El acuerdo de los Veintisiete de rearmar Europa me trae la imagen de aquellos ejércitos fascistas que, en los años 30, recorrieron el continente marcando el paso inconfundible de la guerra. Cada contienda tiene su imaginario, su tiempo, su táctica y su muerte, pero todas tienen un mismo denominador común, los sustanciosos beneficios que aporta a la industria armamentista y, por consiguiente, a la élite capitalista. Siempre que, en algún lugar, se escucha un ruido militar la Bolsa sube y los dividendos se disparan. El dato está ahí y se ha publicado en varios medios económicos: la multinacional Indra Sistemas SA, en pocos días, ha visto crecer su cotización un 30%. Úrsula von der Leyen, presidenta de la CE, asegura que, para preservar y asegurar la paz en Europa, los Veintisiete deben invertir en defensa 800.000 millones de euros (el Estado español, 23.897 millones). Lea Ypi, filósofa albanesa, afirmó en una entrevista que el «nuevo militarismo europeo amenaza lo que hizo grande a la UE». «Cuando los debates públicos y los presupuestos priorizan la defensa», señaló, «queda poco margen para financiar los proyectos educativos y cívicos necesarios para contrarrestar la manipulación de libertades democráticas». Paz, un concepto incuestionable... y tan engañoso en manos del capitalismo.