1977/2024 , November 15

Iraia Oiarzabal
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Las prostitutas de Bilbo reivindican sus derechos

Las calles de Bilbo vieron eclosionar las movilizaciones de un grupo de prostitutas, apoyadas por diferentes asociaciones, en noviembre de 1977. Tras la muerte de una compañera, salieron en defensa de sus derechos.

Información de 'Egin' sobre la muerte de María Isabel Gutiérrez.
Información de 'Egin' sobre la muerte de María Isabel Gutiérrez. (NAIZ)

Hostigadas por las fuerzas de seguridad, los controles policiales y la inseguridad a las que se veían sometidas mientras trabajaban, un grupo de prostitutas de Bilbo emprendió en noviembre de 1977 una serie de huelgas y movilizaciones. Hartas del trato que recibían por unos y por otros, se echaron a las calles para defender sus derechos, que plasmaron en una tabla reivindicativa tras la asamblea celebrada el 15 de noviembre en la calle Cortes, en el barrio de San Francisco.

El detonante final de las movilizaciones se remonta a unos días antes, cuando el 9 de noviembre María Isabel Gutiérrez aparece muerta en su celda de la cárcel de Basauri. Era prostituta y sus compañeras no se creían la versión oficial, por lo que inicin una serie de movilizaciones. 'Egin' titulaba el 10 noviembre en su página 5 la breve noticia así: «Suicidio en la cárcel de Basauri». La información apenas aportaba datos, probablemente por el oscurantismo en torno a los hechos reales. Según indicaba, Gutiérrez, de 23 años y nacida en Santander, había dado fuego a su cama.

La reacción no se hizo esperar y un día después del hallazgo del cadáver de Gutiérrez cientos de mujeres tomaron el barrio de Las Cortes. Habían perdido a un compañera y la versión oficial presentaba muchas interrogantes. La Asamblea de Mujeres de Bizkaia se unió a la marcha, que se llevó a cabo tras finalizar el funeral. La crónica del día siguiente informaba de que las manifestantes recorrieron las calles del barrio profiriendo gritos como «Asesinos», «Prostitutas, libertad», «Hipócritas, abajo la Ley de Peligrosidad Social» y «Amnistía para las mujeres».

En medio de esta indignación y tras recorrer las calles del centro de Bilbo, las manifestantes volvieron a San Francisco, donde se enfrentaron a clientes y personas que alternaban en ese momento los bares de la zona. «Hoy no se trabaja, las chicas a la calle», ese fue el clamor de aquella primera movilización a la que seguirían otras. La Policía Armada intervino a porrazos contra las mujeres, que no cejaron en su protesta.

La Asamblea de Mujeres de Bizkaia se implicó de lleno en la causa e hizo público un comunicado en el que denunciaba la situación de «marginación» en la que se encontraban. En concreto, censuraban que la amnistía no había alcanzado los delitos «propios de las mujeres» y advertían de que endurecerían su lucha.

Ante la muerte de Gutiérrez, el comunicado contenía mensajes que daban muestra de lo viva que estaba la lucha feminista, una lucha que persiste con fuerza también hoy. «Denunciamos la doble moral para la mujer y para el hombre. La doble moral que condena a la madre soltera y a la mujer que aborta. Denunciamos la hipócrita moral que nos ha enfrentado a las mujeres dividiéndonos entre honestas y deshonestas. Denunciamos las instituciones que perpetúan esta situación injusta. Defendemos el derecho a poder controlar nuestro propio cuerpo, el derecho a una maternidad libre y no impuesta por leyes, iglesias o médicos. Defendemos el derecho de todos los seres humanos a relacionarse entre sí».

Una tabla con seis puntos

Las protestas prosiguieron en días posteriores, con adhesiones de la Asociación de Gipuzkoa para la Liberación de la Mujer, feministas, militantes de CNT y miembros de COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha). La lucha unió diferentes causas, junto a la defensa de los derechos de las mujeres y las prostitutas, como la necesidad de buscar soluciones a los problemas de un barrio abandonado y estigmatizado.

El día 15 de noviembre se producía un nuevo encuentro, esta vez entre la Asociación de Familias del barrio de San Francisco, un grupo de prostitutas, miembros de COPEL y de la Asamblea de Mujeres de Bizkaia, a fin de unir sus luchas y crear un comité permanente. En dicho encuentro, las prostitutas de Bilbo presentaron una tabla reivindicativa de seis puntos:

1: Abolición de la Ley de Peligrosidad Social, mediante la cual nos detienen y encarcelan sin justificación, muchas veces en redadas.

2: Abolición de las fichas policiales, por las cuales la Policía nos sigue incordiando toda nuestra vida, aún a aquellas chicas que han salido de la prostitución, no pudiendo por ello ejercer otro tipo de trabajo.

3: Exigimos control médico periódico y gratuito, con médicos competentes e instalaciones adecuadas.

4: Reivindicamos el local de la Plaza de la Cantera (Instituto de Higiene) por ser nuestro, y porque es muy adecuado para adecuarlo como escuela y como consultorio médico.

5: Abolición del actual reglamento de prisiones, mejor trato, mejores comidas, mejores condiciones sanitarias en las cárceles; abolición de las celdas de castigo.

6: Exigimos poder acogernos a los derechos de cualquier trabajador, como Seguridad Social, seguro de desempleo, seguro de enfermedad. Exigimos poder organizarnos libremente en un sindicato propio.

De las causas de la muerte de María Isabel Gutiérrez poco más se volvió a hablar. Una investigación posterior de la periodista Andrea Momoitio, recogida en el libro 'Lúnatica', ahonda en aquellos convulsos días, en la figura de Gutiérrez y en la lucha de las prostitutas bilbaínas. Un episodio que dejó muchos aprendizajes y que forma parte de la historia del feminismo en Euskal Herria.

Encierro en Astilleros

Bilbo, y Euskal Herria en general, era un hervidero de conciencia luchadora y movilización en aquellos años de la segunda mitad de los 70. Muerto el dictador, los posos del régimen franquista y de tantos años de barbarie y sufrimiento seguían ahí. La dinámica movilizadora de las prostitutas no era la única que sacudía Bilbo. El 15 de noviembre de 1977 mientras las mujeres tomaban las calles por sus derechos, los trabajadores de Astilleros se encerraban en sus plantas de Olabeaga, Erandio, Las Arenas y Sestao. La crisis que vivía el sector naval y el perjuicio que ello generaba entre los trabajadores eran las principales preocupaciones.

Eran las primeras chispas de una larga lucha en un sector entonces estratégico para el país. El cierre de Astilleros Euskalduna en 1988 sea seguramente el hito principal de esta parte de nuestra historia. Una lucha que contribuyó a poner los cimientos de la conciencia obrera y movilizadora que caracteriza a Euskal Herria y más concretamente a comarcas como Ezkerraldea.