Una Meridiana desbordada marca el camino hacia el 27 de setiembre
El independentismo metió ayer la directa rumbo a las elecciones plebiscitarias del 27 de setiembre. Lo hizo volviendo a desbordar las calles en una nueva Diada, esta vez con la Avenida Meridiana de Barcelona como epicentro. Los convocantes garantizaron a los políticos que tendrán su apoyo para llegar a la meta si siguen avanzando.
Rodado. Está por ver si sirve para conseguir el Estado propio, pero el independentismo catalán volvió a demostrar ayer no tener rival en cuanto a movilización popular se refiere. Tal y como glosarán todas las crónicas soberanistas de hoy, ni la amenaza de lluvia pudo con la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, que llenaron hasta la bandera los 5,2 kilómetros de la Avenida Meridiana de Barcelona. Un nuevo impulso para el independentismo, que ayer metió la quinta marcha rumbo a las elecciones del 27 de setiembre. Los frenos no sirven ya para nada.
Para las cuatro de la tarde la línea 1 de metro estaba saturada. Mucho antes, más de 2.000 autobuses colapsaban las calles del Eixample barcelonés y para las 17.00 enviar un whatsapp era casi misión imposible. A nadie le importó. Centenares de miles de personas, la mayoría de blanco, tal y como reclamaban los organizadores, llenaron la Meridiana desde primera hora de la tarde, alzando sus punteros de cartón al paso del puntero gigante que recorrió toda la avenida. Arrancó a las 17.14 en Nou Barris y acabó tres cuartos de hora más tarde a las puertas del parque de la Ciutadella, donde se incrustó en un escenario adornado en esta ocasión con 9.000 papeletas electorales del 9N. El mensaje era claro: la consulta desobediente de hace un año no fue en vano.
Encima del escenario, precedidos por la periodista Montse Lluçá, tomaron la palabra los presidentes de la ANC y Òmnium, Jordi Sánchez y Quim Torra, así como la número dos de la Assemblea, Liz Castro. Todos confiando en que la de ayer sea la última ocasión en que tengan que intervenir en una Diada así.
«Sabéis que nunca damos cifras, pero algunos medios están diciendo ya que somos dos millones de personas», arrancó exultante Sánchez. Posteriormente, la Guardia Urbana de Barcelona rebajó la cifra a los 1,4 millones, frente a los 1,8 millones que dijo que fueron el año pasado. Un descenso comprensible (la cita con las urnas del 27S está asegurada) y que en ningún caso empaña el éxito de una convocatoria que consiguió con creces su objetivo: desbordar la Avenida Meridiana. Con la convicción de que «ganando hoy (por ayer) la calle, el 27 de setiembre ganaremos las urnas», en palabras del mismo Sánchez, que añadió que están decididos a irse del Estado español: «Nos iremos tan rápido como podamos, en cuanto lo digan las urnas».
Un solo pueblo
En un discurso de más contenido social que el de otros años, Sánchez se acordó de los argumentos identitarios que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, utilizó el miércoles por la noche para pedir el voto de aquellos que «no se avergüenzan de tener abuelos andaluces o padres extremeños». «Que quede claro, este país lo construiremos toda la gente que vivimos aquí y toda la gente que llegará en los próximos años, nunca hemos preguntado a nadie de dónde viene. Somos un solo pueblo», lanzó Sánchez. Estuvo precedido brevemente por Gabriel Rufián, uno de los miembros de Súmate, la plataforma de castellanohablantes a favor de la independencia.
«Catalunya es un país de acogida y seguirá siéndolo, todavía más, en el futuro», añadió Sánchez. Y remató su discurso, con el público ya entregado, reclamando «lealtad» a la clase política: «Que obedezcan el mandato de las urnas, que no nos fallen». «El trayecto que nos queda no es fácil, pero como sociedad nos comprometemos a estar con las instituciones si no se echan atrás. El cambio no debe dar miedo, la democracia no puede dar miedo», añadió el presidente de la Assemblea, en su primera Diada en el cargo. Concluyó con una pregunta de obvia respuesta por parte del público presente: «No se trata de saber si podemos ganar la libertad o no, sino de si queremos ganarla. ¿La queremos?».
Antes de Sánchez, Torra ya había extendido el ruego a los que en dos semanas se convertirán en diputados del «último Parlament autonómico»: «Sed nuestros ojos, nuestra voz; tomad nuestra lucha, nuestra sonrisa; si llegan momentos difíciles estaremos con vosotros». El elemento más novedoso encima del escenario lo aportó sin embargo Liz Castro, que pronunció su discurso en inglés, en un evidente esfuerzo por hacer llegar su mensaje a los numerosos medios de comunicación internacionales ayer presentes.
El independentismo sabe que, en caso de conseguir la victoria en las urnas el 27S, buena parte de la batalla posterior se librará en la arena internacional. Es por ello que el cabeza de lista de Junts pel Sí, Raül Romeva, el candidato a president de la misma candidatura, Artur Mas, y el número cinco, Oriol Junqueras, aprovecharon la jornada de ayer para ofrecer una rueda de prensa a los medios internacionales (entre los cuales, por cierto, no entran los vascos). Los líderes de la candidatura conjunta acordada por CDC y ERC con el visto bueno de las entidades soberanistas hicieron gala de sus conocimientos lingüísticos respondiendo preguntas en inglés, francés, italiano y castellano. Pequeño tanto a favor del independentismo, aunque sea solamente estético.
Nutrida fila cero
Por la tarde, Romeva y Junqueras fueron dos de los cientos de miles de catalanes que se reunieron en la Meridiana. Lo hicieron en la nutrida fila cero en la que se dio cita la clase política junto a representantes de la sociedad civil. Desde tertulianas como Karmele Marchante o Pilar Rahola hasta vedettes del independentismo como el economista neoliberal Xavier Sala i Martin, todos compartieron asfalto con los protagonistas de las dos candidaturas independentistas del 27S: Junts pel Sí y la CUP. De hecho, el candidato de la Esquerra Independentista, Antonio Baños, tuvo doble ración, ya que una vez acabada la movilización de la Meridiana acudió a la manifestación de la Esquerra Independentista, que mantiene la convocatoria de cada año.
Quien finalmente no acudió a la cita fue el president, Artur Mas, que volvió a esgrimir el carácter institucional de su cargo para explicar su ausencia. Como en años anteriores, Mas recibió al atardecer a los responsables de la ANC y de Òmnium Cultural, tras lo cual emitió una breve declaración institucional en la que instó al Estado a «tomar nota» y a corregir su «miopía política» para permitir que Catalunya decida su futuro. Mas subrayó la importancia de la cita del 27S al señalar que «en la calle se influye, pero en las urnas se decide» y se mostró dispuesto a seguir adelante: «Cuatro años consecutivos de movilizaciones no tienen precedentes, ni aquí ni en ningún lugar. Ni en Europa ni en el mundo hay una movilización tan persistente»
El mismo argumento institucional empleó la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para no asistir a la Vía Lliure, aunque por la mañana pidió al Estado que permita celebrar un referéndum sobre la independencia. Cabe destacar, además, la presencia de dos de sus concejales más cercanos, Gerardo Pisarello y Jaume Asens, en la Meridiana.
En el capítulo de las ausencias, también faltó el candidato de Catalunya Sí que Es Pot, Lluís Rabell, que siguió a lo suyo al reconocer el éxito de la Diada, pero al lamentar que Artur Mas «se adueñase» de ella.