Anjel Ordóñez
Anjel Ordóñez
Periodista

Certezas

La tolerancia es la cualidad que permite al ser humano reconocer a los otros, pese a sus diferencias, como personas libres e iguales. Pero de su misma definión nace la paradoja.

Si algo me pesa en el inexorable proceso de ir cumpliendo años es la progresiva tendencia a la moderación en las certezas. Me lo habían advertido, de eso y de la presbicia, y no se han equivocado un ápice. No me entiendan mal, no hablo de las convicciones ideológicas, esas permanecen razonablemente inalterables aunque haya que ir revisándolas y adaptándolas al devenir de los tiempos. Me refiero a las certidumbres de rango menor, algo así como las costillas que nacen de la espina dorsal y que, aunque sin la relevancia de esta última, no dejan de resultar imprescindibles.

Muchos de ustedes sabrán de lo que hablo. La madurez nos hace más permeables a las opiniones ajenas, nos permite escuchar a quienes, años atrás, apenas hubieran merecido ni un segundo de nuestro tiempo y nos empuja a considerar puntos de vista que en el pasado se situaban muy lejos del centro de nuestro radar ideológico. Y en ese proceso, aún sin quererlo ni por supuesto pretenderlo, nos vamos despojando de algunas de nuestras certezas, de esas que, usando el símil de la cebolla, se encuentran alojadas en las capas exteriores de nuestro intelecto. Lo malo es que, si lo piensan, esas capas exteriores cumplen una función protectora que impide que agentes indeseables alcancen con facilidad el centro neurálgico de nuestra inteligencia. Resulta inquietante.

En algo de todo esto pensaba la semana pasada al contemplar con cierta angustia a Ramón Tamames en el que ojalá sea el final de su proceso de descomposición intelectual y humana. Y pronto el sentimiento de pena daba paso a otro muy semejante a la alarma. La tolerancia es la cualidad que permite al ser humano reconocer a los otros, pese a sus diferencias, como personas libres e iguales. Pero de su misma definión nace la paradoja. ¿Qué ocurre cuando esos otros ondean la bandera de la intolerancia, una intolerancia extrema construida desde el fanatismo, la discriminación y la xenofobia? Pues que no caben ni la duda ni la indolencia, solo la certeza del rechazo más firme e inmediato. La intolerancia es, ante todo, intolerable.

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