La cima de Herniozabal, de 1.011 metros, constituye el remate oriental del cordal presidido por la altitud dominante de Hernio. La popularidad de la legendaria montaña de las cruces votivas hace que el resto de las elevaciones de la cadena queden relegadas a la categoría de objetivos subsidiarios de los excursionistas. Sin embargo, la ascensión a Herniozabal partiendo desde Tolosa que hoy proponemos es un itinerario bello, exigente, variado y con personalidad propia.
Situados en la tolosarra Trianguloa plaza, tomamos por Soldadu pasalekua, que asciende pegado a los muros del convento de San Francisco hasta cruzar el puente que supera las vías del tren.
Al otro lado, un tramo de fuerte pendiente nos sitúa ante una bifurcación en la que viraremos hacia la izquierda. Queda atrás el último caserío y pronto estamos pisando las piedras pulidas de un antiguo sendero que nos hace ganar altura con rapidez.
Hasta los caseríos altos del barrio de Monteskue
La senda desemboca en un tramo hormigonado (20 min), frente a los caseríos altos del barrio de Monteskue. Ascendemos unos pocos metros por la carretera hasta encontrar, junto a un poste de conducción eléctrica, el arranque de un sendero a la izquierda. Por él podremos continuar otro tramo evitando el asfalto, con el que volveremos a toparnos poco más adelante (30 min). No será por mucho tiempo. La cinta asfaltada concluye en el caserío Malaka (40 min) y frente a él encontramos una bifurcación de caminos. La pista de la izquierda nos llevaría a Urkizu. No es nuestra ruta. Al frente, una ancha langa metálica nos abre el paso hacia las alturas. Iremos por ahí.
Un camino amplio trepa por la ladera y se interna en el hayedo. Superamos pronto otra langa al tiempo que la pista describe una pronunciada curva. Podemos seguir por ella siguiendo en los cruces la dirección de los cairns que encontraremos, o atajar por un sendero al que accedemos superando la alambrada por un paso de escalones de madera.
Por una u otra alternativa, retomaremos más arriba la pista que se convierte poco después en un sendero que asciende con rectitud, esta vez bajo un pequeño bosque de coníferas. Pasamos una langa de madera con un curioso cierre de muelle incorporado (55 min). Tras cruzar un raso, la senda nos aboca a una pista herbosa. Prestaremos atención: unos cairns nos indican que debemos seguir por la pista hacia la derecha (1h).
Paseo bajo un hayedo exuberante
En el tramo siguiente la ruta nos ofrecerá un precioso paseo bajo un hayedo exuberante de primavera. El perfil, mantenido durante un buen rato, comienza a empinarse con fuerza. Un letrero indica la situación de una fuente próxima. La pendiente continúa hasta dominar un collado de Zelai Txiki (727 m), limitado por una langa metálica (1,25 h).
Cruzamos la alambrada. El bosque queda atrás. Al otro lado el espacio se abre a un prado. Vamos a seguir describiendo una curva hacia la derecha aproximándonos por una pequeña vaguada hacia las laderas del Herniozabal, que vemos ya sobre nosotros. Llegamos a un depósito y desde él continuamos ascendiendo por los herbales en rumbo NE, con la referencia de un fresno solitario perfilado en el collado al que da nombre.
Estamos en el espectacular collado de Lizarbakarra (825 m) (1,40 h), abierto sobre la barranca boscosa del mismo nombre hacia el valle del Oria y las montañas de Aralar. Solo nos queda ya abordar el último repecho hasta la cumbre. El camino es tan claro como exigente. Al ganar la cresta, los horizontes se nos abrirán también hacia la costa.
Gipuzkoa entera está ahora al alcance de nuestra mirada. Dos cruces nos anuncian que hemos llegado a la cumbre (1.011 m) (2,10 h).
El regreso lo podemos completar repitiendo el itinerario de subida (3,30h hasta Tolosa). Pero si disponemos de otro vehículo que pueda recogernos en Hernialde o podemos conectar con el microbús de línea. De otra manera, para completar un precioso circuito deberíamos afrontar los 4 kilómetros, buena parte por carretera, que separan esta barriada de Tolosa.
Para recorrer esta parte del itinerario deberemos regresar al collado de Lizarbakarra. Cruzamos la langa que se abre en la alambrada junto a la panorámica borda de Atame.
Un camino pedregoso y bien marcado nos permite ir perdiendo altura por la ladera hasta llegar al collado de Mendigain. El sendero se convierte allí en una pista que continúa el descenso hasta alcanzar un nuevo collado. Estamos en una encrucijada. Ni por la derecha ni por la izquierda: iremos al frente por un camino que se abre paso flanqueado por alambradas. Siguiendo por él llegaremos sin problemas hasta la barriada de Hernialde (300 m) (3,20 h).