso, poco importa, pues las mujeres han saltado a la cancha para quedarse.
Como en todo deporte, lo que en un primer momento es una práctica lúdica pasa pronto a ser competición, y la competición exige un torneo, un ámbito en el que medir fuerzas y habilidades. Es lo que ha ocurrido con la pelota a mano femenina, que ha tenido practicantes aquí y allí, algún campeonato esporádico, pero no una continuidad. Esta situación puede estar en vías de resolverse gracias al torneo Emakume Master Cup, el primer campeonato de Euskal Herria de mano parejas femenino, que se empezó a disputar el pasado 23 de enero, con 75 pelotaris inscritas.
75 pelotaris inscritas
En Emakume Master Cup Laboral Kutxa pueden participar todas las mujeres que se inscriban, tengan o no licencia federativa, y sea cual sea su nacionalidad. Se disputa en dos categorías, Elite y Primera División, con una fase clasificatoria que se desarrolla entre enero y febrero, y finales el 5 de marzo, en el Frontón Municipal de Zornotza, coincidiendo con la semana del Día Internacional de la Mujer. Lo de «sea cual sea su nacionalidad» no es un brindis al sol, sino una invitación que ha tenido eco en Granada, Valencia, Barcelona, Cuba y Mexico. Una curiosidad: Zornotza es la localidad con más pelotaris inscritas, con un total de doce.
El pasado día 12 se disputaron en el frontón Beloki, de Zumarraga, los cuartos de final de Primera División, que enfrentaron por una parte a la pareja vizcaino-asturiana compuesta por Iratxe Ibarra y Lucía Fonseca con la guipuzcoana formada por Nagore Aramendi y Oihana Unanue, y por otra a la dupla navarra Arrate Bergara y Alba Martínez con las guipuzcoanas Maddi Unanue y Naroa Agirre. Disputada con pelotas más blandas que las habituales en torneos masculinos, se sucedieron peloteos de gran intensidad y jugadas en los cuadros alegres, con profusión de dejadas y voleas. Como espectadora, la mejicana Daniela Vargas, llegada la víspera desde el otro lado del Atlántico y ya dispuesta a medirse con las pelotaris vascas. En realidad, no resistió la tentación y pegó algunos pelotazos de prueba… a la manera vasca.
A la manera vasca, con la mano abierta
¿A la manera vasca? Sí, con la mano abierta. Y es que en México se golpea la pelota con el puño cerrado, y además se trata de pelotas de tenis, según nos contó Daniela. Pero lejos de amilanarse, la pelotari mexicana se mostró convencida de que enseguida le cogerá el truco a nuestra forma de jugar: «Allí se juega mucho más rápido. Yo esperaba que la pelota me llegara a mí, pero no, se queda por el bote. En un par de días me acostumbraré a la goxoa (sic) y espero dar mucha guerra» señalaba Vargas, que en México cuenta con varias compañeras que practican este deporte.
Daniela es arquitecta, pero ha aparcado su profesión para dedicarse de lleno a la pelota, lo que le ha costado la incomprensión de sus padres. Su pareja, que la acompaña en su periplo vasco, es David Álvarez, subcampeón del mundo sub-23 en la modalidad de trinquete, y ambos se han pagado de su bolsillo el billete de avión.
Aunque hay mayoría de competidoras guipuzcoanas, vizcainas y navarras, no falta en Emakume Master Cup la representación alavesa ni la de Ipar Euskal Herria. También los frontones en que se disputa se reparten por todo el territorio, desde Zumarraga hasta Larrabetzu, pasando por Hendaia, Basauri, Zestoa, Zornotza… Algunos nombres empiezan a sonar ya como favoritas de esta edición pionera, entre ellos los de Maite Ruiz de Larramendi (de Eulate), Paula Iturbide (Iruñea), Maider Mendizabal (Anoeta), Patri Espinar (Usansolo), Leire Etxaniz (Etxebarria) o Alba Martínez (Baños de Río Tobia).
La azpeitiarra Oihana Unanue es una de las pelotaris que ya de niña jugaba a la pelota pero lo dejó pronto, para jugar a fútbol. «Eramos tres o cuatro chicas las que jugábamos a pelota, no más, y jugábamos con los chicos, pero cuando estos crecieron y empezaron a darle fuerte ya no había color, y te desanimabas. Podías ser hábil, pero no dabas ese golpe, claro» afirma. Oihana pasó luego a la pala, pero siempre le ha quedado el gusanillo de la mano, y cuando supo de Emakume Master Cup no se lo pensó dos veces. Entrenar y competir, aunque resulte complicado siendo madre de familia, le resulta muy gratificante, además de ayudarle a desconectar de sus rutinas familiares.
«El mono de la pelota siempre lo he tenido dentro»
Hablando de desconectar, la que sí debe de tener verdadera necesidad es la pareja de Oihana en la cancha, la también azpeitiarra Nagore Aramendi, madre de… cinco hijos. Tuvo noticia del torneo femenino el año pasado y desde el principio pensó en tentar a Oihana, su compañera de cancha en la infancia, para que se apuntaran, propósito que logró sin dificultad. Más complicado fue empezar a competir –debutó en enero en Zestoa– sin apenas entrenar, pero quien tuvo retuvo y consiguieron pasar a la siguiente fase. También en Zumarraga se alzaron con la victoria y ya han alcanzado las semifinales. «Por fin vestidas de blanco en el frontón, no me lo podía creer. De niña parecía imposible que llegara este día. El mono de la pelota siempre lo he tenido dentro, porque me gusta muchísimo, y cuando uno de mis hijos a empezado a lugar me he decidido a entrenar de nuevo, con él, los domingos por la tarde y eso».
Claro, para jugar en parejas lo ideal es entrenar juntas, pero Oihana vive ahora en Ordizia y tiene un hijo de seis meses, por lo que les resulta difícil quedar para jugar. De ahí que Nagore entrene sola en el frontón de Azpeitia en los pocos ratos libres que le deja su condición de madre de familia numerosa. «Cuando me ven pelotear –comenta entre risas– algunos se echan las manos a la cabeza. Saben que tengo cinco hijos y no les cuadra. ¿Se ha vuelto loca esta mujer o qué? se preguntan», pero lo que está claro es cuando hay afición todas las dificultades se superan; Nagore es el vivo ejemplo. Y a juzgar por los pelotazos que le vimos soltar en Zumarraga a la afición se suma una forma física envidiable y una técnica depurada.
Falta poco para que Emakume Master Cup Laboral Kutxa culmine su edición de 2017, con la final de Zornotza ya a la vista. Sin duda disfrutaremos de un espectáculo deportivo de alto nivel, pero lo verdaderamente importante no será el nombre de las campeonas, sino que a partir de ahora y gracias a esas mujeres que no sudan la camiseta por dinero o reconocimiento social, sino por amor a un deporte, la pelota será verdaderamente… vasca.