Andoni Lubaki

El jardín de las armas

Volver a las casas es muy peligroso en la parte Este de Mosul. Los miembros del Daesh colocaron bombas dentro de ellas antes de pasar a la parte Oeste. «Incluso han llegado a poner bombas debajo de las cunas de los niños. Todos los días vuelve gente a sus casas de los campos de refugiados. Muchos se encuentran con las casas saqueadas. El islam prohíbe robar pero los del Daesh son los mayores ladrones. Son los peores musulmanes», asegura el Coronel Abdulahab en el cuartel general de la retaguardia en Bartela. El veterano militar me da permiso para ir de patrulla a buscar jardines con minas y explosivos.

«La mayoría de veces son los propios vecinos que avisan de la presencia de explosivos. Nos han avisado de que en casa de un cristiano adinerado el Daesh dejó varias armas. Es su vecino quien nos ha avisado. No saben nada de los antiguos dueños de la casa, posiblemente fueran ejecutados» explica Mokhtar, jefe de las patrullas que busca explosivos sin detonar.

Tal como el vecino avisó, el jardín está lleno de armas. Pero no son trampas. Al parecer utilizaron el jardín como almacén para bombas de mortero. «La zona se defendía con morteros y este es el sitio donde los guardaban posiblemente» dice Mokhtar.