ETA tuvo varias veces a tiro en 1995 en Mallorca al entonces rey español, Juan Carlos de Borbón, en un intento de atentado que finalmente no se culminó «debido a complicaciones técnicas», y que supuso la detención de 18 personas en una operación conjunta de las policías española y francesa.
A última hora de la tarde del 10 de agosto de 1995, el ministro español de Interior, Juan Alberto Belloch, comparecía ante los medios de comunicación para dar a conocer una operación policial desarrollada en Mallorca la noche anterior y de cuyo alcance había informado al propio soberano y al presidente del Gobierno, Felipe González.
En su intervención, señalaba que tres presuntos miembros de ETA habían sido detenidos en Mallorca, donde pretendían matar al rey español en Puerto Pi con un rifle provisto de mira telescópica y silenciador y que, tras el regicidio, iban a huir de la isla a bordo de un barco.
Los arrestados en Mallorca eran José Rego Vidal, su hijo Iñaki Rego y Jorge García Sertutxa, a los que se sumaban los detenidos en lugares como Donostia, Hendaia, Cannes y Niza, ya que se trataba de una operación conjunta de las policías española y francesa.
No era la primera vez que José Rego Vidal se planteaba algo así, ya que el 15 de agosto de 1978 había sido detenido en la isla de Ibiza acusado de estar recogiendo información sobre las actividades del soberano español durante unas vacaciones estivales para una operación contra él. Durante un año permaneció encerrado en la prisión de Soria, donde realizó dos huelgas de hambre, cada una de un mes de duración.
Desde 1983 residía en Ipar Euskal Herria, tras obtener asilo político. Previamente había sido detenido en Irun acusado de realizar labores de correo para ETA y, tras la operación de Sokoa, fue arrestado, aunque en 1989 fue absuelto de la acusación de «asociación de malhechores» dentro de ese sumario.
Con el paso de los días se fueron conociendo detalles de los preparativos del atentado frustrado, que habría empezado a gestarse en el otoño de 1993.
Ya en 1995, tras alquilar un piso desde el que se veía el puerto, ETA habría decidido que el atentado consistiría en un disparo con un fusil de francotirador desde la ventana de la terraza del salón del piso y que la mejor fórmula para llegar y salir de la isla era hacerlo en barco.
ETA alquiló un velero llamado 'La Belle Poole', con el que los miembros del comando partieron desde Antibes el 14 de julio. El grupo llegó al puerto mallorquín de Alcudia el día 17 para completar los preparativos del atentado, cuya fecha quedó fijada para el 13 de agosto.
Mientras llegaba ese momento, ETA habría tenido en varias ocasiones a tiro a Juan Carlos de Borbón, como más adelante señaló a través de un comunicado. Indicaba que dos veces había estado a tiro, aunque posteriormente la Audiencia Nacional llegó a afirmar que fue en tres ocasiones, pero que no abrió fuego «al no tener suficientemente preparada la huida tras los disparos».
No se sabe con exactitud desde cuándo el comando estaba siendo vigilado, hasta que la noche entre el 9 y el 10 de agosto se produjeron las detenciones en Mallorca. En el piso alquilado en la calle de Rafaeleta, de Palma, y en el barco, fueron intervenidas pistolas, granadas y un rifle de precisión con mira telescópica y provisto de silenciador, además de documentación falsa y un artefacto explosivo de 1.143 gramos, que harían estallar en la vivienda para borrar huellas.
Afloran las pugnas internas
A pesar de que se había evitado la muerte del Borbón, lejos de generar satisfacción en las fuerzas de seguridad españolas, la operación hizo aflorar todas las pugnas internas del Estado.
Los diferentes cuerpos armados, envueltos en sus particulares peleas, medios judiciales y estamentos políticos manifestaron opiniones discrepantes sobre la efectividad de la operación. Hubo cruce de acusaciones entre la Audiencia Nacional y la Policía española, que acusó al juez Baltasar Garzón, instructor de la causa, de obstaculizar la operación.
La guinda la pusieron fuentes de la Guardia Civil, que acusaron a Interior de relevar a este cuerpo cuando tenía controlado al comando en Hendaia, lo que desencadenó «una chapuza», ya que aseguraban que el instituto armado estaba capacitado para llegar hasta la cúpula de ETA. Incluso dijeron que la Policía perdió la pista al comando durante seis días.
Estas afirmaciones fueron contestadas por el sindicato policial SUP, que las atribuyó al general Enrique Rodríguez Galindo para «capitalizar en exclusiva la lucha contra ETA».
El sábado 19 de agosto era la propia ETA la que confirmaba, a través de un comunicado, el intento de atentado contra el rey español, que no pudo llevarse a cabo debido a «complicaciones técnicas». Responsabilizaba al jefe del Estado español de ser, en su condición de jefe de las Fuerzas Armadas, el «máximo garante de la opresión de Euskal Herria».
Prácticamente dos años más tarde, el 21 de julio de 1997, la Audiencia Nacional condenaba a José Rego Vidal y Jorge García Sertutxa a 37 años de cárcel cada uno, y a Iñaki Rego a 35 años. Tras sufrir un infarto, el primero de ellos salió de la cárcel en 2010 para cumplir el resto de su condena en su domicilio bajo control. En 2014 sufrió un ictus y falleció en 2019 a los 79 años.
Por su parte, Iñaki Rego quedó en libertad en 2012 tras haber sido extraditado al Estado francés, donde residía, para cumplir su condena. Finalmente, García Sertutxa salió de prisión en 2015, veinte años después de haber tenido en el punto de mira a Juan Carlos de Borbón.