“He vivido enganchado” me admite F. En su habitación de la planta 9 del Hospital de Galdakao. F ha estado 53 días conectado a una maquina de la UCI de este hospital, sedado. Después, en la planta 9 se ha pasado también unos cuantos días atendido por sanitarias que no mostraban su rostro. Los trajes EPI protegen en la misma medida que desnaturalizan el contacto.
F es ya negativo en COVID, no puede contagiar a nadie de lo que no tiene. Le llevarán a la planta 6 donde tras más de dos meses separados volverá a ver a su querida K. Habla de su vida; de lo importante y efímero; de cómo es volver de donde uno no se acuerda que ha estado. “Enganchado unos días ya me he pasado pues !” y mira para arriba con la vista recuperada ya pero con la mirada perdida aún.
K entra por la puerta y se atisba una sonrisa debajo de la mascarilla de los dos. K acaricia en la frente a F que no puede evitar agarrarla de la mano. F se ha mantenido vivo pero le faltaba algo vital.
“Maitxi, ezagutu ginenetik ez ginen hainbeste denbora bananduta egon ! Zemuz zauz?” (¡Cariño, desde que nos conocimos no hemos estado tanto tiempo separados ! ¿Qué tal estás?)
F mira al techo y se lleva la mano a la cabeza.