El 26 de abril de 1986 se produjo en Chernóbil (Ucrania) el accidente más grave registrado nunca en una central nuclear, al que podría acercarse en magnitud el producido en Fukhusima (Japón) el 11 de marzo de 2011. En ambos casos se alcanzó el nivel 7, el más alto en la escala que mide este tipo de desastres.
Respecto a las diferencias existentes entre ambos casos, destacan las causas que los originaron. En el de Chernóbil fue la gestión de la central; en Fukhusima, un terremoto que provocó un tsunami. La información de la afección a la central japonesa se conoció un día después del seísmo, tal y como se recogió en GARA en su edición del 13 de marzo.
En el caso de Chernóbil, aún no se había producido el desmoronamiento de la Unión Soviética. Ucrania, donde estaba situada la central nuclear, era entonces una de sus repúblicas socialistas. Un día como hoy, hace 38 años, se produjo aquel gravísimo siniestro en el complejo nuclear, en concreto en el reactor número cuatro.
Las autoridades soviéticas confirmaron definitivamente la trascendencia del accidente tres días después, por lo que el tema no fue el titular principal de 'Egin' hasta el día 30. «Se confirma la importancia del accidente nuclear de Chernobyl», fue el encabezamiento elegido, acompañado del subtítulo «Las autoridades de Moscú hablan de dos muertos y evacuación de los alrededores, al tiempo que piden ayuda para controlar el incendio».
Según consta hoy en día, el problema se originó durante una prueba de seguridad. Se produjeron una serie de desequilibrios en el reactor número cuatro que desembocaron en el sobrecalentamiento de su núcleo. Tras registrarse dos explosiones, un incendio se propagó por las instalaciones. Las explosiones volaron la tapa del reactor, por lo que grandes cantidades de materiales radiactivos salieron a la atmósfera en forma de nube radioactiva.
Las consecuencias fueron terribles en la zona, tanto en la contaminación del medio natural como en la afección para sus habitantes. La expansión de la radiactividad traspasó las fronteras de la URSS y llegó a muchos países de Europa central y oriental.
Las secuelas de la catástrofe perduran hoy en día. Cada año nos lo recuerda la visita a Euskal Herria de niños y niñas de aquella zona. Como muestra, el reportaje realizado en 2014 por el periodista Gotzon Aranburu.
El accidente de Chernóbil tuvo otra derivada en Euskal Herria, más política. Aquel siniestro vino a confirmar las tesis del movimiento popular vasco en su lucha contra la energía nuclear y, más concretamente, contra la central de Lemoiz, que fue objetivo de ETA hasta que se logró su paralización. Sus obras se detuvieron oficialmente en 1984.
En 2016 se cumplía el trigésimo aniversario del accidente de Chernóbil. El dominical de GARA, ZAZPIKA (7k), publicaba en aquellas fechas un reportaje bajo el titulo «Viaje al corazón de la catástrofe». Su lectura es recomendable por dos motivos: por un lado, porque es un trabajo periodístico realizado in situ y, por otro, porque el periodista que lo elaboró es Pablo González, preso actualmente en una prisión de Polonia a consecuencia de la guerra de Ucrania, con fotos de Juan Texeira.
En la parte superior de esta pieza mostramos la galería de fotos que hemos realizado con aquellas imágenes. Ofrecemos el reportaje también en PDF.