Acertar a gestionar este capital acumulado
La jornada que se desarrolló ayer en cinco capitales vascas en favor del derecho a decidir fue políticamente vibrante e ilusionante. En general, la sensación que dejó en quienes tomaron parte en alguno de los actos fue de emoción y satisfacción, aun sabiendo que el reto de pasar de reivindicar un derecho a ejercerlo es inmenso. En todo caso, con esta jornada y con el trabajo desarrollado para llegar a ella se ha vuelto a situar ese derecho en la agenda política, tras un largo periodo marcado por la liza electoral. El derecho a decidir entra en el debate público desde una perspectiva diferente, con un potencial político y social muy grande, que supera fronteras partidarias e incluso, poco a poco, identitarias. Hoy por hoy el derecho a decidir resulta irrebatible si no se habla desde el privilegio de tener garantizado el proyecto preferido y querer vetar otras opciones democráticas.
La masa de voluntarios que han aportado de un modo u otro durante estas jornadas es otro de los elementos que invita a pensar que en la política vasca se pueden hacer las cosas de otra manera. No haber logrado llenar el aforo a la tarde evidencia también que la sociedad está cambiando, que valora y se implica en grados muy diferentes y en otro tipo de propuestas. Es necesario reflexionar al respecto. Es probable que los que vivieron lo sucedido ayer desde fuera, bien sea porque no pudieron ir o hicieron otros planes, bien porque sencillamente están en contra del derecho a decidir, enfoquen lo sucedido ayer por este aspecto, por el no haber logrado llenar los estadios. Sin embargo, menospreciar lo logrado ayer y su potencial solo puede dar lugar a errores de análisis para el futuro.
El posicionamiento y el capital humano acumulado en Gure Esku Dago puede alterar a corto y medio plazo el terrible desequilibrio de poder que existe entre la maquinaria legal de los estados y la voluntad de gobernarse a sí mismos de los pueblos, así como la timorata postura de algunos mandatarios al respecto. Es importante acertar a gestionarlo. Está en manos de todos.