Beñat Zarrabeitia

Leicester City, «Cinderella team»

 

 

El 13 de junio 1935, James Walter Braddock fue protagonista de una de las mayores sorpresas de la historia del boxeo. El púgil neoyorquino, nacido en el seno de una familia irlandesa de escasos recursos, pronto mostró unas buenas prestaciones en el deporte de las 12 cuerdas. En 1929 peleó por el campeonato de los Semi Pesados cayendo ante Tommy Loughran tras 15 asaltos. Una serie de derrotas, problemas de salud y, fundamentalmente, las condiciones económicas derivadas del crack de la Bolsa le alejaron del cuadrilátero. La crisis le obligó a trabajar como estibador en el puerto, ya que los ingresos provenientes de los combates habían descendido de forma notable. Su situación se deterioró tanto que incluso tuvo que acudir a la beneficencia para sobrevivir.

La fortuna de Braddock cambió en 1933, el New Deal de Roosvelt comenzó a reactivar la situación financiera y tuvo la posibilidad de volver al ring. Batió a John Griffin, John Henry Lewis y Art Lasky, se ganó el derecho a disputar el título de los Pesos Pesados contra el vigente campeón Max Baer. Un púgil demoledor, peligroso incluso. Poco antes de medirse a Braddock había procesado por homicidio al haber matado a golpes a un contrincante en el cuadrilátero. Convencido de su triunfo, Baer también se permitió el lujo de llamar «vagabundo» al aspirante. Pagó muy cara su arrogancia.

 

 

35.000 personas asistieron en el Madison Square Garden a un combate histórico. Con las apuestas 9 a 1 a favor de Baer, Braddock fue capaz de aguantar los 15 asaltos para acabar imponiéndose gracias a su coraje y determinación. El escritor Damon Runyon le bautizó como «Cinderella Man», apelando al espíritu de «La Cenicienta» para explicar la proeza de un boxeador que había pasado de la más absoluta miseria a la gloria mundial. Es quizá una de las hazañas deportivas más presentes en la cultura popular estadounidense y en 2005 su historia fue llevada al cine con el actor australiano Russell Crowe ejerciendo de protagonista.

Un triunfo simbólico y místico únicamente equiparable con la victoria conseguida por el equipo americano de hockey hielo ante la Unión Soviética en los Juegos de Invierno de 1980. Los soviéticos, que habían ganado ocho Oros olímpicos, acabaron sucumbiendo en el considerado mejor partido de la historia de dicho deporte. El equipo soviético contaba en sus filas con Valery Kharlamov Oribe, hijo de exiliada vasca y mayor talento de su país. Apenas un año después fallecería en accidente de tráfico, convirtiéndose en una leyenda similar a James Dean o Drazen Petrovic.

El mundo del fútbol tampoco es ajeno a victorias absolutamente inesperadas. El Nottingham Forest de Brian Clough ocupaba hasta ahora un puesto destacadísimo a la hora de hablar de hazañas conseguidas contra todo pronóstico. Junto a su ayudante Peter Taylor logró llevar al equipo del City Ground de la Segunda división a la conquista de la Copa de Europa por partida doble. Recientemente, en el marco del festival Thinking Football organizado por la Fundación del Athletic pudimos ver el documental «I believe in miracles» en la que el realizador Jonny Owen narra junto a los protagonistas el éxito cosechado por el Forest.

 

 

Otro arquitecto de milagros es Otto Rehhagel, el alemán consiguió que subir a Primera con el Kaiserslautern en 1997 para ganar la Bundesliga un año después con futbolistas como Ballack, Sforza, Kuka u Olaf Marschall. Seis años después, multiplicó el asombró general al conducir a Grecia al triunfo en la Eurocopa de 2004. Con un juego basado en la seguridad defensiva, los helenos dieron la sorpresa. Al igual que lo hizo Dinamarca en la edición de 1992, escuadra que participó a última hora debido a la desintegración de Yugoslavia. Sin Michael Laudrup y convocando a jugadores que ya tenían el pasaje para pasar sus vacaciones en el Caribe, la dinamita roja derrotó a Francia, Holanda y Alemania para alzarse con el trofeo.

