Me dice un periodista sobre el terreno con voz entrecortada: “He visto gente en Paiporta que solo está un poco mejor que los que no sobrevivieron”. Me estremezco con lo que cuenta. Desde fuera, creo que esta vez todos hemos sentido la conmoción de menos a más, cada día un poco más que el anterior, según nos íbamos haciendo a la idea del tamaño del desastre humano que se vive en l'Horta Sud de València. Han pasado más de tres días de las riadas y la mayoría de los afectados aún no pueden estar de luto, ni digerir el duelo, ni llorar sus pérdidas. Aún no han sobrevivido del todo porque siguen luchando por su vida contra los peligros que emergen cuando se supone que todo ha pasado. Cuando intentamos entender qué ocurrió, para identificar los errores que no pueden volverse a cometer y para depurar las responsabilidades de quien no ha estado a la altura, solemos centrarnos en la etapa inicial, en cómo comenzó todo, en cómo actuó cada cual en el momento más destructor de la catástrofe. Pero quienes tienen memoria de otras tragedias comparables nos recuerdan que, si bien la primera respuesta es clave, lo que se hace después, durante los primeros días e incluso semanas, no es menos importante. Son esas acciones las que pueden rescatar el mayor numero de vidas posible o no hacerlo. Lo que puede, o no, volver a dejar a miles de personas a su suerte, en condiciones en las que ningún superviviente debería encontrarse.No hace falta extenderse sobre la responsabilidad que tiene Carlos Mazón y su Gobierno, que no debería estar ni un solo día más al frente de la Generalitat. Pero en este momento crítico, el Pais Valencià no necesita tanto renuncias como actuaciones. Hará falta, durante días y días, eficacia, experiencia y estrategia para responder a las necesidades de una población a la que aún le falta rescate, comunicaciones, atención médica, suministros básicos y alimentos. Más tarde, la gente necesitará recuperar su vida y, ojalá no sea así, quizás solo pueda contar con nuestra solidaridad. Que no se nos olvide que el agua baja pero todo lo demás se queda.