Josetxo Arrieta Arrieta
Senador de Podemos por Gipuzkoa

La elegancia de la burguesía vasca

Hay quien nace con clase y quién no. A mí la mejor y más cara de las camisas nunca me sentará tan bien como a algunos destacados miembros del PNV. Lo reconozco, me sublima la elegancia de tipos como Jokin Bildarratz, portavoz de los jeltzales en el Senado. Puedo dar fe de que lo he visto, en un mismo día, vistiendo dos trajes diferentes.

Y ambos le quedaban como un guante. Estuve tentado incluso de preguntarle si se los había hecho a medida algún prestigioso sastre, pero rápidamente comprendí que yo carezco de esa elegancia natural, innata me atrevería a decir, que caracteriza y define a la burguesía vasca.

Hace tan solo dos días Jokin dio una prueba más de esa elegancia de la que yo carezco. Sin mencionar si quiera el nombre del portavoz de mi grupo político en el Senado, fue capaz de insinuar que el suyo es un comportamiento poco ejemplar y equiparable a esos grandes casos de corrupción del Partido Popular que a día de hoy soliviantan a todos y cada uno de los ciudadanos del Estado Español. Sin mencionar siquiera su nombre. Eso es clase y lo demás son tonterías.

En la Cámara Alta el PNV es tan elegante que consiguió, por arte de birlibirloque, formar parte de la exclusiva Mesa del Senado, en la que sólo están representados PP, PSOE y ellos mismos. Lo consiguieron sin ser la tercera fuerza política de la cámara. Sin ser la tercera, ni la cuarta y ni siquiera la quinta. Eso es clase y lo demás son tonterías. Hay a quién las cosas le son dadas así, porque les corresponde, por esa suerte de gracia natural con la que se nace.

A mí Jokin Bildarratz me recuerda mucho a Josu Jon Imaz. Impolutos, elegantes y con una sonrisa capaz de cautivar al más rancio de los españolazos. Tal es así que Imaz es a día de hoy Consejero Delegado de REPSOL. Y, ¡Ojo!, que quede claro que no insinúo nada, porque aquí no hay puertas giratorias ni nada que se le parezca. Imaz era, es y será siempre tan elegante que nadie puede discutir ni cuestionar que ese sea su lugar, en lo más alto de la escala social. Casi que por derecho de nacimiento.

Elegantemente, como Bildarratz o Imaz, el PNV dará su voto positivo para aprobar unos Presupuestos Generales del Estado que refuerzan a Mariano Rajoy en su cargo. Pero, solo y
exclusivamente, porque los jeltzales conseguirán una partida presupuestaria para un Tren de Alta Velocidad que la mayor parte de la sociedad vasca no quiere. Dar vida y aire al gobierno más corrupto de Europa, sin embargo, no resta a nadie elegancia, como sí lo hace poner en circulación un autobús con los rostros de los corruptos más insignes de todo el Estado Español. Cuando las cosas se hacen con clase, hay que quitarse el sombrero, como rendir Bilbao sin pegar un solo tiro.


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