En los últimos años, el poderío económico de algunos clubes convertidos en auténticas transnacionales futbolísticos, los desiguales contratos televisivos y la entrada de diversos jeques ha provocado que las opciones de los equipos más modestos sean cada vez más reducidas. Un selecto grupo de equipos se reparte prácticamente todos los trofeos, ampliando así las diferencias sobre el resto, apenas dejando margen para la sorpresa. Y en esas que ha aparecido el Leicester, el «Cinderella team». Un conjunto por el que nadie apostaba, con un entrenador al que muchos daban por acabado y una plantilla conformada por retales, descartes de otros equipos, jugadores que han vagado por Segunda e incluso algunos con serios problemas de conflictividad.

 

 

Primera Liga para el Leicester

La hazaña se ha consumado. En lo que ya es por derecho propio una de las mayores sorpresas deportivas de en la historia del deporte moderno, el Leicester City se ha proclamado campeón de la Premier League. Un tanto de Eden Hazard en la recta final del derbi londinense dinamitó las escasas posibilidades que le quedaban al Tottenham para obtener el título. A partir de ese momento, la plantilla de los foxes, reunida en la casa de Jamie Vardy, contuvo la respiración. Con el pitido final, el éxtasis se desató entre los futbolistas de un equipo que ni en sus mejores sueños habría fabulado algo así.

El Leicester ha conseguido un hito prácticamente imposible de igualar. Los dos equipos de Manchester, Arsenal, Chelsea, Liverpool o Tottenham, se han visto sorprendidos por un equipo que la temporada pasada ocupaba los puestos de descenso cuando apenas restaban seis jornadas para concluir la Premier League. Después de una gran remontada, los azules lograron salvar la categoría bajo la dirección de Nigel Pearson.

Tradicionalmente, los foxes han sido un equipo ascensor. Con constantes irrupciones a la élite para posteriormente volver al infierno futbolístico. Fundado en 1884, sus mejores épocas habían sido en los sesenta y a finales de los noventa. En 1963, aprovechando el peor invierno inglés en 200 años, estuvieron a punto de ganar la Liga de la mano del entrenador escocés Matt Gillies. Sin embargo, una mala racha final y el deshielo primaveral les impidió consumar el éxito, esa misma temporada también perdieron la final de la FA Cup. Competición en la que se han quedado a las puertas del éxito en tres ocasiones. No obstante, un año después se redimieron ganando la Copa de la Liga.

A principios de los ochenta, con el también escocés Jock Wallace -que luego dirigiría al Sevilla- el banquillo, sobresalía un delantero que respondía al nombre de Gary Lineker. Natural de Leicester y aficionado del club, entre 1983 y 1985 marcó un total de 46 goles en Liga, cifras que le valieron su fichaje por el Everton de Howard Kendall.

 

 

Los buenos tiempos no retornaron hasta la llegada de Martin O’Neill al banquillo de los foxes. El irlandés formó parte del Forest de Clough y comenzaba su carrera como entrenador. No le pudo ir mejor, bajo su dirección futbolistas con Neil Lennon, Izzet o Robbie Savage ganaron la Copa de la Liga en 1997 y 1999. Tras la marcha de O’Neill, el Leicester volvió a su dinámica habitual: Ser un equipo ascensor.

2002 fue un año clave para su historia, los foxes dejaron su antiguo estadio de Filbert Street, su casa durante 111 años. Su nuevo campo sería el Walkers Stadium, instalación patrocinada por la compañía de patatas fritas más conocida de Inglaterra, que cuenta con su sede en la ciudad y que años atrás había encargado de esponsorizar la camiseta del Leicester. Curiosamente, el primer partido que se disputó en el nuevo campo fue el 4 de agosto de 2002 ante el Athletic. Roberto Martínez Tiko marcó el primer gol de la historia del recinto, el presidente Josu Urrutia fue de la partida y un joven Aritz Aduriz acabó expulsado antes del descanso. A sus 21 años, el donostiarra ya daba muestras de su carácter.

