El célebre astrofísico británico Stephen Hawking murió en la noche del pasado miércoles en su casa de Cambridge, a los 76 años, 52 años más tarde de lo que le habían pronosticado los médicos cuando le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) en 1963, y tras haberse convertido en una de las mentes científicas más brillantes, además de un icono popular.
«Estamos profundamente entristecidos por la muerte hoy de nuestro adorado padre», informaron sus hijos, Lucy, Robert y Tim, al comunicar su fallecimiento. «Era un gran científico y un hombre extraordinario cuya obra y legado vivirán aún muchos años», añadieron. Una fuente de la universidad explicó que su salud se había deteriorado en los últimos meses y que «se apagó en su sueño».
Además de desafiar las predicciones sobre su enfermedad, Hawking hizo frente también al reto de desentrañar las leyes que rigen el universo. «Mi objetivo es simple, Es la comprensión total del Universo. Comprender por qué es como es y por qué existe», resumió el científico británico.
Su genio y su discapacidad física le convirtieron en un icono pop, mundialmente conocido, incluso fuera de los ámbitos científicos. «Me convertí posiblemente en el científico más conocido del mundo. Esto es en parte porque los científicos, más allá de Einstein, no son estrellas de rock famosas y en parte porque encajé en el estereotipo de un genio paralítico», escribió.
Pero también lo fue por su trabajo como divulgador, a través de libros y documentales. Su libro “Breve historia del tiempo”, de 1988, se convirtió en un superventas, y lo catapultó al estrellato. Gran parte de sus trabajos se centraron en unir la relatividad y la teoría cuántica para explicar la creación y el funcionamiento del cosmos y fue un temprano defensor de la teoría del Big Bang para explicar el origen del Universo, junto a su colega Roger Penrose.
Sus investigaciones posteriores cambiaron la percepción de los agujeros negros, y apuntaron que no lo eran tanto. Los agujeros negros fueron nombrados así porque se creía que eran tan densos que ni siquiera la luz podía escapar de ellos, pero Hawking sostuvo que algunas partículas sí podían huir por los efectos de la mecánica cuántica, por lo que emitían radiación, la que se conoce como «la radiación Hawking».
En 1974, con solo 32 años, se convirtió en uno de los más jóvenes miembros de la Royal Society, la sociedad científica más prestigiosa del Reino Unido, y en 1979, fue nombrado titular de la prestigiosa Cátedra Lucasiana de la Universidad de Cambridge, que había sido ocupada tres siglos antes por otro icono científico, Isaac Newton. Llegó a apostar que el experimento del acelerador de partículas LHC de Ginebra no serviría para hallar la partícula que predijo otro físico británico, Petter Higgs. «Me parece que acabo de perder 100 dólares», admitió en 2012 tras el anuncio del descubrimiento del bosón de Higgs, además de pedir el Nobel para su colega. Esa humildad y la curiosidad que caracterizan la investigación científica no se detuvo en Hawking hasta el final de sus días.
Participó en un proyecto de búsqueda extraterrestre y apoyó el envío de una nave a otro sistema solar. «Pienso que la raza humana no tiene futuro si no va al espacio» insistió en los últimos años de su vida. «Creo que la vida en la Tierra está ante un riesgo cada vez mayor de ser destruida por un desastre, como una guerra nuclear repentina, un virus creado genéticamente u otros peligros», advirtió.
El mundo lamenta la muerte de «un gigante» de la ciencia
La popularidad de Stephen Hawking se vio reflejada en los innumerables mensajes de condolencia y recuerdo de científicos, políticos o artistas. La Universidad británica de Cambridge, donde trabajó, definió su carácter como «una fuente de inspiración para millones de personas» y los investigadores más relevantes de Reino Unido, como el astrofísico Martin Rees –antiguo compañero–, elogiaron su talento científico y fuerza de voluntad.
«Hoy, el mundo perdió un gigante entre los hombres, cuyo impacto no puede exagerarse», señaló la NASA, que aseguró que los avances de Hawking juegan un papel fundamental en la exploración del sistema solar «y más allá». Neil deGrasse Tyson, uno de los divulgadores científicos más reconocidos, lamentó el vacío intelectual que deja su muerte, mientras que Gian Guidice, director del Departamento de Física Teórica del CERN, describió a Hawking como «un gigante en su campo».GARA