Milei ha soplado la primera vela de cumpleaños al frente del gobierno en Argentina. Y lo ha hecho con la motosierra en una mano y el revólver en la otra. Se dice economista, presume de rupturista y alardea de ser el azote de la casta política tradicional, a la que responsabiliza directamente de todos los males que aquejan a un país que lleva años al borde del naufragio. En realidad, Milei no es más que un iluminado que se viste de diario, con el pelo revuelto y la lengua afilada, para así ganarse a una sociedad angustiada y desesperada, presa fácil para el populismo de manual que perpetra este mesías apócrifo y pagado de sí mismo hasta la obscenidad.Alardea Milei de sus estudios de Economía. A su nombre suelen aparecer asociados epítetos como influencer economista, liberal libertario o anarquista de mercado, pero la realidad de su devenir por la política argentina a lo largo del último año desnuda su verdadera vocación: una autocracia reinventada. Desprecia y descalifica a todo aquel, persona o colectivo, que osa manifestar públicamente su oposición al líder. Políticos, periodistas, intelectuales, funcionarios, científicos... dentro o fuera de su órbita, porque ni siquiera quienes le han apoyado en el pasado se libran de sus mandobles si, en su delirio, alberga la mínima sospecha de disidencia. Y claro, la democracia no es un límite para los planes de Milei. Detrás de su apuesta por liberar al pueblo de la opresión del Estado, se esconde su insana obsesión por desactivar los controles que establece la división de poderes. Gobierna por decreto, se ríe del Congreso y, en definitiva, actúa como si fuera el monarca argento del siglo XXI, Javier I el Cuyano. Pero sería iluso pensar que Milei camina solo. Una de las medidas estrella que ha tomado con motivo de su cumpleaños ha sido rebajar de los 21 a los 18 años el límite de edad para portar armas de fuego de forma legal. Una decisión que, contra lo que él proclama, perjudicará y mucho la seguridad de los argentinos, pero que desvela un agraciado directo de esta macabra lotería pascual: la industria armamentística.