Caída hasta Tercera y llegada del dueño tailandés

Los problemas económicos derivados del descenso, la pérdida de ingresos televisivos, el no poder ingresar lo presupuesto en traspasos y los costes de la construcción del nuevo estadio marcaron los años posteriores al cambio de siglo en el Leicester.

La situación se tornó cada vez más preocupante, provocando incluso el descenso del equipo a la Tercera. Categoría que abandonaron en 2009 también con Nigel Pearson en el banquillo. Pocos meses después de retornar a la Championship, una decisión tomada en el sudeste asiático cambió la historia del Leicester City. El magnate tailandés Vichai Srivaddhanaprabha compraba el equipo al serbio Milan Mandraric, el actual propietario del Olimpia de Ljubljana esloveno, por cerca de 40 millones de libras. De la mano de Vichai llegaba también el patrocinio de su empresa King Power.

 

Al contrario de otros grandes inversores, el tailandés prefirió no realizar un enorme gasto en su nuevo juguete futbolístico. Pese a ello, intentó dejar su impronta fichando al que fuera seleccionador inglés Sven Goran Eriksson para entrenar a un equipo de Segunda. La apuesta por el sueco no funcionó y acabó siendo cesado. Nigel Pearson regresaba al banquillo del Leicester City.

Pese a contar con una fortuna cercana a los 2900 millones de dólares, según Forbes ocupa el puesto número 612 entre las personas más ricas del planeta habiendo subido 100 puestos en el último año, su fórmula de negocio se basa en los centros comerciales Duty Free. Entre sus espacios más destacados se encuentra la zona de tiendas libres de tasas en el aeropuerto de Bangkok, espacio que registra el paso de más de 52 millones de viajeros anuales.

Emparentado con la realeza de su país, no suele prodigarse en apariciones públicas, delegando las cuestiones vinculadas a los foxes en su hijo Aiywatt. No obstante, el pasado 1 de abril, coincidiendo con su cumpleaños y aprovechando el buen momento deportivo del equipo, regaló donuts y cerveza a los hinchas que acudieron al estadio, también rebautizado con el nombre de su empresa King Power, para presenciar el partido ante el Southampton.

 

 

El Leicester retornaron a la Premier League en 2014 cumpliendo así los deseos de su propietario. Sin embargo, según anunció The Guardian el 12 de abril, la Premier League investiga si el Leicester no respetó el fair play financiero durante el curso 13-14. Dichos reportes, informan que Vichai inyectó dinero en el club de forma indirecta utilizando la empresa Trestellar. Aquello provocó un incremento de 11 millones de euros en los ingresos por patrocinios. La temporada siguiente, Trestellar vendió dichos derechos a King Power, la empresa de Vichai. El resto de clubes protestó al entender que esa fue la forma en la que el Leicester logró pagar 36 millones de euros en salarios cuando sus ingresos eran de 31.

De nuevo en la élite, con el veterano centrocampista argentino Esteban Cambiasso como fichaje estrella, el equipo sufrió lo indecible para mantener la categoría. Una impresionante remontada final permitió al equipo de Nigel Pearson eludir el descenso. Concluida la temporada, el equipo realizaría una gira por Asia.

Una orgía provocó la salida de Pearson

En un principio el verano de 2015 no debía deparar demasiados sobresaltos en los foxes, nada más lejos de la realidad. A la vuelta de la gira asiática, los tabloides daban cuenta de una orgía protagonizada por varios jugadores del Leicester junto a prostitutas en un hotel de Tailandia. Medios como Breathe Sport, Daily Mirror y Sunday Mirror acompañaban la información de fotos y vídeos.

 

 

En una sociedad acostumbrada a toparse con diferentes escándalos sexuales en las portadas, la noticia no suponía un gran problema. Miembros de la Casa Real británica, los devaneos de Bievenida Pérez con el Jefe del Estado Mayor o el affaire de John Terry con la mujer de Wayne Bridge ya habían limitado la capacidad de sorpresa entre la opinión pública. Sin embargo, en este caso, las imágenes iban acompañadas de frases humillante de claro componente xenófobo. Tom Hopper, Adam Smith y James Pearson eran inmediatamente despedidos tras llamar «slit eye» –«ojos rasgados»- a las prostitutas. No iban a continuar ni un minuto más en un equipo cuyo dueño es un magnate asiático.

