Pilar Morales | Valencia

Resolvamos los flecos de la dispersión. Es de justicia

Familiares y amigos que recorren cada semana y durante años miles de km., para poder tener unos minutos de contacto con sus seres queridos presos. Familias o entorno cuya vida se ve trastocada, desestructurada, carente de alegría. Cerca de 20 personas han fallecido por accidente en ese peregrinaje a las cárceles. Muchos de los presos no tienen delitos de sangre y sufren la dispersión. ¿Es justo, nos sentimos mejor por hacer oídos sordos y permitir que la familia de un preso cargue con las consecuencias de esos hechos?. Eso no significa olvidar a los familiares de las víctimas de atentados, ellos tampoco tienen culpa y también acarrean con las consecuencias de la pérdida permanente de un ser querido. ¿pero cómo conseguiremos acercar a ambas clases de familias, las de presos y las de víctimas de atentados, limar resentimientos?.

Así no a mi juicio, así solo conseguimos alimentar cuando menos, el desprecio en los propios hijos de los presos que crecen con sus madres en las cárceles hasta los tres años y que posteriormente tienen una visita mensual con sus padres recorriendo en un fin de semana más de 1000 km. para verlos unas horas. El cumplimiento de la pena impuesta en cárceles dispersas y lejos de la familia y amigos, el dificultarles la comunicación, son un daño añadido que no sólo afecta a la persona presa sino que deja secuelas de por vida a toda la familia y amigos y que genera sentimientos repulsivos muchas veces irreversibles en las generaciones siguientes.

¿Qué puede hacer el conjunto de la sociedad? La respuesta es: implicarnos todos. Hay que concienciar a todos… La mejor cura es ampliar el círculo, ir creando ese sentimiento de solidaridad en el resto de personas que habitamos en esos lugares dónde están ubicadas las cárceles en las que dispersan a los presos… porque una cosa es cumplir una pena y otra muy distinta, hacer que mientras la cumples, la vida le resulte muchas veces insoportable afectivamente tanto al preso como a la familia.

Mientras el movimiento contra la dispersión, no se generalice al resto de España, va a ser difícil que las cosas avancen. Se producen hechos aislados como el de Sara e Izar, la niña apuñalada por su padre en Valencia. El que hayan estado juntas en la habitación del hospital ha sido una labor conjunta de jueces, abogados, consellerías autonómicas valencianas y, en gran medida del propio personal directivo del hospital, trabajadoras sociales entre otros… ¿cúal ha sido el objetivo?… actuar humanitariamente, permitir que esa niña de dos años tuviera cerca de su madre y se recuperara cuanto antes del trauma sufrido.

Hay que acercarse a la totalidad de la sociedad y buscar su solidaridad, no limitarlo a la sociedad vasca. Buscar la implicación mediante la información, el acercamiento de familias de ambos lados haciendo hincapié en lo que pueda unirles, etc…, para que se actúe contra la dispersión por razones humanitarias, y fomentar el diálogo, el respeto al que piensa diferente pero sin buscar connotaciones políticas, ni hacer alegatos que puedan dividir la opinión y causar un retroceso, así la generación que nos sigue como Izar, como tantos otros niños y un largo etc. de familiares…. crecerán sin rencor pensando que hay buena gente en todas partes y en todos los ámbitos.

Un saludo afectuoso,

Bilatu