La flamante web del candidato de UPN intenta venderlo como un tipo cercano: «Nunca he dejado de jugar al fútbol, aunque ahora ya con otro ritmo...Tenemos un equipo de fútbol 7, Micarcasa, y jugamos un campeonato, así que, si el trabajo me lo permite, todas las semanas toca partido. Combino el fútbol con el pádel y, cuando hace buen tiempo, con el footing», explica en su biografía. La imagen que ilustra el texto en primera persona muestra al candidato sobre un pupitre, libro en mano, dentro de una clase del Colegio Amigó. Al fondo -¡cómo no!- una imagen del santo Luis Amigó y el sempiterno crucifijo.

Es cierto que Esparza fue un portero bastante bueno, aunque tocó techo en Promesas. Antes se bregó en el equipo de Agoitz, donde llegó a tener el brazalete del capitán, que curiosamente siempre ha llevado una ikurriña. Según recuerdan otros jugadores, el hoy candidato de UPN demostró con ese brazalete tener algo de ingenio. Cuando le tocaba a él llevarlo en el brazo, le daba la vuelta para que no se vieran el rojo, el verde y el blanco.

Al final, Esparza ha recabado en campeonatillos de fútbol 7, donde guarda la portería del Micarcasa. Lo curioso es que le ayuda (o más bien le ayudaba) a mantenerla a cero Txuma Peralta, el que la investigación abierta por la desaparición de dinero y los presuntos amaños de partidos apunta con fuerza.

De hecho, las conexiones del equipo de Esparza con la cúpula de Osasuna no acaban ahí. En la liga en la que juegan, el Micarcasa es el nombre más soso, sobre todo cuando juegan también el Estrella Coja o el Kelly Kapowsky (que toma del nombre de ficción de la protagonista morena de «Salvados por la Campana»). Se llama así por un patrocinio, detrás del cual se encuentra la empresa «Ñ Diseño y Arte Digital», que resulta ser propiedad de José Luis Roldán Villar, secretario de Osasuna en el mandato de Miguel Archanco.

Sabido todo esto, que UPN gaste dinero en una campaña de «Esparza Deportista» solamente puede ser calificado de gol en propia puerta.