Ya es oficial, lo que era un secreto a voces y se cerró ya hace unas pocas semanas, el argentino Eduardo Berizzo será el entrenador del primer equipo masculino del Athletic. Una decisión que nos lleva al inicio de la andadura de Josu Urrutia en la presidencia del club. A la época en la que tiraba de tarjetas prepago para sus largas conversaciones durante la madrugada de Euskal Herria con Marcelo Bielsa. En definitiva, al origen, a la decisión que inyectó más adrenalina y rompió con la cultura de la derrota y lo anodino en San Mamés, al fichaje del técnico rosarino.
No fue fácil su primer aterrizaje, precipitado por unas elecciones pasado el chupinazo de San Fermín y que condicionaron una pretemporada marcada por la previa europea, al que llegó con un grupo de colaboradores. El club pretendía que uno de ellos fuese un antiguo jugador rojiblanco, algo a lo que Bielsa se negó. El argentino, receloso del estatus del que gozan los exfutbolistas, debido a sus vínculos con los que están en activo y desahogada posición económica, comunicó su negativa a Ibaigane. Y fue más lejos en su exposición, señalando que únicamente Eduardo Berizzo, que había sido su pupilo en Ñuls y la albiceleste, había pasado la prueba del algodón durante la experiencia que compartieron en la selección chilena. El presidente apuntó en rojo el nombre del Toto continuó siguiéndole la pista, debido a su interés por el fútbol argentino y su posterior éxito en el Celta.
Berizzo fue uno de los futbolistas con los que el Newells de Bielsa logró los títulos de 1991 y 1992 en Argentina. Un equipo icónico que dejó un gran legado, además de escenas míticas como las de un Loco desatado, con su camisa impregnada en sudor mientras gritaba «¡Ñuls carajo!». Un grupo lleno de entrenadores potenciales, ya que de la pizarra de Bielsa salieron los ahora entrenadores Pochettino, el Tata Martino, Ricardo Lunari, Jorge Zamora, Darío Franco o el propio Berizzo. Es decir, una auténtica escuela de ganadores. Una historia que nos lleva desde el Bilbao actual al Rosario -la ciudad del mundo con más personas de origen vasco- de hace más de 25 años. Fue la primera estación de un jugador que también pasó por el Atlas mexicano, River Plate, Olympique de Marsella, Celta y Cádiz. Además de sumar 13 partidos con la albiceleste.
De Bielsa a Valverde, de Txingurri a Kuko y de Ziganda a Bielsa. Una especie de retrospectiva permanente. Valverde hubiera sido la primera opción, pero la fecha electoral lo saboteó, aunque el gasteiztarra apoyó públicamente Urrutia para marcar que su retorno iba a ser cuestión de tiempo, y finalmente llegó Bielsa. Al argentino lo relevó Ernesto, cuya marcha fue reemplazada por un Ziganda avalado por su trabajo en el filial. Después de un año fallido, en el que nadie ha estado a la altura, se vuelve al inicio. Al discípulo más aventajado de Bielsa, a un entrenado que admira la propuesta de su mentor pero que asume menos riesgos en los marcajes individuales a lo largo y ancho del campo.
Berizzo, al igual que Marcelo, no llegará solo. Le acompañaran Ernesto Marcucci y Roberto Bonano como asistentes, el preparador físico Pablo Fernández, el entrenador de porteros Carlos Kisluk y el scout Mariano Uglessich. La propuesta futbolística parece clara, el Athletic se asoma para recuperar el vértigo y la velocidad en su juego. Características que, fundamentalmente, se pudieron apreciar en el Celta. Una presión intensa en tres cuartos de campo, el delantero dividiendo los centrales, obligando a la zaga rival a dividir la pelota o salir en largo. Una idea en la que salir victorioso o perdedor de los duelos individuales tiene una enorme importancia. El juego combinativo planteado por Berizzo también tiene sus aristas, así ha sido tanto en Vigo como en Sevilla, debido a los problemas para contener las llegadas de los rivales al espacio desde segunda línea o la dificultad por momentos para mantener la línea defensiva.
En los banquillos, tras ser ayudante de Bielsa en Chile, pasó por el mítico Estudiantes de La Plata y en Chile ganó tanto el Apertura como la Supercopa con O’Higgins. Durante su etapa en Vigo, clasificó al Celta para la Europa League en 2016, introdujo a los gallegos en las semifinales de Copa de 2016 y 2017, algo que también logró en competición continental cayendo ante el Manchester United en mayo del año pasado. Unos resultados que lo colocan como uno de los técnicos más exitosos del conjunto celeste. Un equipo rápido, eléctrico y vertiginoso que durante los tres años bajo la dirección de Berizzo supo ser capaz de sacar el máximo rendimiento a futbolistas como Aspas, Nolito, Wass, Santi Mina, Orellana -con el que acabó enfrentado-, Tucu Hernández, Larrivey, Radoja, Augusto o Krohn-Dehli. En Balaídos se convirtió en un absoluto referente, marchándose puño en alto y entre aplausos de un estadio que le rinde pleitesía.