Más condescendiente fue con el delantero Jamie Vardy, de quién apareció otro vídeo llamando «Jap» a otra persona -en referencia a su origen japonés- en un casino. El club decidió multar al jugador y enviarlo a un curso de reeducación. Meses después, el delantero se ha convertiro en el jugador más importante de la historia del Leicester.

El asunto de la gira asiática tenía otra derivada importante. Y es que James Pearson era el hijo del entrenador. Tras ser citado en el despacho del propietario, Nigel Pearson, todo un ídolo de la afición, era destituido. Vichai le acusaba de no ser capaz ni siquiera de controlar a su hijo, por lo que dudaba de su capacidad para gestionar a todo el vestuario.

 

 

Las apuestas 5000/1, era más probable comprobar la existencia de Nessie

En una búsqueda desesperada por encontrar un nuevo míster apareció el nombre de Claudio Ranieri. A sus 63 años, el italiano parecía proscrito tras su destitución al frente de la selección griega. En el combinado heleno apenas duró unos meses en los que perdió todas las opciones de clasificarse para la Eurocopa de 2016. Una derrota en casa contra la débil Islas Feroe provocó su cese.

Su contratación no estuvo exenta de polémica. En las redes sociales las reacciones se sucedieron hubo incluso quien le llamó «Clownio». Gary Lineker se mostró tremendamente escéptico en torno a sus posibilidades, mientras que LeTissier, Hamann o Harry Redknaap mostraron abiertamente su disconformidad. Algo que también hicieron Paul Merson en Sky y Robbie Savage en la BBC. Michael Owen fue el más contundente al pronosticar que el Leicester descendería junto al Watford y el Bournemouth. Sobra decir que el exdelantero del Liverpool se ha equivocado de pleno.

Casi nadie creía en las posibilidades de los foxes, equipo que fijaba su meta principal en la permanencia. En las casas de apuestas, que el Leicester fuera campeón de Liga se pagaba con 5000/1. Es más, en William Hill había envites de carácter estrambótico con los que se podría ganar menos dinero. Algunas de ellas eran que el entonces entrenador de la Real Sociedad David Moyes formase parte del jurado del programa televisivo Factor X, que el Primer Ministro David Cameron entrenase al Aston Villa o que se probase la existencia del Monstruo del Lago Ness y el Yeti.

 

 

Los fichajes del austriaco Fuchs, el japonés Okazaki, el suizo Inler y el francés Kanté tampoco invitaban al optimismo. El propio Ranieri aseguraba en agosto que el objetivo era la permanencia. Poco a poco, el italiano logró conectar con el grupo, construyendo un equipo sólido y con las ideas muy claras. Con un vestuario basado en descartes, retales, jugadores acostumbrados a jugar en Segunda, apuestas arriesgadas y en algún caso problemáticas, Ranieri ha sabido sacar el máximo potencial de futbolistas que se encontraban muy lejos del foco mediático.

En total, durante la temporada 2015-2016, el Leicester City se ha gastado 48,2 millones de libras en salarios, contando así con la cuarta plantilla más barata de la Premier. Cifras muy alejadas de los 110 del Tottenham, los 152 del Liverpool, los 192 del Arsenal, los 194 del City, los 203 del United y los 215 del Chelsea. Un ejemplo gráfico es que el coste del fichaje de Kevin De Bruyne por los skyblues superaba en más de 20 millones el gasto total en salarios de la plantilla de los foxes.

 

 

Apoyado en la experiencia que le da haber dirigido a equipos tan importantes como la Fiorentina, Valencia, Atlético, Chelsea, Roma, Inter o Mónaco, la gestión de Ranieri ha sido espectacular. Curtido en duros enfrentamientos como el que mantuvo con Romario en Mestalla, siempre ha sabido captar nuevos talentos. Fue el gran valedor de Gaizka Mendieta en Mestalla y el encargado de consolidad a John Terry en la defensa de los blues. También fichó a Cech, Lampard y Robben para el conjunto de Stamford Bridge.

