En plena transición entre una Eurocopa que ha obligado a hasta 7 jugadores vascos a competir con la selección española –y a una posterior celebración que ha dado bastante vergüenza ajena– y unos Juegos Olímpicos de París en los que los nuestros también tendrán que competir con bandera francesa y española, es buen momento para recordar el caso de James McClean, futbolista de Derry (Irlanda del Norte), que en julio de 2015 volvió a estar en el ojo del huracán tras dar la espalda al himno británico.
Previamente ya se había negado a colgarse el poppy o emblema de la amapola con el que el fútbol británico recuerda en noviembre a sus soldados caídos en la Primera Guerra Mundial. «Entonces y ahora, siempre de frente y en público, ha dicho que es una muestra de respeto a 'su gente'», apunta Mikel Zubimendi en el artículo publicado en GARA hace nueve años. Las críticas más furibundas y las amenazas de muerte no se hicieron esperar. Tampoco los mensajes de ánimo y apoyo, particularmente en Irlanda.