Hay una expresión popular para las personas aficionadas a la parranda: «gente de mal recoger». El dicho tiene su gracia, pero si lo aplicamos a las responsabilidades políticas y los cargos públicos, ya no resulta tan chisposo. Y es que hay gente que necesita recordarnos cada cierto tiempo que fue no sé qué cosa, que sigue existiendo y que todo ha sido peor desde que él no está. Toman muchas veces la forma de zombis, esos personajes tan presentes en la cultura de nuestro tiempo de incertidumbre y nostalgias, y siempre se creen en condiciones de sermonearnos desde su púlpito imaginario.Uno de ellos es el expresidente navarro Miguel Sanz, sagaz conocedor de las tramas de la política, ante quien Maquiavelo palidecería. Sanz nos ha obsequiado recientemente con dos genialidades. La primera, una aparición con el aragonés Lambán –señalado carca del PSOE con urticaria política permanente ante el rumbo de su partido– para explicarnos que en Navarra todo mal, pero en Aragón todo bien. La mera idea de que un Aragón gobernado por PP con el apoyo de Vox sea un referente para la sociedad navarra porque nos está «adelantando por el centro» demuestra un notable despiste, pero no contento con eso, Sanz adelantó algunas de las razones que más tarde ha desarrollado en un artículo en el periódico de Cordovilla que apoyó a Primo de Rivera, Franco, Hitler y Mussolini, ya ustedes saben. Así, según nuestro zombi expresidente, en Navarra hay mayor exclusión social, vivimos de las rentas (se refiere a la gloriosa entente UPN-PSN) y la culpa es, por supuesto, de los pactos con EH Bildu. Este nivel de profundidad analítica y refinamiento en las formas solo está a la altura del genio que afirmó, tras al estallido mundial de 2008, que en Navarra no había de qué preocuparse, que eso era una cosa de fuera porque en Navarra todo bien. Un lince, Miguel Sanz. Claro que, por otra parte, en UPN deben estar mucho peor de lo que parece si creen que van a remontar en modo ejército de zombis.