La jefa de la sección de Psiquiatría infanto juvenil del Hospital de Basurto, Arantza Fernández, ha asegurado que el confinamiento por el covid supuso el inicio del «gran bum» de la anorexia nerviosa entre los adolescentes en occidente, también en la CAV, un problema que sigue siendo mayor ahora que antes de la pandemia.
Fernández ha comparecido este lunes en el Parlamento de Gasteiz junto al jefe del servicio de Psiquiatría de este centro, Miguel Ángel González, para presentar un informe sobre salud mental de los adolescentes durante la pandemia hecho público el pasado mes de agosto.
Este informe, basado en los casos que han llegado a este hospital vizcaino, el único con una unidad de hospitalización psiquiátrica de adolescentes del herrialde, muestra que desde el inicio de la pandemia los jóvenes ingresados por problemas de salud mental han aumentado un 50% y que la mayoría son mujeres.
Son tres los efectos en la salud mental de los adolescentes que han llevado a ese aumento de hospitalizaciones: trastornos de conducta alimentaria (anorexia), tendencias suicidas y estrés postraumático.
En concreto, en Bizkaia se ha constatado un incremento de un 153% de los ingresos psiquiátricos de adolescentes a causa de anorexia nerviosa en el año 2020 con respecto a 2019.
«Ahora estamos mejor pero sigue habiendo tensión», ha explicado este lunes Férnandez, quien ha añadido que los trastornos alimentarios siguen teniendo una prevalencia «mucho mayor» que antes de la pandemia.
Ha recordado que en los últimos 10 años se había observado un «pequeño incremento» de estos casos y que se empezaba a dar en niñas que todavía no tenían la regla, pero desde el inicio de la pandemia ha ido aumentado tanto en adolescentes como en prepúberes.
Ha reconocido que la anorexia afecta más a las mujeres pero también se ha dado ese aumento en los hombres, en ambos casos un ascenso «coyuntural vinculado a la pandemia» aunque eso no significa que se vaya a pasar a corto plazo.
En cuanto a las conductas suicidas o de autolesiones el informe indica que comenzaron a percibirse en la CAV desde el otoño del 2020 y también siguen produciéndose con mayor frecuencia que antes del covid.
Un tercer efecto han sido los síntomas de ansiedad (trastorno de estrés postraumático): el estudio ha constatado un incremento del 100% de este tipo de casos a lo largo del 2020 en comparación con 2019.
Sobre las causas del incremento de los problemas mentales entre los adolescentes, los doctores han apuntado varios factores.
Con el confinamiento llegó el aislamiento y suspensión de las relaciones sociales con iguales que limitó la maduración de la personalidad. También llegó la incertidumbre sobre el futuro y la angustia por el covid.
A ello hay que añadir los mensajes que se trasladaron durante la pandemia, entre ellos los vinculados con el peligro de incrementar el peso y la necesidad de hacer ejercicio físico, un hecho que llevó a los adolescentes más frágiles a canalizar su malestar a través de un excesivo autocontrol de la alimentación.
En el informe los doctores concluyeron que existe una situación de «extremo riesgo» para la salud mental infanto juvenil, en la que es necesario «ofrecer la mejor y más intensiva atención psicológica y psiquiátrica para ayudar a la recuperación más rápida y completa posible, y aunar esfuerzos con el mundo social y el educativo».
Este lunes han explicado que desde que se elaboró este informe se han abierto nuevos dispositivos asistenciales en la CAV y se ha contratado a más personal en el área de psiquiatría infantil.
Además, en el ámbito educativo entre setiembre y octubre de este año más de 750 profesores de todos los ciclos desde Infantil a Bachillerato han participado en una formación para prevenir las consecuencias emocionales de la pandemia.
De esta manera los profesores cuentan con herramientas para detectar antes a los menores que están sufriendo, ha descrito.