En los últimos 50 años, la población mundial se ha duplicado con creces. Y, sin embargo, estamos a las puertas de lo que se ha dado en llamar «crisis de despoblación». La explicación a esta paradoja radica en que dos terceras partes de la población del planeta viven en países en los que la tasa de fecundidad está por debajo de los dos nacimientos por mujer, línea roja en la que se sitúa el «nivel de reemplazo», que garantiza que el nivel de nacimientos se equipare con el de fallecimientos. Con los datos actuales en la mano, antes de 2050 la población europea se habrá reducido un 7%. ¿Por qué? Entre otras cosas, porque en el viejo continente las mujeres ejercen un control cada vez mayor sobre su vida reproductiva.Habrán oído hablar del Movimiento 4B, una corriente de orientación feminista nacida en Corea del Sur que predica cuatro mandamientos: rechazo al matrimonio, a la maternidad, a las relaciones sentimentales y al sexo heterosexual. En virtud de este movimiento, grupos de mujeres se organizan para buscar «lugares seguros sin hombres» en respuesta al insoportable tufo patriarcal. Brecha salarial, acoso sexual y una tradición machista milenaria, entre otras cosas, justifican una actitud que muchas mujeres desarrollan, incluso al margen del 4B, de forma inconsciente. Instinto de supervivencia.En Europa, en Euskal Herria, no parece que vivamos aún en ese escenario, pero hacia él nos dirigimos. El modelo de sociedad basado en la familia ha desaparecido de la ecuación. Las relaciones sexuales y también afectivas están mutando a gran velocidad y la «pareja» como eje de la convivencia social ve amenazada su hegemonía. La vida en solitario, la independencia (especialmente de las mujeres) es un valor al alza. Pero claro, la realidad es tozuda. Nueve de cada diez jóvenes no tienen ingresos suficientes para acceder a una vivienda. La precariedad laboral, especialmente la de los jóvenes, y un mercado de vivienda asfixiante condicionan las aspiraciones de una generación potente, pero lastrada por un modelo socioeconómico caduco.