Su acierto en el Celta le llevó a Sevilla como sustituto de Sampaoli. Con el nivel de exigencia por las nubes, el argentino respondió a las expectativas. Pese a superar la ronda previa de la Champions, Berizzo no logró conectar con el entorno hispalense. En total, dirigió 22 encuentros del conjunto sevillista, ganando doce, empatando cinco y perdiendo seis.
No obstante, su paso por la capital andaluza quedó marcado por el cáncer de próstata que le detectaron en noviembre de 2017. Un adenocarcinoma que, afortunadamente no se había extendido a otras partes de su cuerpo. Después de tres partidos ligueros ausente debido a la operación a la que fue sometido, el 2 de diciembre Berizzo recibió el alta y volvió a retomar las riendas del Sevilla. Las dudas sobre el rendimiento del equipo ya eran evidentes y una derrota por tres a uno en Donostia en el marco el final de su etapa en el conjunto hispalense. Los andaluces ocupaban la quinta posición en Liga y seguían vivos tanto en la Copa como en la Champions League.
El 4 de febrero, el preparador argentino conoció que todo el tumor había sido extirpado, por lo que no necesitaría tratamientos de rayos o quimioterapia. Una vez recuperado, su nombre volvió al mercado futbolístico. Del gusto de Jose Mari Amorrortu, seguido por Urrutia y avalado en distintos estamentos del club, Berizzo se situó como la principal opción para dirigir al Athletic una vez que el conjunto rojiblanco sepultaba bajo la impotencia todas sus opciones tanto en Europa como en Liga.
Otras entidades habían mostrado su interés, como es el caso de la Universidad Católica de Chile, el Niza, el Flamengo, la federación ecuatoriana o el Espanyol, mientras que un sector del celtismo mostraba su añoranza y deseaba su regreso. Un baile en el que su nombre se asociaba al Athletic, mientras que su situación también se vinculaba a otros clubes. Las conversaciones siguieron avanzando, fuera de Euskal Herria -la tarde de la supuesta reunión en la terraza, Berizzo compraba tranquilamente en un IKEA de la Comunidad de Madrid y dos días después comía en Vigo con el director general del Celta al que le sigue uniendo una amistad-, mientras en Bilbao se establecía una absurda carrera por adelantar una noticia que se ha cocinado en la distancia y a fuego lento.
Berizzo llegará al Athletic en un proyecto del que salen Kike Sola y Saborit y entran Ander Capa, Cristian Ganea y Dani García. Unai López regresará de su cesión al Rayo, mientras que Alex Remiro, si firma su contrato de renovación, podría seguir cedido en un equipo de Primera. No parecen los únicos movimientos, ya que podrían llegar más futbolistas para apuntalar el equipo. Se habla mucho de Mikel Merino, un jugador interesante pero que apenas ha gozado de protagonismo ni en Dortmund ni en Newcastle, además de otras opciones que pude deparar el mercado. Junto a ello, habrá que ver la evolución de los cachorros, todo hace indicar que Gorka Guruzeta, Iñigo Vicente y Andoni López tendrán su oportunidad en la pretemporada, un grupo al que se podría unirse el zumaiarra Peru Nolaskoain. En el capítulo de salidas, Berizzo tendrá la palabra a la hora de dictaminar los descartes.
No obstante, algunos futbolistas podrían buscar dejar el club en busca de más minutos. Uno de ellos es Iago Herrerín, que lleva tiempo dándole vueltas al asunto. El portero es consciente de que tiene mercado, ya que goza de un buen nombre en la Liga debido a su nivel futbolístico y capacidad de liderazgo. La renovación de Kepa Arrizabalaga complicó su situación de forma sustancial, condenado a ser suplente de uno de los mejores arqueros del campeonato convertido en jugador emblema del club, y el hecho de no jugar la Europa League va a limitar sus opciones. Si a todo esto le unimos que el Athletic cuenta con Alex Remiro y Unai Simón en nómina, además de un radar que alcanza a Aitor Fernández, la situación de Iago parece bastante complicada. Tome la decisión que tome, merecerá todo el respeto debido a su rendimiento y capacidad de empatizar.
El equipo arrancará la segunda semana de julio, sin la presión de las previas, y con el objetivo de volver a estar entre los mejores. Retornar a Europa es el objetivo clasificatorio, adoptar un estilo propio que conecte con la gente parece inexcusable y que todo el entorno del club sea capaz de entender la coyuntura futbolística actual parecen imprescindibles para volver a la senda del éxito. El Athletic, equipo número 32 en el ranking europeo en los últimos cinco años, ha cosechado unos resultados espectaculares con una generación fantástica. Ahora, tras un año que debería servir como aprendizaje y hacer una autocrítica constructiva, toca tener mirada panorámica, saber de dónde venimos, a dónde vamos y, sobre todo, qué clase de club se quiere. Es hora de evolucionar, alejarse de los cantos de involución, y reforzar las fortalezas.
El Toto, junto a los jugadores clave de los últimos años, los jóvenes que suman más de 50 partidos en el primer equipo y los que llegan, deberán conjuntarse y conjurarse para ganar nuevamente de forma regular. El vértigo se avecina, esperemos que con Berizzo, el Athletic puede volver a vivir mejor.
«Las cosas para que sucedan, primero hay que soñarlas», Eduardo Berizzo
Beñat Zarrabeitia