La identidad de Araba
El PP de Araba hace tiempo que anda en campaña electoral y no se cortan un pelo a la hora de arremeter contra inmigrantes y alaveses que se sienten vascos. Están nerviosos los peperos. ¿Qué es lo que tanto les inquieta hasta el punto de no parecer preocuparles el mostrar su verdadera cara xenófoba y excluyente?
El PP de Araba, desde las elecciones al Parlamento Europeo, con el ascenso espectacular de Bildu, está más que alarmado ante la perspectiva de perder la Alcaldía de Gasteiz y la Diputación de Araba. Y, a pesar de lo que dicen las encuestas (que el PNV sería la fuerza más votada en Araba), lo que de verdad les aterra es el probable triunfo de EH Bildu y no la publicitada victoria del PNV, tal y como lo manifestó el diputado De Andrés. Pensemos que el PNV ya estuvo al frente de la Alcaldía de Gasteiz y de la Diputación de Araba y el PP alavés no mostró tales signos de nerviosismo.
Si analizamos esta campaña virulenta, veremos que dos son los ejes de la misma: los inmigrantes y los alaveses que se sienten vascos. Aunque podrían parecer dos tácticas diferentes, en el fondo, tanto Maroto el alcalde como de Andrés el diputado general no son más que las dos caras de una misma estrategia: el primero demoniza a los inmigrantes que, según él de modo fraudulento, cobran la RGI. El diputado general centra sus ataques en el PNV (en los nacionalistas vascos), al que acusa de querer borrar la identidad de Araba.
Con estos ataques, ambos tratan de apelar a una pretendida identidad alavesa que, según ellos, estaría en peligro. Y lo hacen desde una doble perspectiva, social y nacional: Maroto, agitando el fantasma del supuesto fraude en la RGI (y lo dicen políticos del PP, uno de los dos partidos más corruptos del Estado), intenta, demagógicamente, atraerse a aquellos alaveses que estarían discriminados frente a los extranjeros (los que cobran pensiones inferiores a la RGI y los que «por tener una huerta» no pueden acceder a ella). Pretende obviar que es su partido, el PP en el Gobierno, el responsable de tales pensiones y de la tasa de paro más elevada de la CEE. De Andrés, más claramente, habla de que el PNV (léase los alaveses que se sienten vascos) pretende suprimir la salvaguarda de la identidad de Araba, al considerarla igual que Bizkaia o Gipuzkoa; en un intento desesperado de tratar de confundir a algún alavés despistado.
Y es que lo que subyace a todo este fuego de artificio es la cuestión de la identidad. Ellos son conscientes de que algo sustancial ha cambiado en la sociedad alavesa y que esa es la clave del más que probable vuelco electoral en la provincia y en la capital. De ahí que traten de presentarse como los campeones de una pretendida identidad alavesa, en peligro de ser suplantada por una identidad vasca; mera copia de la de Bizkaia y de la de Gipuzkoa.
Además, como ni Maroto ni De Andrés nos dicen cuáles son la señas de esa identidad alavesa en peligro (en este momento, no se atreven a declarar abiertamente que identidad alavesa e identidad española es la misma cosa), veamos, históricamente, la cuestión de la identidad en Araba.
Desde la conquista de Araba y Gasteiz (1200), pertenecientes al reino de Nabarra, por el rey castellano Alfonso VIII, hasta al actualidad, en Araba han existido dos identidades: la española, dominante y la navarra-vasca, dominada. Ante ese hecho decisivo, surge la dicotomía original que nos diferencia: los que sostenemos una identidad alavesa-vasco-navarra afirmamos que se trató de una conquista y no de una voluntaria entrega, como proclaman los defensores de la identidad alavesa-española. De todos modos, a pesar de que Araba lleva más de 800 años conquistada, la identidad española no ha podido aniquilar la vasca-navarra.
Hitos importantes de ese imaginario alavés-vasco-navarro, que nos señalan la pervivencia de esa conciencia dominada, son las Guerras Carlistas, el aranismo y la lucha contra el levantamiento fascista, entre otros. Mención especial, por su incidencia en la conformación de la actual identidad de una parte cada vez más importante de la sociedad alavesa merece el trabajo llevado a cabo por el MLNV y la izquierda abertzale desde hace más de medio siglo, en ese despertar de la conciencia social y nacional vasca de Araba, tras la larga noche de piedra del franquismo.
Tampoco podemos dejar de recordar, una y mil veces, la herida del 3 de Marzo, que sigue abierta en la sociedad alavesa. Herida que supuso un antes y un después en el despertar de nuestra conciencia social. No olvidamos que el responsable de la masacre, Fraga (ministro de la gobernación entonces y presidente de honor del PP) nunca fue juzgado.
Así mismo, en este renacimiento de la conciencia nacional, tuvo un papel determinante el movimiento de las ikastolas de Diputación, hace ahora 35 años. Efeméride que celebraron, el pasado domingo los antiguos alumnos y alumnas de Toki Eder, en homenaje a los aitas y amas. Y es que esta ikastola actuó como un revulsivo en el panorama educativo de Araba, posibilitando la expansión del modelo D, hoy mayoritario en todo el territorio. No olvidemos que, entonces, el modelo A (hoy minoritario) era el claro dominante en el herrialde. No es casualidad que sea en los nuevos barrios de Gasteiz donde EH Bildu consiga la mayoría de sus votos.
En fin, es este auge de la conciencia nacional y social en Araba (que propugna un identidad incluyente y solidaria) lo que inquieta hasta tal punto al PP que, para hacerle frente, tiene que realizar una política xenófoba, excluyente e insolidaria. Como diría el amigo Unzueta, lo que, de verdad, les preocupa a los populares es la desconquista de Araba.