En primer lugar, debemos dejar claro que, para hacer esta comparación, es preciso tener en cuenta que, aunque ambos tienen demasiada presencia en nuestra sociedad, esta comparación no es del todo estricta, ya que el azúcar, si bien no es un nutriente esencial, sí es un alimento de origen natural y, en cambio, el alcohol se define como una sustancia psicoactiva.
A pesar de ello, vamos a tratar de compararlos en base a los mismos criterios, de modo que, una vez aclarado su origen, pasemos a comparar el poder adictivo de ambos (relacionado con su consumo) y el daño que ejercen sobre nuestra salud, que es en base a lo que estimaremos su nivel de ‘peligrosidad’.
Antes de todos esto, va a ser clave conocer el consumo real de ambos pues, cuánto consumimos uno u otro, también tiene efecto sobre las cuestiones anteriores. En este sentido, encontramos probablemente muchas fuentes que indican que, dada la masiva presencia de este en lo que comemos, actualmente es el azúcar que está enfermando más a la gente. Pero, ¿realmente tenemos estos datos? Cierto es que un estudio publicado el pasado enero en la revista ‘Nutrients’ advierte de que los niños en el Estado español consumen 55,7 gr/día de azúcares añadidos, más del doble de los 25 gr recomendados (como máximo) por la OMS. Sin embargo, si queremos información sobre el consumo de azúcar en población general, los datos disponibles y fiables datan del año 2015, donde a través del estudio ANIBES supimos que la media de consumo de azúcares añadidos fue de 28,8 g/día. Nótese que hablamos de azúcares añadidos y azúcares totales cuando hablamos del perjuicio de los mismos.
Ahora bien, ¿y cuánto alcohol consumimos? El problema es que a nivel estatal, el consumo de bebidas alcohólicas está muy normalizado debido a su elevado consumo, su producción y el arraigo social que tiene en nuestra cultura, y esto hace que muchos no tengamos un criterio real sobre qué es un consumo de alcohol problemático. Así pues, y según la información de la encuesta Edades 2019-2020, se estima que el 18,6% de la población de 15-64 años presenta un consumo de alcohol por encima del nivel considerado de bajo riesgo, es decir (mayor de 10 gr/día en mujeres y 20 gr/día en hombres).
Así que la primera conclusión no sería muy interesante, y es que no podemos comparar ni el origen ni cuál consumimos más o menos, puesto que o faltan datos o estos son muy antiguos. Veremos en el siguiente artículo si se puede determinar cuál de los dos es más peligroso en base a otros parámetros.