Iñigo Jaca Arrizabalaga
Médico

La droga, problema de salud pública de primer orden

Me comentan algunos jóvenes su preocupación por el consumo generalizado de todo tipo de drogas por parte de las gentes de su edad. No hay concentración festiva en la que no exista un fácil acceso a todo tipo de drogas, pues estas se ofrecen con total impunidad.

Si bien no lo he observado directamente, sí me sorprende el que se hable tan poco de este fenómeno grave que a su vez suele estar en el origen del otro problema, del que si se habla profusamente, el de las agresiones sexuales.

Recuerdo cuando trabajaba como médico en Arrasate, a principios de los ochenta, cómo nuestra juventud sufrió el azote de la heroína y las vidas que se llevó. Algunos ciudadanos reaccionamos creando un grupo para analizar y combatir su consumo, en el que participamos padres, profesores, psicólogos, trabajadores sociales y médicos. Había un ciudadano que era conocido como “el verrugas” a quien se le hizo un seguimiento y se observó que viajaba todas las semanas a la Plaza de La Salve de Bilbao y cuando regresaba, a unos cuantos se les veía muy afectados por la heroina.

Fuimos a decírselo a J A Ardanza, el entonces alcalde del pueblo, y nos respondió que ya tenía noticia pero que nada se podía hacer hasta que se produjera el despliegue de la ertzaintza. El  ciudadano denominado “el verrugas” desapareció del pueblo tras ser pública y verbalmente  increpado por otro ciudadano. Posteriormente llegó el tan esperado despliegue de la ertzaintza pero está claro que aquel alcalde no acertó.

También ejerciendo como médico, en los últimos años, me ha tocado atender a varios jóvenes  franceses que sufrían de intoxicación por drogas. Jóvenes que acudían a  Dantxarinea donde al parecer conseguían esas sustancias y donde la impunidad por su consumo era mayor que en territorio jurisdiccional francés. No hay que olvidar que las leyes francesas penalizan incluso el consumo del cannabis. Muchos alcaldes de Iparralde protestaron por lo que sucedía con sus jóvenes en Dantxarinea. Nunca he sabido qué hacían los guardias civiles, policías nacionales y la policía foral en esta localidad ante aquel problema. Es probable que las leyes de este estado no les permitían actuar o que no estuviera entre las prioridades de sus políticos responsables.

Recuerdo mis años en Bruselas, en los que los dueños de los bares eran muy conscientes de la multa o cierre del establecimiento que podían sufrir por parte de las autoridades, si en su local permitían el consumo de drogas. Iban rápido a invitarle a salir de su bar a quien estuviera haciendo uso de ellas, pues decían que les estaba comprometiendo.

Por lo que me comentan se consumen anfetaminas, LSD, ketamina, heroína y cocaína, además de una multiplicidad de drogas sintéticas. Dicen que hay chavales que viajan hasta Asturias o Cantabria para comprar ketamina, sustancia que ha causado más de un fallecimiento. La heroína la fuman pero también vuelven a inyectársela como en el pasado. Es todo un desmadre que unido al consumo de alcohol da un espectáculo dantesco en todas las fiestas de EH.

España es el líder europeo en consumo de cocaína y Euskadi está en primer lugar del estado español en consumo de anfetaminas y también de LSD. Me decía un joven que fue al WC de un bar en fiestas de Azpeitia y que allí coincidió con otras ocho personas. El único que utilizaba el urinario era él, el resto estaba esnifando y colocándose.

Nunca he entendido la impunidad con la que se desarrolla todo este mercadeo tan nocivo para nuestros jóvenes. No entiendo como las policías no actúan a pesar de lo que a los ciudadanos nos cuestan todos ellos. Cualquier otra actividad fuera de la ley seria investigada y reprimida pero no entiendo la pasividad de las policías con este asunto tan grave.

 Tampoco entiendo que ante un problema tan grave de salud no existan más campañas de prevención y una legislación más severa contra la tenencia de estas drogas. Pienso que la negligencia de los políticos con responsabilidades de gobierno, ante este problema de salud pública, debiera ser castigada por la ciudadanía evitando votarles en las  elecciones. Tampoco se escuchan muchas voces en contra desde la oposición.

Hoy tenemos la gran suerte de que ante la violencia de género o las agresiones sexuales existe una sensibilidad mediática e institucional a flor de piel. Sensibilidad que se ha visto acompañada de medidas legislativas y servicios de ayuda públicos especializados. Como decía al principio, muchas de las agresiones sexuales se producen bajo el efecto de las drogas. Ya me gustaría que con la misma energía, publicidad, diligencia e imputabilidad se trataran los actos relacionados con el tráfico, el trapicheo y la tenencia de drogas.

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