El 8 de junio es el día en que se presentó la iniciativa Gure Esku Dago, pero también la fecha de la cadena humana que se llevó a cabo justo un año después, el 8 de junio de 2014.
En aquella acción se dieron la mano de forma simultánea decenas de miles de personas desde Iruñea hasta Durango, cubriendo así una distancia de 123 kilómetros.
La jornada en que se presentó Gure Esku Dago (GED) constituyó el pistoletazo de salida de esta acción, pues se informó de que ese día se abrían las inscripciones telemáticas para formar parte de la cadena.
Releyendo la promesa y conociendo ya el desenlace, se detecta un error de bulto. Anunciaron que reunirían a 50.000 personas para que se dieran la mano y, un año después, esta cifra se triplicó. Más de 150.000 personas tomaron parte en la iniciativa, que requirió además 2.500 voluntarios para su organización.
«Claro que teníamos dudas sobre si íbamos a ser capaces de cumplir aquello», reconoce Angel Oiarbide
«Claro que teníamos dudas sobre si íbamos o no a ser capaces de cumplir aquello», reconoce Ángel Oiarbide, uno de los impulsores de aquella acción imposible. Confiesa que incluso pensaron en distribuir pañuelos entre voluntario y voluntario para poder cubrir toda la distancia. Pero no hizo falta. La afluencia dio margen de sobra para que la multitud se entretuviera haciendo ondas entrando y saliendo al centro de la carretera, jugueteando así con quienes les grababan desde el aire.
«Uno de los miedos que teníamos es que estábamos pidiendo a la gente que extendiera sus manos sin saber exactamente qué vecino cogería su mano derecha y qué otro la izquierda. Eso, que hoy se ve fácil, implicaba superar recelos y viejas historias propias de los pueblos», prosigue este impulsor de la iniciativa.
Vientos de libertad en Europa
GED se presentó, de este modo, con la intención de construir «una vela» que recogiera los vientos que estaba desatando la promesa del referéndum escocés por toda Europa. Una consulta cuya aceptación democrática por parte de Westminster había roto los esquemas de muchos y, muy en particular, la de cien personas del Goierri que viajaron a Escocia a conocer la situación, dentro de la iniciativa Nazioen Mundua, germen de la iniciativa.
Que en Escocia se afrontara la autodeterminación sin desatar conflicto inspiró a los vecinos del Goierri unidos en torno a Nazioen Mundua
Oiarbide cita que, en lo personal, le impactó la respuesta de un diputado conservador (unionista, por tanto) del Parlamento.
«En 2008, le preguntamos qué le parecía que Gordon Brown [líder del partido laborista y entonces primer ministro de Reino Unido] no les dejara votar en el referéndum. Nos respondió que le parecería un terrible error, porque tenían derecho a decidir y que, precisamente por ello, iban a hacer campaña por el no», continúa Oiarbide.
«¡Imagínate lo que suponía eso para nosotros entonces! A hora y media en avión desde Euskal Herria, el elemento nuclear, aquello en torno al que aquí había un conflicto que dejaba tanto sufrimiento no causaba problema alguno –enfatiza este vecino del Goierri–. ¿Qué pasaba en esa sociedad? ¿Seríamos capaces de conseguir ese consenso, esa actitud democrática, aquí?»
«Había un tren soberanista en marcha y había que subirse. Teníamos que sacar del fango el derecho a decidir», sostiene la abogada bilbaína Zelai Nikolas, rostro y voz junto a Oiarbide de esos primeros pasos de Gure Esku Dago.
«Para conseguir aquello trabajamos pueblo a pueblo, comarca a comarca. Estaban Iñigo Urrutia, Anartz, Lierni, Karmele… Contábamos que había que generar una dinámica de escucha, conocimiento mutuo y respeto. Recibimos una enorme aceptación por parte de todas las sensibilidades. Creo que poner en marcha las dinámicas de Gure Esku Dago resultó un ejercicio muy sano para el país», prosigue Nikolas.
La premisa en torno a la cual gira GED, por lo demás, no puede ser más sencilla. «Somos un pueblo, tenemos derecho a decidir y es el momento de la ciudadanía». En torno a eso se unió el país.
Las crónicas periodísticas dieron cuenta de la ilusión con la que se sumaron a la cadena humana del 8 de junio de 2014 desde niños, que apenas comprendían lo que estaba sucediendo, hasta octogenarios sorprendidos por el hecho de que les hubiera tocado vivir, ser parte, de un instante como aquel.
Crear una nueva ilusión
«La imagen ha sido espectacular, además de por el número de personas que se han movilizado, también por la diversidad de gentes que se han sumado a la cadena humana. Familias enteras han puesto sus pies (y sus corazones) en la carretera para no dejar pasar la oportunidad de participar en esta relevante jornada», aseguraba la narración principal de NAIZ, que realizó una cobertura especial con diversos enviados y despliegue de medios audiovisuales.
El mensaje que cerró la cadena humana se leyó de forma simultánea en Bergara, Durango, Iruñea, Lazkao y Etxarri Aranatz. Aseguraba aquel texto que «las personas que hemos entrelazado nuestras manos somos testigos de la creación de esa nueva ilusión. Pero aquí hemos llegado gracias al trabajo realizado en cada pueblo y barrio. Lo que hoy proclamamos mañana será una realidad gracias a esta red ciudadana».
Oiarbide insiste en esta idea, en que Gure Esku Dago y la cadena humana (así como la repetición ampliada de esta iniciativa, en 2018, uniendo Donostia, Bilbo y Gasteiz o el mosaico gigante de la Zurriola, o las consultas en más de 200 pueblos) no fueron sino «entrenamientos para lo que está por venir».