Ni las mejores previsiones auguraron la llegada tan temprana de la vacuna contra el covid. Al tiempo que las autoridades ordenaban el confinamiento total (marzo de 2020), la Organización Mundial de la Salud anunció que no habría vacuna «en menos de 18 meses». Pero el 27 de diciembre de ese mismo año llegaron las primeras dosis a Euskal Herria.
«Consuelo Landa, de 91 años, en la residencia Ajuria de Gasteiz; Begoña del Olmo, de 80 años, en el centro residencial Elorrio; Bernardina Escudero, de 87 años, en Caser Betharram de Hondarribia; y Francisco Guerrero, de 70 años y residente desde hace ocho en El Vergel de Iruñea, han sido las primeras personas en sus respectivos herrialdes a las que se ha inyectado la vacuna de Pzizer BioNTech» (GARA, 28/12/2020). En Ipar Euskal Herria, las primeras dosis llegarían con el inicio del nuevo año.
Las últimas semanas se habían caracterizado por la carrera entre farmacéuticas para buscar una solución a una pandemia que había puesto en solfa a todo el sistema social y económico mundial. En agosto, Rusia ya había autorizado la primera vacuna Sputnik, Occidente apostaba por seguir su propia vía y, a principios de noviembre, Pfizer anunció una efectividad del 90% de su vacuna. Poco más de una semana después, Moderna anunció una efectividad del 94%. En pocas semanas, ambas serían autorizadas por las agencias de medicamentos de Europa y Estados Unidos. La tercera en llegar sería la de AstraZeneca, autorizada por Gran Bretaña el 30 de diciembre.
En paralelo, los Estados se enmarcaron en una encarnizada pugna por asegurarse las dosis suficientes para sus ciudadanos. En el caso de Europa, fue la Unión la que dirigió la interlocución con las farmacéuticas. Hubo varias crisis diplomáticas, como la protagonizada por Alemania y Gran Bretaña. AstraZeneca producía parte de sus vacunas en el país germano y, mientras mantenía el suministro a Londres de manera minuciosa, no cumplía los plazos de entrega acordados con la Unión Europea. Esto hizo que la entonces canciller Angela Merkel amenazara con impedir la exportación de las vacunas producidas en su territorio. Meses después, la Unión Europea llevó a AstraZeneca a los tribunales por incumplir sus compromisos de entrega.
Proceso de inmunización
La ansiada llegada de las vacunas fue escalonada y eso obligó a priorizar durante el proceso de vacunación. La falta de las dosis necesarias puso a prueba la capacidad de gestión y decisión de cada administración encargada de su distribución.
Los principales criterios para iniciar el proceso de inmunización parecían claros: vulnerabilidad y exposición. Se buscaba inocular la vacuna a aquellos sectores que durante casi un año de pandemia ya se habían demostrado como principales víctimas del virus, léase personas mayores y quienes sufrían ciertas patologías.
La mayoría de administraciones optó por dar una primera dosis a la mayor cantidad de gente posible; así lo hizo el Gobierno navarro, por ejemplo, pero Lakua decidió reservar miles de vacunas para garantizar la segunda dosis y completar la pauta. Eso llevó a la CAV a situarse en la cola en el nivel de inmunización a nivel estatal. Meses después, el Gobierno de Iñigo Urkullu corrigió su decisión; aunque, lejos de reconocer el error, lo justificó con una recepción «suficiente» de vacunas para dar la segunda vacuna y garantizar el proceso de inmunización a quienes habían recibido la primera inyección.
¿AstraZeneca para quién?
La exposición al virus fue el segundo gran parámetro para priorizar el proceso de vacunación. El sector sanitario fue el primero en ser inmunizado en base a este criterio, aunque no en su integridad, dando pie a situaciones llamativas. Así, la Ertzaintza, la Guardia Civil y la Policía española «se colaron» en el proceso de vacunación. Trabajadores subcontratados de Osakidetza y todo el ámbito educativo no había comenzado la inmunización cuando los integrantes de las diferentes policías comenzaron a recibir las primeras dosis de AstraZeneca.
La mayoría de las primeras vacunas que llegaron a Euskal Herria eran de tipo ARN mensajero y producidas por Pfizer. La de AstraZenaca fue autorizada semanas después, pero las autoridades sanitarias la limitaron a ciudadanos menores de 55 años, iniciando una vacunación «paralela e incongruente. Una profesora vasca de Infantil de menos de 55 años, que imparte clase a niños sin mascarilla, será inmunizada en cuestión de días. Si tuviera 55 o más, tardará meses en recibir la vacuna pese a que el riesgo que supone para ella desempeñar su actividad resulta mayor» (GARA, 24/02/2021).
