El próximo 11 de noviembre se conmemorarán los dos siglos de la ejecución de Xavier Mina en Guanajuato por combatir en favor de la independencia de México.
Con motivo de ese aniversario, se están organizando diversos actos que buscan recordar la figura de este guerrillero y militar nacido en 1789 en Otano y que dedicó su corta pero intensa vida a combatir a Napoleón y a Fernando VII.
Tras un primera charla en Orkoien, la Ciudadela ha sido escenario de una mesa redonda en la que los historiadores Tomás Urzainqui, Kepa Larrea y Txema Uriarte han profundizado en uno de los episodios destacados de la vida de Mina: el pronunciamiento de Iruñea del 26 septiembre de 1814.
Ese día, Mina consiguió levantar en armas a una parte de los oficiales de la guarnición acantonada en la capital navarra. Mientras, su tío, Espoz y Mina, debía desplazarse con sus tropas desde Muruzabal hasta la ciudad para reducir a los soldados fieles al virrey y así completar la operación.
Sin embargo, Espoz no logró el respaldo de sus hombres y no se presentó en Iruñea, de donde tuvieron que escapar Mina, Asura y otros oficiales sublevados. Los que se quedaron fueron fusilados.
¿Por qué se sublevó Mina contra el soberano español después de haber sido uno de los principales líderes guerrilleros que había combatido a las tropas de Napoleón? La respuesta la ha ofrecido Larrea, quien ha señalado que «Mina veía la monarquía como un problema para las libertades, estaba contra el sistema». Además se daba la circunstancia de que Fernando VII ni siquiera «tenía derecho a optar a la misma monarquía tras la derrota de Napoleón, ya que había abdicado».
Por lo tanto, «el Gobierno real eran las Cortes de Cádiz, pero un golpe militar va a hacer que Fernando VII se haga con la Corona. La Constitución de 1812 es abolida y persigue a los liberales». Así que, con su sublevación en la Ciudadela de Iruñea, Mina «intenta liberarla del absolutismo de Fernando de Borbón».
En este sentido, Urzainqui ha recordado que «Fernando VII había derogado los derechos de las leyes constitucionales y había motivos para frenar tal agresión de los derechos de la sociedad».
Mina era un ilustrado que se había formado en la escuela pública que existía ya entonces en Nafarroa y que se había empapado de los ideales de la Revolución francesa, los mismos que quiere defender con su sublevación contra la monarquía española.
Ese sentimiento es compartido por los militares liberales de la época, «que se atribuyen la legitimidad que no tiene Fernando VII y por ese motivo llegarán los pronunciamientos, con los que retoman la voz del pueblo que está reprimido por Fernando», ha añadido Uriarte.
Las sublevaciones que seguirán a la de Mina en Iruñea no prosperarán porque «los pueblos esperaban cobrar la enorme deuda que habían contraído con ellos los distintos ejércitos durante la Guerra de Independencia y que Fernando VII se había comprometido a pagar». Esa perspectiva de cobro se irá diluyendo con el tiempo y, por ese motivo, «van a apoyar el pronunciamiento de Riego de 1820, que es el que va a prosperar».
Tras fracasar en su intento de liberar Iruñea en 1814, Mina terminó recalando en Inglaterra, de donde partió hacia México para combatir por su independencia frente a su eterno enemigo: Fernando VII.
Allí terminaría siendo fusilado el 11 de noviembre de 1817 y doscientos años después, en esa misma fecha se inaugurará en Otano un monolito que recordará su figura, como también está previsto hacer en Orkoien.
Previamente, entre el 16 y el 20 de octubre, las Escuelas de San Francisco de Iruñea serán escenario de unas jornadas sobre Xavier Mina. Además está prevista la celebración de paseos por lugares por los que actuó como guerrillero, como la zona de Noain.
Todo ello con el objetivo, como ha señalado Urzainqui, de «recordar y rehabilitar a un personaje al que debemos mucho los navarros».