Un ayuntamiento de Nafarroa, uno de Bizkaia y otro de Gipuzkoa aprobaron sendas mociones a favor de la independencia de Euskal Herria el 6 de septiembre de 1991. En concreto, fueron las localidades de Etxarri-Aranatz, Bermeo y Oiartzun las que exigieron el reconocimiento efectivo del derecho de autodeterminación del pueblo vasco.
Según explicaba ‘Egin’ en su primera página del día siguiente, en Etxarri-Aranatz y Oiartzun se votaron afirmativamente las mociones presentadas por los concejales de Herri Batasuna. Mientras, en Bermeo el texto fue acordado entre los ediles de EA y HB. Asimismo, en la localidad navarra los concejales del PNV se sumaron a los votos a favor de HB y EA.
Por su parte, en Oiartzun se sacó la moción adelante entre los representantes de ambas formaciones abertzales, el PNV se abstuvo y Euskadiko Ezkerra se ausentó. En cambio, en Bermeo PNV y Euskadiko Ezkerra presentaron textos alternativos que fueron rechazados y el representante del PSOE se abstenía.
El portavoz de la Mesa Nacional de Herri Batasuna, Jon Idigoras, emplazó a las formaciones abertzales a que «apoyen las iniciativas que surjan en defensa de la independencia de Euskal Herria» y hacía referencia a las nuevas naciones que estaban surgiendo tras la desaparición de la Unión Soviética y Yugoslovia. Según afirmó, «tenemos una oportunidad histórica para la consecución de una Europa cuya base fundamental sean las naciones soberanas».
El secretario general de EA, Inaxio Oliveri, también declaró que los procesos que se estaban viviendo en los paisés bálticos y balcánicos debían «animar a los nacionalistas vascos a promover acciones conjuntas que vayan logrando mayores cotas de autogobierno».
Sin embargo, el lehendakari José Antonio Ardanza criticaba las posiciones independentistas y argumentaba que sería «irresponsable» hacer un «mimetismo automático». El presidente del Gobierno de Gasteiz sí que reclamaba hacer una «reflexión» para «avanzar en la definición de nuestro modelo de convivencia y en una estructura más adecuada del reparto territorial del poder en este Estado plurinacional».
Tras las elecciones de 1990, Ardanza gobernaba en Lakua gracias a un acuerto tripartito entre PNV, EA y Euskadiko Ezkerra. La presentación por EA de esas mociones por la autodeterminación conllevó su expulsión del Ejecutivo. El entonces lehendakari aseguró que se trataba de un incumplimiento «flagrante» del compromiso de defender el marco estatutario incluido en el pacto de gobierno.
El PNV resolvió la marcha de EA con la llegada del PSE, manteniendo en la coalición a un sector de Euskadiko Ezkerra, partido que iba ya camino de su escisión y posterior desaparición.