Su compromiso con el Leicester ha sido total. Prometió a los jugadores que cenarían pizza después de cada victoria en la que dejaban su portería a cero, aumento los días de descanso de los futbolistas y pudimos ver sus lágrimas de alegría tras vencer ante el Sunderland el pasado 10 de abril. El 2 de mayo, día en el que el Leicester se proclamó campeón de la Premier League, Ranieri estaba volviendo a Inglaterra después de haber comido con su madre de 96 años en Roma.

 

 

La mejor delantera de la Premier costó menos de 2 millones de Libras

Los otros dos grandes protagonistas han sido Jamie Vardy y Riyad Mahrez. Una dupla por la que los foxes abonaron algo menos de dos millones de euros. El primero jugaba en la Séptima división inglesa hace apenas cinco años, ahora es internacional y jugará la Eurocopa. Formado en la cantera del Sheffield Wednesday, con 16 años fue descartado por no cumplir los estándares de altura. A partir de ahí, su carrera y vida personal se enredaron. En 2007, se vio involucrado en una pelea a las afueras de un pub. Futbolista que tenía compaginar su carrera deportiva con su trabajo en una fábrica, se pegaba en las puertas de un bar. Una historia que podría formar parte de «Chavs», el libro en el que Owen Jones describe la demonización de la clase obrera en la sociedad británica. Tras jugar en el Stockbridge Park Steels, siguió perforando porterías en el Halifax Town antes de fichar por el Fleetwood Town. El verano de 2012 saltó a la fama al convertirse en el futbolista amateur más caro de la historia, el Leicester gastó un millón de libras en contratar sus servicios.

Sus goles fueron clave para el ascenso a la Premier en 2014. Año en el que su trayectoria pudo cambiar radicalmente. Ralf Ragnick, entrenador del RB Leipzig -nuevo rico del fútbol alemán, vinculado a Red Bull y que lucha por subir a la Bundesliga- rechazó sus servicios. Interesado en fichar a Joe Gomez, el representante del jugador del Liverpool recomendó el nombre de Vardy a Ragnick. La carta de presentación no podía ser mejor, ya que le aseguraba que el futbolista del Leicester acabaría siendo internacional. La pega estaba en su edad, Vardy tenía 27 años, y el RB Leipzig no busca jugadores mayores de 24.

 

 

Tras un primer curso discreto, con apenas 5 goles, se ha destapado de la mano de Ranieri. Autor de un total de 22 tantos, llegando a anotar en 11 jornadas consecutivas, se ha convertido en auténtico ídolo. Carismático, luchador y con un gran remate, ha encandilado a los aficionados. No son pocos los que piden que forme dupla con Harry Kane en la próxima Eurocopa dejando a Wayne Rooney en el banquillo. El gol que consiguió ante Alemania ha multiplicado sus posibilidades de tener un sitio en el once de los pross.

Riyad Mahrez por su parte conoce la internacionalidad desde hace tiempo e incluso fue parte de la plantilla con la que Argelia disputó el Mundial de Brasil. Y es que pese a ser francés de nacimiento, la selección gala nunca había tenido el más mínimo interés en un jugador que apenas había despuntado.

 

 

Profundamente marcado por la muerte de su padre cuando Riyad apenas contaba con 16 años, comenzó su carrera en el Quimper para después pasar al Le Havre de la Ligue 2 francesa. En enero de 2014 se unió al Leicester pero no ha sido hasta la llegada de Ranieri en la que ha mostrado todo su potencial. Su catálogo de regates, asistencias y pases han marcado la última edición de la Premier League. Elegido jugador del año por sus compañeros, ha levantado el interés de equipos como el Chelsea o el Barcelona y seguramente la federación francesa se esté tirando de los pelos por no poder contar con sus servicios. Extremo de gran calidad y creatividad, vive su mejor momento.

