Profesionales de la sanidad advierten del aumento de cánceres que está provocando Garoña
Profesionales sanitarios de Araba han reclamado el cierre definitivo de la central de Garoña ya que distintos estudios han demostrado que en localidades del entorno a esta instalación nuclear se ha producido un aumento de distintos tipos de cánceres.
Trabajadores de Osakidetza se han concentrado ante el Hospital de Santiago de Gasteiz para anunciar su adhesión a la manifestación convocada por la iniciativa Araba sin Garoña el próximo sábado, que será secundada por numerosos agentes políticos, sociales y sindicales.
Los profesionales sanitarios han difundido un informe en el que recuerdan que estudios de 1999 y 2001 de la Unidad del Cáncer del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III detectaron la existencia de una tasa más alta de cáncer de estómago en personas de ambos sexos en el entorno de la central nuclear de Garoña, situada medio centenar de kilómetros de Gasteiz.
Asimismo, se constató que había un incremento de la mortalidad por cáncer de pulmón en municipios situados a 30 kilómetros alrededor de las centrales de Garoña, Zorita y Vandellós I, estas dos últimas ya cerradas.
Según estos estudios, Garoña es la central nuclear en cuyo entorno se ha detectado una tasa más alta de mortalidad por leucemia en la población de 0 a 24 años.
Además, ponen de relieve que un informe del propio Consejo de Seguridad Nuclear admitía que las dosis por radiación acumuladas en los municipios cercanos a las instalaciones de Garoña, Vandellós I y José Cabrera se sitúan «en la parte más alta del rango».
Los sanitarios destacan que tras 42 años de actividad, solo Garoña no ha sido clausurada, aunque lleva parada desde diciembre de 2012, pero ahora se quiere reabrir hasta 2031, 60 años después de su puesta en funcionamiento en 1971.
Subrayan que «la radiactividad es acumulativa» y que, por tanto, el riesgo para la salud «es cada vez mayor», por lo que invocan el Principio de Precaución y piden cerrar definitivamente esta central porque supone «un peligro creciente para la salud humana, animal, vegetal y biológica».
Recalcan que accidentes de centrales nucleares como la de Chernobyl (Ucrania 1986) causó 9.000 víctimas por cáncer, según un informe de la OMS, y en Fukushima los médicos detectaron un incremento exponencial de los casos de cáncer de tiroides entre los niños de la zona cercana.
También mencionan que la revista Biomedicine International publicó un estudio que muestra cómo el cierre de centrales nucleares, –que elimina las emisiones radiactivas y reduce las toxinas en el medio ambiente y en la cadena alimentaria–, está relacionado con descensos significativos a corto plazo de casos de cáncer y de muertes infantiles en el entorno local.
Los profesionales de la salud alaveses señalan que en caso de accidente en Garoña, habría un efecto de radiaciones emitidas a la atmósfera que se dispersarían en función de los vientos, lo que pondría en riesgo a «la práctica totalidad de municipios alaveses».