Canal de Navarra: basta de mentiras
Recientemente ha aparecido una ofensiva mediática, partidista, fáctica y mentirosa, con el fin de presionar al nuevo Gobierno de Navarra para que avance en la consecución y ejecución de las obras de la llamada 2ª fase de la construcción del Canal de Navarra.
La construcción del llamado «binomio indisoluble» Embalse de Itoiz - Canal de Navarra por los años 90 del siglo pasado, se impuso sobre las poblaciones más directamente afectadas con las obras del pantano y su consiguiente inundación, de forma ilegal e injusta, refleja a la perfección la historia de Navarra de los últimas décadas en cuanto a la construcción de obras públicas se refiere: sin información ni participación públicas, manipulando las leyes y/o saltándoselas directamente, sin planificación democrática ni estudios de viabilidad económica, medioambiental y social a corto, medio y largo plazo, despilfarrando dinero público para beneficio privado, con tramas de posibles mordidas y/o puertas giratorias de políticos/as afectos al régimen a empresas beneficiadas por concesiones o adjudicaciones etc., Son el claro ejemplo de qué no tiene que hacer el llamado Gobierno del Cambio en Navarra si no quiere ser un mero recambio de personas y partidos al frente de las instituciones forales.
Cuando se utiliza la demagogia y las mentiras para justificar la construcción del Canal de Navarra, lo mismo da para la llamada 1ª fase, su ampliación o la 2ª fase, todas ellas con el fin último de beneficiar los intereses particulares de las élites económicas de la obra pública, la banca, la agroindustria y la corrupción política estamos ante un caso de perversión de la democracia que hay que combatir con la razón y la información.
El seguir criminalizando el movimiento social que nos opusimos, oponemos y seguiremos oponiéndonos a la construcción de probablemente la mayor barbaridad cometida en nuestro territorio contra el medio ambiente pero también contra las personas, que fue la construcción del Pantano de Itoiz y su posterior «vestir el santo», como lo definieron algunos, desarrollando las obras del Canal de Navarra, demuestra el bajo perfil intelectual y gran miseria humana de los que lo hacen.
El decir que La Ribera sufrirá una catástrofe sin el agua de Itoiz - Canal de Navarra, es de una falta de decencia que lo único que alimenta es la confrontación basada en un victimismo falso y mal intencionado por quienes lo anuncian.
El Irati es un afluente del Aragón que a su vez como dice el refrán machista, junto con el Arga hacen al Ebro…., varón. Esta consideración de Perogrullo la cito para demostrar que el principal río caudaloso de la península Ibérica es el río que baña las riberas del Sur de Navarra, gracias principalmente a los afluentes que de forma natural desde antes de la propia existencia de Navarra, ya donaban el líquido elemento al río más importante que desemboca en el Mediterráneo en la Península que recibe el nombre de dicho río.
Si de verdad queremos tener en La Ribera agua de calidad ¿por qué no se va al origen de la mala calidad del agua del Ebro y se toman medidas eficientes y eficaces? ¿Por qué se mantienen políticas con respecto al agua basadas en supuestos beneficios económicos, agrícolas y sociales no demostrados pero que sí perjudican y mucho a los cauces naturales de afluentes, ríos y desembocaduras de los mismo, léase Delta del Ebro?
¿Por qué se apuesta por un modelo agrícola basado en la agroindustria, la privatización del agua y el despilfarro energético? Cuando la apuesta de presente y futuro debe ser la soberanía alimentaria con personas dedicadas a un sector estratégico y fundamental como es el sector primario, donde la agricultura y las personas que trabajan la tierra son un bien precioso.
Desde la Fundación Sustrai Erakuntza vamos a seguir sumando nuestro esfuerzo y trabajo a la oposición para la construcción del Canal de Navarra, nos sobran razones y tenemos alternativas. En cualquier foro, lugar y ante cualquier interlocutor, defenderemos la razón de nuestra alternativa frente a las mentiras de los de siempre que imponen un Canal que no va a repartir la riqueza de la tierra sino al contrario, la va a concentrar en menos manos empezando por el comunal, y no «vertebra» el territorio sino que lo desintegra.