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El lince euroasiático, en peligro de extinción por causas genéticas en el Estado francés

Un estudio publicado por ‘Frontiers in Conservation Science’ alerta de que el lince podría desaparecer del Estado francés debido a la pérdida de diversidad genética. Se cree que el tamaño de la población de estos felinos oscila entre 120 y 150 ejemplares, pero solo hay 38 reproductores sanos.

Imagen de un lince eurasiático.
Imagen de un lince eurasiático. (CSIC)

Los científicos advierten de que si no se toman medidas pronto, el lince euroasiático desaparecerá del Estado francés. Este escurridizo felino salvaje, que fue reintroducido en Suiza en los años setenta, cruzó la frontera francesa a finales de la década. Pero un estudio genético publicado en la revista ‘Frontiers in Conservation Science’, demuestra que esta población de linces necesita desesperadamente ayuda para sobrevivir.

«Dada la rápida pérdida de diversidad genética, calculamos que esta población se extinguirá en menos de 30 años. Esta población necesita urgentemente nuevo material genético para ser sostenible», afirma Nathan Huvier, del Centro Athenas y autor del estudio.

Esta población de linces, oculta en las profundidades de los montes Jura, no es muy conocida. Las observaciones de los científicos estiman su tamaño en un máximo de 150 adultos y sugieren que está mal conectada con poblaciones mayores y más sanas de Alemania y Suiza, y que no está creciendo hasta alcanzar un tamaño sostenible.

Los científicos creen que una combinación de caza furtiva, accidentes de tráfico y depresión por endogamia, donde una diversidad genética insuficiente provoca problemas de reproducción y supervivencia, han frenado su crecimiento.

«Como en Francia falta un seguimiento genético del lince y lo consideramos crucial para la conservación de la especie, tomamos la iniciativa e hicimos este trabajo», explica Huvier.

El equipo recogió muestras genéticas entre 2008 y 2020 con el objetivo de determinar la salud genética de la población. Debido a la precariedad de la población, las muestras se tomaron cuando se atendía a linces ya heridos o muertos o a cachorros huérfanos, para evitar estresar a los animales sanos.

«Para nosotros, este método es más ético, ya que no hay captura y, por tanto, estrés inducido, solo para la toma de muestras de ADN», señala.

88 muestras, más de la mitad de la población estimada

El equipo consiguió un total de 88 muestras, más de la mitad de la población estimada. Se excluyeron algunas muestras para maximizar la fiabilidad de los resultados: las que tenían una tasa de amplificación baja o loci genéticos que no se podían genotipar, o que solo aparecían en una forma alélica cuando los datos de otras poblaciones sugerían que normalmente habría múltiples formas diferentes en una población. Una vez completado este proceso, disponían de 78 muestras que abarcaban 23 loci genéticos.

Estas muestras genéticas se compararon con referencias derivadas de la población madre de los Cárpatos. Los científicos determinaron que, aunque se cree que el tamaño de la población francesa de linces oscila entre 120 y 150 individuos, el tamaño efectivo de la población –el número estimado de individuos reproductores sanos necesarios para mostrar este nivel de diversidad genética– es sólo de unos 38 individuos.

Dos ejemplares de lince en Gran Bretaña. (Ben BIRCHALL/PA WIRE/DPA)
Dos ejemplares de lince en Gran Bretaña. (Ben BIRCHALL/PA WIRE/DPA)

Los autores advierten de que es probable que se trate de una sobreestimación, por lo que la cifra podría ser incluso inferior. Y lo que es aún más alarmante, el coeficiente de consanguinidad -una medida de la probabilidad de que dos individuos de la misma población estén estrechamente emparentados- es extremadamente alto.

Señalan que hay un 41% de probabilidades de que las dos copias de un alelo de un individuo en cualquier locus de su genoma se hayan heredado de un antepasado común de sus dos progenitores, por lo que se necesita urgentemente nuevo material genético, o la población se colapsará.

Medidas para hacer frente a la situación

Los autores reconocen que introducir más linces es difícil. Sugieren que la señalización de las carreteras para concienciar de la presencia de linces y una aplicación más estricta de la ley cuando se demuestre la caza furtiva ayudarían a proteger a la población restante.

Mientras tanto, la sustitución de linces cazados furtivamente por animales de poblaciones genéticamente más sanas y el intercambio de cachorros huérfanos entre centros de rescate de fauna salvaje ayudarían a rescatarla del colapso genético.

«Queremos que este trabajo sirva de apoyo a las medidas de conservación del lince. La reintroducción, la sustitución de linces cazados furtivamente y el intercambio de linces huérfanos entre centros de atención son la mejor solución a corto plazo para que esta población siga viva, y le dará la oportunidad de desarrollarse y conectar con otras poblaciones de Europa», asegura Huvier.