El mayor y más poderoso acelerador de partículas del mundo, un túnel de 27 kilómetros de circunferencia a 175 metros de profundidad en la frontera francosuiza, junto a Ginebra, ha iniciado este viernes su tercera fase de experimentos, que espera se prolongue al menos hasta mediados de esta década.
El reinicio de los experimentos comenzó exactamente a las 12.16 hora local (10.16 GMT), cuando dos haces de protones circularon en direcciones opuestas por el acelerador, impulsados por una inyección de energía de 450.000 millones de electrovoltios, que irá aumentando a medida que se comprueba que el sistema funciona correctamente.
«Antes de subir la intensidad en los imanes (cuyo enorme campo magnético produce la aceleración de las partículas) hay que comprobar todos los parámetros de seguridad de la máquina para evitar cualquier incidente», ha subrayado en declaraciones a Efe el jefe del Departamento de Tecnologías del CERN, José Miguel Jiménez.
Los tres años en los que acelerador ha estado apagado (inicialmente iban a ser dos, pero la pandemia contribuyó a que el mantenimiento se alargara) han sido también de frenético trabajo para los más de 2.500 trabajadores del CERN, con el fin de actualizar y cambiar máquinas e instalaciones en el centro, incluido el propio LHC.
«El primer objetivo ha sido cambiar y mejorar toda la cadena de inyectores, incrementando la energía y el brillo de los haces dentro de la cadena de inyección para que los que lleguen al acelerador tengan más luminosidad y más intensidad», ha explicado Jiménez.
En segundo lugar, los expertos han buscado mejorar todos los circuitos de los imanes y la calidad de todos los sistemas de protección para poder incrementar la energía en las colisiones, ha agregado.
Tercera fase de operaciones desde 2009
La primera fase de operaciones del LHC, que tardó más de una década en ser construido, duró de 2009 a 2013, seguida por un apagado de dos años; la segunda fue entre 2015 y 2018, y la tercera fase que ahora comienza tiene previsto durar al menos unos cuatro años, según ha indicado el CERN en un comunicado.
La institución científica ha concretado que será a partir de este verano cuando comenzará la auténtica fase de recolección de datos físicos, por lo que hasta entonces habrá operaciones de reconfiguración y progresiva intensificación de la velocidad de los haces de partículas, hasta alcanzar máximos de energía de hasta 13,6 billones de electrovoltios.
«En la fase anterior teníamos 600 millones de colisiones por segundo y ahora esperamos tener casi diez veces más incrementando la intensidad y brillo de los haces», ha precisado Jiménez, quien prevé que en futuras etapas del colisionador, con aún unos 20 años de vida útil prevista, estas colisiones volverán a multiplicarse.
Con el aumento de estos choques de partículas, los científicos del CERN, en colaboración con otras instituciones de investigación internacionales, esperan estudiar con mayor detalle el bosón de Higgs y poner a prueba la teoría del modelo estándar de la física de partículas.
En la actual fase se añadirán dos nuevos centros de experimentación (llamados FASER y SND@LHC) que se sumarán a los cuatro ya existentes, situados en cuatro emplazamientos diferentes del túnel del LHC: Atlas, Alice, CMS y LHCb.
Además de toda esta investigación bajo tierra, en la superficie los alrededores de la sede del CERN también se encuentran en plena fase de transformación por la construcción del centro de divulgación científica Science Gateway, diseñado por el famoso arquitecto Renzo Piano.
Este edificio, que se asemeja a dos tramos del acelerador colocados a la vista de los peatones sobre una de las grandes avenidas de Ginebra, se inaugurará en 2023 (un año más tarde de lo inicialmente previsto) y contará con laboratorios, salas de exposiciones y auditorios para eventos científicos.