«El comandante Bozan Tekin nos saluda con una sonrisa y un amistoso apretón de manos a nuestra llegada a una de las humildes aldeas de Kandil. Se interesa por la operación que nos ha permitido superar el bloqueo informativo impuesto por el Gobierno autónomo kurdo de Kurdistán Sur, y nos invita después a sentarnos para cumplir con el ritual del té. En esta casa de adobe con techo de madera y paja, Tekin se confiesa admirador de los clásicos rusos, y sobre todo de George Orwell, del que dice haber leído toda su obra. Probablemente, tuvo tiempo más que de sobra en los 20 años que pasó en las prisiones turcas».
Con este párrafo arranca la entrevista al comandante guerrillero Bozan Tekin, jefe de la guerrilla del PKK. Posa sonriente; mira de frente a la cámara. Abre su portátil, para mostrar a los periodistas extranjeros crudas imágenes en las que soldados turcos posan con armamento pesado o junto a cadáveres de guerrilleros del PKK a los que se les han vaciado las tripas y cuyos intestinos se enredan en la maleza. «Que lo vea todo el mundo», pide Tekin.
Para la entrevista, relata Zurutuza, se alejan del pueblo con el objetivo de evitarles represalias a sus vecinos. «Nosotros grabamos al comandante y ellos a nosotros. Ése es el trato», relata.
«El PKK hoy no es sólo la guerrilla sino la comunidad entera»
Extractamos algunas de las respuestas de esta entrevista, que está disponible en el pdf que acompaña a esta noticia:
Además de la guerrilla, parece que la gente se ha movilizado también en las principales ciudades de Kurdistán Norte. ¿Estamos ante un nuevo levantamiento de los kurdos en Turquía?
Sin duda. La gente ha respondido en la calle a las torturas infligidas a nuestro líder, Abdullah Öcalan. Ha sido torturado tanto física como sicológicamente, y ha dicho en repetidas ocasiones que prefiere morir a ser insultado. Lleva 10 años encerrado [a día de hoy sigue en prisión] y privado de todos sus derechos. Pero nuestro pueblo le sigue apoyando y cada vez se moviliza más. Tras las últimas torturas, Erdogan viajó a Amed (Diyarbakir) y se encontró una ciudad paralizada por la huelga. La respuesta también ha sido masiva en Wan (Van), Colamerg (Hakkari), Mus... La gente ha dicho «basta» y ha salido a la calle. Todo kurdo que reaccione ahora es un guerrillero.
Sin embargo, Erdogan es copresidente de la «Alianza de Civilizaciones» junto a Rodríguez Zapatero. ¿Qué opinión le merece esto?
Resulta cuando menos irónico que alguien que denuncia la asimilación de los pueblos como una «aberración» ignore, prive de todo derecho y reprima a 20 millones de kurdos en su propio país. Zapatero es, por tanto, cómplice de la barbarie que sufre nuestro pueblo y eso debería hacerle reflexionar tanto a él como al resto de los líderes europeos. Zapatero y Erdogan lideran un proyecto falso con el que Turquía pretende, a su vez, engañar a la UE. Simplemente, se pusieron de acuerdo para exterminar a los kurdos.
El PKK lleva décadas luchando. ¿Ha conseguido algo?
El PKK lleva luchando ideológicamente 35 años, y 30 con las armas, bajo el liderazgo de Abdullah Öcalan. Hemos tendido la mano hacia la paz en más de una ocasión, pero lejos de negociar, Turquía nos ha respondido con el estado de excepción. No hay ninguna diferencia entre los generales turcos y Franco o Salazar. Nosotros luchamos contra la imposición turca y es más que evidente que se ha producido un cambio significativo en la mentalidad de la gente. Los kurdos se sentían avergonzados de su cultura, de ser kurdos. Hasta nosotros aprendimos a ser «mejores turcos» en el colegio. Pero 'Apo' [Öcalan] nos enseñó a sentirnos no solo kurdos sino también personas. Nuestro pueblo ha tomado conciencia de su propia existencia y eso se lo debemos en gran medida a nuestro líder, Abdullah Öcalan. Él abrió el camino y lo apoyaremos hasta el día de su muerte.
¿Cuál es el primer paso hacia una solución de este conflicto?
El Gobierno turco ha de retirarse o negociar la paz con nosotros. El PKK se volvió muy poderoso en la década de los 90 y hoy no es sólo la guerrilla sino la comunidad entera. Contamos con 22 diputados en el Parlamento de Ankara y, aun así, los turcos siguen empeñados en que no hay kurdos en Turquía. Las leyes no sirven de nada en Kurdistán porque el estado de guerra es continuo.
Por el momento, tanto la UE como Estados Unidos les considera «un grupo terrorista».
La Constitución turca no hace mención alguna a los kurdos. Se producen arrestos y torturas a diario. La represión de Ankara durante las últimas décadas se ha cobrado miles de pueblos arrasados y cuatro millones de desplazados. De entre la multitud de kurdos asesinados hay cerca de 5.000 muertos en «extrañas circunstancias», muchos de ellos víctimas de la guerra sucia de Ergenekon, orquestada por el propio Estado turco.
Ustedes tuvieron Gernika; nosotros tenemos Diyarbakir, Mus, Sirnak, Wan... Y todavía siguen apareciendo los restos de los desaparecidos. Europa nos considera como «una organización terrorista» desde 2000, ya que el Gobierno turco controla los medios de información y Occidente «bebe» de ellos después. La gente, los parlamentarios europeos, tendrían que venir aquí y ver lo está pasando con sus propios ojos.