Txoli Mateos
Txoli Mateos
Soziologoa

Rosa y azul

Una colega mía solía decir, con sarcasmo, que la sociología es la ciencia de lo obvio. Y un conocido sociólogo de la educación se quejó un poco de lo mismo: hay que ir más allá de la afirmación de que «los niños pobres sacan malas notas». Los niños y niñas nacen, generalmente, en una familia con un nivel socioeconómico que será determinante en su futuro. Pero, además, mientras que algunos llegan con la mochila cargada de conversaciones en casa, viajes, lecturas y un ambiente familiar amable, otros la llevan llena de dolorosas experiencias, de ignorancia o de prejuicios. Y la escuela no hace milagros.

Aun así, el sistema educativo está en constante cambio. La variable sexo, por ejemplo, ha generado prácticas escolares de las que hay familias que ni siquiera son conscientes. Hace poco he oído decir a un padre que la directora de la escuela odia el fútbol. El tema simplemente es que no permite que los chavales se apropien del patio, desplazando así a las chavalas a un rincón del mismo. Es solo un ejemplo de hasta qué punto las escuelas públicas e ikastolas van por delante de muchas familias.

Una obra clásica sobre el papel de las niñas en la escuela es "Rosa y Azul", de Marina Subirats. La idea básica del libro, recurrente en los análisis sobre coeducación, es que las niñas, generalmente más sumisas, tienen menor protagonismo que los niños y pasan desapercibidas en el aula. En mi opinión, esto también está cambiando de una forma llamativa. Creo que las niñas encuentran en la escuela un lugar donde destacar. Son más colaborativas y más responsables que los chicos y sacan mejores notas. Incluso en la universidad el profesorado expresa a menudo la misma opinión. Estos días han salido a la luz los datos sobre la competencia creativa medida por el último informe PISA. El nivel socioeconómico está relacionado negativamente, pero también la variable sexo tiene su importancia. En la CAV, por ejemplo, hay una diferencia de 2,4 puntos a favor de las chicas.

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