Bilbo-Valencia. Aquel 13 de mayo de 2009 conoció la primera gran movilización de la afición del Athletic en este siglo. La ocasión lo requería: los leones llevaban casi un cuarto de siglo (desde 1985) sin poder disputar la final de su competición preferida, en la que sumaban 24 títulos que les habían convertido durante décadas en el «Rey de Copas».
Luego el partido mostró que el reto era imposible, porque enfrente se situaba el rutilante Barcelona de Pep Guardiola. En esta primera campaña en el banquillo culé, Guardiola lograría el «sextete»: venció todas las competiciones que disputó, de la Liga al Mundial de Clubes pasando por Copa, Supercopa estatal y europea, y la ansiada Champions (2-0 al Manchester United). En este recorrido la Copa casi fue un trámite, aunque agitado por el gol tempranero de Gaizka Toquero.
El proclamado «lehendakari» por San Mamés marcaría en el minuto 9 de cabeza a pase de Fran Yeste, la zurda mágica de aquel equipo. Toquero versus Messi marcaba la disyuntiva, y también la diferencia, entre los dos equipos. El gasteiztarra se había erigido en ídolo popular a través del esfuerzo sin tregua: Messi ya era el mejor jugador del planeta gracias a una clase innata.
Y el león se comió al Sevilla
El partido había tenido en realidad una precuela casi tan recordada como la propia final. Fue el retorno de semifinales ante el Sevilla en San Mamés. Los andaluces eran en aquella fecha un equipo correoso, a menudo bronco, crecido bajo la batuta de un Joaquín Caparrós que para entonces ya no se sentaba en su banquillo, sino en el rival: el del Athletic. Y llegó a la cita con un 2-1 a favor del Pizjuán y esta frase desafiante de su presidente, José María del Nido: «Nos vamos a comer al león, de la cabeza a la cola».
No fue prudente Del Nido con su reto. El Athletic desató un vendaval futbolístico. Javi Martínez, Llorente y Toquero marcaron un 3-0 en apenas media hora. Fue un auténtico delirio en uno de los partidos más recordados de este siglo en el todavía viejo San Mamés. Y la grada lo celebró con este cántico que resulta directamente inolvidable: «Cómeme el rabo, Del Nido, cómeme el rabo».
Pero volvamos a aquel encuentro de Mestalla del 13 de mayo, que habíamos dejado con 0-1 para el Athletic con gol de Toquero. El sueño duró hasta la media hora, cuando Yaya Touré empató de un duro disparo desde fuera del área. Tras el descanso se impuso el rodillo culé, con tantos de Messi, Bojan y Xavi. La grada rojiblanca se desgañitó hasta el final pero no hubo consuelo.
Las gradas del campo valenciano ya habían estallado antes del partido, en una tremenda pitada conjunta a la llegada del Rey español, Juan Carlos de Borbón. La prensa madrileña entraría en cólera ante aquella hermandad vascocatalana que se repetiría en posteriores ediciones.
Y es que, aunque entonces nadie lo sabía, aquella final fue la primera de varias otras coperas entre ambos equipos. Casi se convertiría en un clásico, aunque siempre con cara para el Barça y cruz para el Athletic: 3-0 en 2012, 3-1 en 2015, 4-0 en 2021. A los leones se les resistiría el trofeo hasta este 2024 en que lo ha logrado doblegando al Mallorca.
Una derrota como revulsivo
Con todo, aquel partido no fue una derrota, sino un revulsivo para una generación que no había perdido finales, sino que ni siquiera las había podido disputar. Los últimos recuerdos remitían a la primera mitad de los 80. Por eso, la movilización fue apoteósica. GARA se sumó con un suplemento especial de 48 páginas que se repartió también en Valencia.
En aquel partido Caparrós alineó a Gorka Iraizoz; Iraola, Amorebieta, Aitor Ocio, Koikili; David López, Orbaiz, Javi Martínez, Yeste; Toquero y Llorente. Salieron también como refresco Susaeta, Ion Vélez y Joseba Etxeberria. Muchos de ellos volverían a apasionar a su afición poco después, con Marcelo Bielsa en el banco.
