Zuriñe Rodríguez y Montse Parra*

De blusas, feministas, juicios y criminalización

El pasado lunes compareció en Gasteiz la Comisión de Blusas y Neskas para denunciar su «hartazgo ante las faltas de respeto y desacreditaciones sufridas desde las pasadas fiestas» a la vez que denunciaban «la tergiversación, vejaciones y faltas a la verdad que se han publicado en diferentes medios de comunicación.»

Paralelamente, paradójicamente, informaban del juicio previsto para el próximo 4 de febrero contra dos mujeres del movimiento feminista. Mujeres denunciadas por coacción por el representante de la misma comisión; quien por cierto, manifestó «querer la suspensión del juicio a pesar de que nos vemos abocados a él» pero que en ningún caso propuso la retira de la denuncia.

Estas dos feministas junto a otras se introdujeron en el paseíllo el pasado 8 de agosto en señal de protesta para denunciar las agresiones que sistemáticamente sufrimos las mujeres en los espacios festivos y reivindicando unas fiestas paritarias. También para Gasteiz. Fue una acción simbólica, política y de denuncia. No fue un ataque, ni una agresión a las Cuadrillas; sino un acto de protesta más. Pero ahora hay un juicio y un constante goteo de declaraciones que van y vienen sin abordar de lleno el debate, el conflicto y la fractura social abierta en la ciudad.

Venimos sufriendo en los últimos meses una criminalización constante al movimiento feminista que no estamos dispuestas a tolerar. Lo hemos visto en Durango hace unos meses, en la denuncia a las feministas que sacaron en procesión al «coño insumiso» en Sevilla, o en insultos como feminazis o histéricas, así como en las descalificaciones dirigidas a las mujeres que hacen política: feas, malfolladas… en las redes sociales cada vez que una feminista manifiesta sus posiciones políticas. Ahora está también sucediendo en Gasteiz con la denuncia a estas mujeres; pero ha pasado antes con declaraciones machistas como las hechas públicas por el Presidente de la Comisión de Blusas y Neskas, Luis Izaga, en un medio de comunicación por cierto, en las que afirmaba «haber puesto pegatinas y tocado tetas toda mi vida sin por ello recibir tortas» (Gasteiz Hoy, 22.07.2014).

Esta criminalización no es baladí ni gratuita. Se criminaliza a quien ocupa el espacio para el que no hemos sido socializadas. A quien rompe y transgrede el paradigma que nos ubica en posiciones de subordinación en las que no estamos dispuestas a estar. Se criminaliza a quien analiza los desajustes de un sistema injusto y pone sobre la mesa las desigualdades que se crean en él. La criminalización es un mecanismo más del heteropatriarcado y es una forma más de agresión contra las mujeres. Y la criminalización la ejerce quien se niega a asumir su responsabilidad en el sistema; o mejor dicho, su posición de privilegio en el mismo. Para existir posiciones de subordinación, tiene que haber sine qua non posturas de dominio.

Las feministas somos un agente más implicado en las fiestas y tenemos la autoridad suficiente para posicionarnos en el debate festivo. Eso sí, no somos el foco del problema ni las causantes del conflicto. ¡Las tetatinas no las pegamos nosotras! No vamos a permitir que se nos criminalice y que se centre el debate en esto. Lo acontecido es mucho más complejo que una «bronca entre blusas y feministas» y no vamos a permitir ni contribuir a que sea entendido de forma tan simplista. ¿Dónde quedan las neskas, las instituciones, los agentes sociales…?

Este juicio no tiene ningún sentido, no nos lleva a ningún lado y no debiera celebrarse. Estamos ante un conflicto social que interpela a toda la sociedad en su conjunto, que se encuentra enraizado en las tradiciones de la misma, tradiciones patriarcales y misóginas por supuesto, y que no está siendo entendido como tal. Pareciese que no existe conflicto alguno previamente a lo acontecido este verano. Y eso es, exclusivamente, lo que se pretende juzgar el 4 de febrero: lo sucedido en verano. A través de la denuncia a estas dos mujeres se pretende juzgar paralelamente al cuerpo colectivo y político de las mismas; al trabajo y recorrido de todo el movimiento feminista en su conjunto. Y eso nos parece grave; muy grave.

No son nuevas las tetatinas, ni las agresiones durante el paseíllo, ni los insultos ni la imposibilidad de caminar segura por ciertas calles durante las horas que se está transcurriendo el paseíllo (dos veces al día durante 5 días seguidos). De eso, precisamente, es de lo que tenemos que hablar, discutir y analizar. De la violencia que cotidianamente se ejerce contra nosotras de diferentes maneras y con distintas intensidades. También de esas violencias que quien las ejerce ni siquiera las considera violencia y las confunde con la «mala educación, la grosería, el gamberrismo», como lo calificó Luis Izaga…

¡Este juicio no se debe realizar, no vamos a dejar que se le criminalice al movimiento feminista y de las fiestas de Gasteiz tenemos que hablar

*Este artículo lo firman además: Eli Etxebarria, Arantza Vázquez, Maider Domínguez, Elena Ruíz, Txiki, Andere Arriolabengoa, Naike Bengoa,Gladys Giraldo, Bea Luz, Paca Robles, Marta Torres, MªJosé Saínz, Sara Bujanda.

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