1977/2024 , January 28

Pello Guerra

El 'Challenger' estalla en el espacio y la relación entre Urkullu e Ibarretxe, en la tierra

Explosiones en el cielo y en la tierra han llegado a marcar el 28 de enero, jornada en la que el transbordador espacial Challenger estalló a los pocos minutos de despegar en 1986 y en la que se evidenció la desavenencia entre Iñigo Urkullu y Juan José Ibarretxe en 2009.

La desintegración del Challenger, ante los ojos del mundo.
La desintegración del Challenger, ante los ojos del mundo. (Wikimedia Commons)

De explosivo puede calificarse el 28 de enero, ya que en 1986 estallaba en el cielo el transbordador espacial 'Challenger', mientras que en la tierra quedaba en evidencia en 2009 la falta de sintonía entre el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y el lehendakari de la CAV, Juan José Ibarretxe.

Lo sucedido con el 'Challenger' fue uno de los peores accidentes en la historia de la astronáutica, cuando se buscaba que fuera una misión destinada a recuperar el interés del público por los programas de la NASA.

Con ese objetivo, el entonces presidente de EEUU, Ronald Reagan, lanzó el programa 'Teachers in Space' por el que un profesor viajaría al espacio junto a los astronautas. Esta circunstancia hizo que la maestra Christa McAuliffe, de 37 años, formara parte de la tripulación del 'Challenger' para fomentar la carrera espacial entre los más jóvenes.

El 'Challenger' debía despegar el 22 de enero, pero el lanzamiento se fue posponiendo hasta el día 28. Pese al riesgo que suponía el frío para los motores de propulsión, que ese día era de un grado bajo cero, presionada por un calendario saturado de lanzamientos, la NASA decidió seguir adelante y no aplazar de nuevo la misión, que había despertado un gran interés mediático a causa de la presencia de la profesora.

A las 11:38 de la mañana, hora local, despegaba el transbordador y, 73 segundos después, los anillos que sellaban las etapas del propulsor derecho cedieron, provocando una llamarada y que a continuación explotara el 'Challenger' ante el estupor del público que, a través de la televisión, estaba contemplando en vivo y en directo el lanzamiento.

En la posterior investigación sobre lo sucedido, realizada por la llamada Comisión Rogers, se supo que la cabina de la tripulación había salido despedida intacta en el momento de la explosión, pero que los siete miembros de la tripulación habían fallecido a causa de la pérdida de presión registrada en su interior.

En sus conclusiones, la comisión ponía de relieve que la NASA había minimizado los riesgos de la misión con tal de poder cumplir con su calendario de lanzamientos.

A raíz del accidente se detuvo durante casi tres años el programa de transbordadores para implementar las nuevas medidas de seguridad desarrolladas tras el primer accidente mortal en vuelo sufrido por la NASA. Sin embargo, el 1 de febrero de 2003, el que se desintegraba era el 'Columbia' cuando reentraba en la atmósfera y a causa de un desperfecto en su protección térmica. Sus siete tripulantes murieron en el siniestro.

Los «actos de fe» de Urkullu

Ese mismo día, en 2009, otra explosión sacó a la luz la difícil relación entre Iñigo Urkullu y Juan José Ibarretxe. El detonante fue la difusión del libro 'Memorias de Euskadi' de la periodista María Antonia Iglesias, en el que el entonces presidente del PNV criticaba al lehendakari de la CAV sin pelos en la lengua.

En concreto, Urkullu acusaba a Ibarretxe de errar por distanciarse del PSOE y acercarse a la izquierda abertzale, o de querer arrogarse la representación del PNV.

El actual lehendakari señalaba entonces que su relación con Ibarretxe la vivía «con muchas dificultades. Hay días en que tengo que hacer actos de fe para que sigamos unidos y tengamos la mínima cohesión para salir dignamente de esta situación de cara al futuro».

Incluso afirmaba sentirse a veces «como un pelele» al comprobar el liderazgo de Ibarretxe y el modo en que trataba al partido. Llegaba a decir: «Tengo que seguir dando la impresión de que soy tonto, de que me chupo el dedo, porque tengo una causa mayor, que es la de intentar recomponer el PNV, que no se rompa, y reconducirlo de alguna manera (...) Y la actitud para conmigo y para con el partido no es recíproca, no ya solo por el lehendakari, sino por otros responsables del PNV, pero también por parte del lehendakari. Creo que hay una estrategia clara de acabar con la bicefalia del partido».

Urkullu remarcaba su distancia respecto a Ibarretxe no solo a nivel personal, sino sobre todo en el ámbito político. Y en este terreno expresaba también con absoluta claridad su apuesta por el acuerdo con el PSOE y por facilitar las cosas a Madrid. Un ejemplo: «Pienso que el problema que le podamos causar al Estado será como consecuencia del problema que nos hayamos causado nosotros a nosotros mismos».

«No pretendo poner en ningún problema a Rodríguez Zapatero más que el legítimamente democrático de reivindicar nuestra ponencia política (...) Lo que quiero decir es que cambiaría la consulta por un reconocimiento en la ponencia política de nuestro Congreso que reconociera el derecho a decidir y que no fuera objetado por ningún partido», añadía.