 

«El agua cubre el 70% del planeta, el resto lo ocupa N’Golo Kanté»

Junto a sus puntas, una de las claves del triunfo de los foxes ha sido su dupla en el centro del campo. N’Golo Kanté y Danny Drinkwater han sorprendido a todos con su rendimiento. Dos pulmones que han sostenido la estructura del equipo. El primero llegó a cambió de cerca de 8 millones de libras procedente del Caen francés, un equipo de la zona baja en la Ligue 1. De origen maliense, se ha mostrado como un coloso en la medular. Robo, despliegue, equilibrio, juego y presencia física en un único jugador. En las redes circula un meme que asegura «el agua cubre el 70% del planeta, el resto lo ocupa N’Golo Kanté». Su cotización ha subido como la espuma, ya ha debutado con la selección francesa y conjuntos como la Juve o el PSG quieren ficharlo.

 

 

Drinkwater formó parte de la academia del Manchester United aunque no llegó a más que partidos amistosos con la primera plantilla. Después de un carrusel de cesiones al Huddersfield, Cardiff City, Barnsley o Watford, en 2012 fichó por el Leicester. Ahora, a sus 26 años, ha alcanzado la internacionalidad.

La historia de Kasper Schmeichel cuenta con ciertas similitudes con el caso de Drinkwater. Hijo del mítico portero danés del ManUnited, su debut en los vecinos del City provocó gran expectación en 2005. Sin embargo, no consiguió asentarse en el marco de los skyblues y fue enviado al Darlington, Bury, el Falkirk escocés, Cardiff City o Coventry. Fuera de la disciplina citizen, ocupó el arco del Notts County y el Leeds United, otros dos históricos en horas bajas. Llegó al Leicester en 2011, su concurso ha sido fundamental consiguiendo incluso ser el portero titular de la selección danesa. Su padre ganó su primera Premier con 29 años el 2 de mayo de 1993, Kasper hizo lo propio a la misma edad y el mismo día de 2016.

Otro que conoce los bajos fondos del fútbol inglés es Wes Morgan. Nacido de Nottingham en el seno de una familia origen jamaicano, pasó 10 años en las filas del Forest. Se ha mostrado como un pilar defensivo infranqueable en el juego aéreo, importante en las jugadas a balón parado y con un gran liderazgo. A sus 32 años ha alcanzado el cénit de su carrera.

 

 

En el centro de la defensa, junto al capitán de la selección jamaicana, ha formado Robert Huth. Nacido en la antigua Alemania del Este, fue reclutado por Ranieri para el Chelsea con apenas 17 años. Fuerte y poderosos en el juego aéreo, se basa en la experiencia para solventar su lentitud. Cuando parecía que sus mejores días habían pasado, el técnico italiano ha conseguido reactivarle. Llegó a los foxes en enero de 2015 justo después de un incidente que provocó su salida del Stoke City. Y es que Huth participó en un juego de evidente contenido sexual en Twitter al subir una imagen de claro componente erótico a su cuenta. Tras ser sancionado con dos partidos y recibir una multa de 15.000 libras, el alemán pidió disculpas y procedió a borrar las fotos.

En la zaga les ha acompañado Danny Simpson, un futbolista con unas credenciales dignas de formar parte del elenco de «Snacht, Cerdos y Diamantes» de Guy Ritchie. Criado en la cantera del United, los problemas extradeportivos han marcado su trayectoria: En 2011 perdió nueve puntos de su carné de conducir por superar el límite de velocidad, en 2013 fue hospitalizado con un traumatismo craneoencefálico tras recibir una paliza en un centro comercial de Manchester y en mayo de 2015 fue declarado culpable de haber agarrado del cuello a su expareja y condenado a realizar 300 horas de servicio a la comunidad. Debido a la gravedad de los hechos, el Leicester decidió sancionarlo durante varios meses y no se reincorporó al equipo hasta mediado el mes de octubre.