La vacuna de AstraZeneca estuvo envuelta en diferentes controversias durante todo el proceso de vacunación. Primero no cumplió sus compromisos de entrega con la Unión Europea, luego costó verificar su eficacia en todas las franjas de edad y, cuando superó ese escollo, volvió a limitarse su uso por una supuesta relación con varios casos de trombos.
¡Elige tu vacuna!
AstraZeneca volvería a ser protagonista en uno de los episodios más extravagantes del proceso de vacunación. La falta de suministro por parte de la farmacéutica británica hizo que las autoridades buscaran alternativas para aquellos sectores considerados esenciales que recibieron una primera dosis de AstraZeneca. En Ipar Euskal Herria esta práctica se implantó de manera generalizada, en Hegoalde lo excepcional fue que, en vez de optar por la prescripción directa, dejaron la decisión en manos de cada individuo, generando una situación de incertidumbre entre miles de ciudadanos.
Lakua fue un paso más allá y advirtió a aquellos que optasen por mantener la segunda dosis de AstraZeneca de que entrarían en una lista de espera sin garantía de poder completar la pauta en plazo. Sin «advertencia» de por medio, en Nafarroa el 86% optó por repetir con AstraZeneca. Con ánimo de fortalecer su opción, Lakua anunció que el 60% había decidido que Pfizer fuera la segunda dosis a recibir. «Sin embargo, ese era el porcentaje que tras recibir el SMS de Osakidetza había decidido acudir a vacunarse con Pfizer, sin esperar, a saber hasta cuándo, a poder hacerlo con AstraZeneca. Pero desde hace unos días ya han empezado a administrarse segundas dosis de la vacuna anglosueca, y una vez que hay opción real de elegir entre cualquiera de las dos, la mayoría está optando por repetir marca» (GARA, 12/06/2021).
De tramposos y golfes
La decisión de guardar miles de dosis sin inocular y la «advertencia» sobre la segunda dosis a administrar son dos de los nubarrones de la administración de Lakua en el proceso de vacunación, pero no son los únicos.
El 20 de enero de 2021, trascendió que dimitían los gerentes de los hospitales de Santa Marina y Basurto al haberse vacunado cuando no les correspondía. La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, afirmó que desconocía el hecho, pero pocos días después se publicaron los mensajes de Whatsapp entre la consejera y el director general del Hospital Santa Marina en los que se podía certificar que Sagardui lo sabía y que ni lo evitó ni lo denunció. Este era el mensaje del director del Santa Marina José Luis Sabas a la consejera Sagardui: «Hemos vacunado a la totalidad del hospital, así que asunto liquidado hasta la segunda dosis. Mil gracias por tu apoyo. Un abrazo grande». Un par de semanas después trascendieron otros casos similares sobre los que Lakua evitó dar explicaciones.
En el ámbito de las restricciones de movilidad también hubo casos de responsables políticos que no acataron las medidas adoptadas por ellos mismos. «Lakua ha decidido cesar a Ibon Etxeberria, miembro del consejo asesor del LABI que se saltó el confinamiento municipal para jugar a golf» (GARA, 10/02/2021).
Infodemia
Cada paso errático de las administraciones fue fagocitado por aquellos que, desde el minuto cero, abogaron por todo de tipo de teorías conspirativas. Se llegó a afirmar que la pandemia era una mentira, que el Covid-19 se había expandido a través del 5G, que las vacunas estaban hechas con microchips o tejidos de abortos, que fue la vacuna de la gripe la que propagó el covid…. Dos días después de la llegada de las primeras dosis de la vacuna a Euskal Herria ya había suficientes falsedades como para publicar un primer decálogo de estas: 'Diez mentiras globales que aún entorpecen la batalla contra el virus'.
A pesar de todo… reto cumplido
La vacunación contra el covid fue un desafío mayúsculo para las administraciones de todo el mundo, la ciencia y la propia ciudadanía. Un reto que, según la microbióloga Miren Basaras, «se cumplió bastante bien». La investigadora de la EHU-UPV fue una de las referencias científicas en época de pandemia. Entrevistada en NAIZ Irratia para Artefaktua, afirma que «el proceso de vacunación no fue perfecto, pero en muy poco tiempo se consiguió vacunar a millones de personas». ¿Hemos aprendido algo? «Yo creo que sí», responde Basaras, pero advierte de que «en el futuro llegará algo parecido» y «debemos estar preparados, debe permanecer esta memoria en las siguientes generaciones».