Se ha abusado demasiado de la consigna que dice que la patria son las personas y que no hay nada más patriota que una política que cuida a tu gente. Esta afirmación transluce en muchas ocasiones el deseo de ciertas izquierdas de disputar la bandera del patriotismo a la derecha, que parece poseerla por defecto. Pero, pese a lo manido, la idea es cierta en lo fundamental. Y queda a la luz cuando partidos que en teoría defienden intereses nacionales se alinean contra la mejora material del conjunto de sus ciudadanos.

Ocurrió esta semana en el Congreso, cuando Junts unió sus votos a PP y Vox para tumbar la regulación de los alquileres temporales. La propuesta, tal y como se está poniendo el patio inmobiliario en ciudades como Barcelona, es de mínimos para cualquiera que piense más en el bienestar de gran mayoría que en el lucro de los rentistas. Pero la formación de Carles Puigdemont votó que no y tumbó una legislación que, sin ser la panacea, es la única propuesta viable sobre la mesa.

El voto de Junts no tapa la errática (y, por tanto, mala) política de vivienda de este Gobierno. Después de pasarse años boicoteando todo intento de legislación autonómica, la mayoría en torno a Sánchez acabó aprobando una ley descafeinada, que recentraliza y que necesita parches sucesivos, como se vio en la votación de esta semana. Pero que el PSOE trate de soplar y sorber no es un argumento suficiente. Como tampoco lo es la cuestión competencial. En mayo pasado el Parlament catalán debatió una propuesta similar y entonces Junts también se opuso.

El partido de Puigdemont ha dado un giro obvio a la derecha en los últimos dos años. Tras el procés, se repliegan a su espacio tradicional, a la vez que tratan de exhibir contundencia ante Sánchez. Pero es pertinente preguntar a una formación que habla de reconstrucción nacional de Catalunya qué propuestas tiene para fortalecer la sociedad catalana ante una crisis concreta como la de la vivienda. Porque si lo único que ofrecen para cuidar la patria es retórica, será difícil que la ciudadanía vea algún valor positivo en ese patriotismo.