Por suerte, otros referentes del equipo como Shinji Okazaki, Christian Fuchs o Marc Albrighton cuentan con un perfil bastante más ejemplar. El japonés llegó del Mainz y se ha convertido en una referencia debido a su trabajo constante, disciplina y sus cinco tantos. Uno de ellos tras una preciosa chilena. Fuchs, por su parte, es un lateral izquierdo de contrastada experiencia en la Bundesliga y la selección austriaca. Albrighton parece haber alcanzado su madurez deportiva, tras un fulgurante debut en la banda del Aston Villa su estrella se fue apagando hasta acabar cedido en el Wigan. De ser comparado con David Beckham a abandonar Birmingham por la puerta de atrás, su fichaje por el Leicester en 2014 revitalizó su carrera.

 


La paradoja de Schwarzer, 43 años y doble campeón sin jugar

Saliendo desde el banquillo Leonardo Ulloa ha hecho una gran aportación. El argentino de origen chileno había destacado con el Almería y el Castellón, delantero tanque que anotó 11 goles clave para la salvación de 2015. Con la explosión de Vardy se ha visto relegado a la suplencia, pese a ello ha gozado de minutos en 27 encuentros en los que ha conseguido 6 tantos. Su nombre tampoco ha estado exento de polémica ya que su nombre ha sido vinculado con los Papeles de Panamá. Algo de lo que Ulloa ha culpado al que fue su agente y antiguo propietario del Castellón José Manuel García Osuna, implicado en varias investigaciones vinculadas con casos de corrupción en la Comunidad Valenciana.

El ghanés Schlupp, el joven y talentoso Demarai Gray, el extremo Nathan Dyer, el suizo Gokhan Inler y el internacional galés Andy King completan la segunda línea de rotación del equipo de Ranieri. Una plantilla en la que también están el polaco Wasilewski o el portero australiano Mark Schwarzer. Su caso es absolutamente excepcional, con 43 años y 109 internacionalidades con los socceroos a sus espaldas, no ha disputado ningún partido de Liga. Sin embargo, se ha proclamado campeón de las dos últimas ediciones de la Premier League, primero como suplente de Courtois en el Chelsea y ahora a la reserva de Schmeichel. Cosas del fútbol.

 

 

Al ritmo de Kasabian

Una plantilla que ha protagonizado una gesta enorme, una campanada difícil de repetir. Casi imposible. Su éxito permanecerá en la memoria colectiva durante mucho tiempo. La ciudad se ha engalanado para empujar a sus ídolos, el color azul se ha adueñado de todos los rincones. No era para menos. Situada en el centro geográfico de Inglaterra y con poco más de 300000 habitantes, cuenta con una importante comunidad hindú y paquistaní, Leicester ha estado tradicionalmente vinculada a la industria textil. Y su equipo de fútbol apenas le había dado alegrías.

Los éxitos llegaban de la mano del rugby, gracias a los Leicester Tigers. Un conjunto que juega con un uniforme que combina los colores verde, rojo y blanco, al estilo del Hernani, y que se ha proclamado campeón de Inglaterra en 10 ocasiones. A nivel europeo, conquistó la Heineken Cup en 2001 y 2002. En su plantilla actual figura Marcos Ayerza, jugador de origen vasco y pilar izquierdo de la selección argentina.

 

 

La fiesta es total. Gary Lineker no pudo aguantar la emoción en las redes y el grupo Kasabian ha decidido adelantar el concierto que tenía previsto dar en 2017. Hinchas del Leicester, la banda liderada por Sergio Pizzorno tocará el próximo 28 de mayo en el King Power Stadium. Allí, sus seguidores vibrarán con «Fire» su tema más conocido, canción que se escuchaba antes de todos los partidos con la bendición de Ranieri. Rock para activar al equipo. Y seguro que se cantará «Heroes» el mítico tema de Bowie que Kasabian adaptó en 2006. Con una letra que parece premonitoria, Bowie decía eso de «We can be héroes, just for one day». O lo que es lo mismo: «Podemos ser héroes, solo por un día».

 

 

Y eso es lo que precisamente ha sido el Leicester, el héroe por una temporada, contra todo pronóstico como Braddock, aquel «Cinderella Man» que batió al gran favorito. Ya son leyenda, el futuro les depara un suculento contrato televisivo y la posibilidad de disputar la Champions League. No está nada mal.

 

 

Beñat Zarrabeitia