Con motivo del Día Mundial del Ictus que se conmemora este domingo, el Departamento de Salud del Gobierno de Lakua y Osakidetza inciden en la importancia de la detección temprana de los síntomas del ictus y la rápida actuación, de cara a reducir la mortalidad y, en caso de los supervivientes, el daño cerebral.
Según han indicado, el ictus se presenta de forma brusca y da lugar a la pérdida de funciones cerebrales a consecuencia de una alteración vascular, provocando en gran medida distintos grados de discapacidad, con graves repercusiones sociales. Es la primera causa de muerte de las mujeres en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, la principal causa de discapacidad y la segunda de demencia.
Anualmente, en los tres territorios se producen alrededor de 5.000 casos de ictus. El 55% de las personas afectadas se recupera o permanece con afecciones mínimas, mientras que el 30% sobrevive con secuelas incapacitantes y el 15% fallece. La tasa de mortalidad por cada 100.000 habitantes en estos casos es de 43,2, según los datos del Departamento de Salud.
Dado que el 25% de la población sufrirá un ictus a lo largo de su vida, desde el Departamento de Salud han advertido de que «es imprescindible la concienciación y dar a conocer los síntomas para que la ciudadanía sepa identificar sus señales y pueda actuar de manera inmediata», porque «la rapidez en la actuación es un factor clave en la supervivencia y la disminución de las secuelas».
Así, se recomienda llamar «sin demora» al 112 si se sufren síntomas como la pérdida de fuerza en brazo, pierna y/o cara; pérdida de visión total o parcial o visión doble; pérdida o dificultad en el habla; inestabilidad o desequilibrio e incapacidad para andar; dolor de cabeza muy intenso; o sensación de hormigueo o acorchamiento en la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.
Desde la Consejería de Salud y Osakidetza remarcan que más del 80% de los ictus son evitables y que la incidencia «se puede reducir de manera eficaz mediante la prevención, a través del fomento de los hábitos de vida saludable y del ejercicio, así como mediante el control de los factores de riesgo vascular».
Hipertensión y otros factores
El factor de riesgo más importante para la aparición de ictus es padecer hipertensión, seguido por la diabetes hipercolesterelomia y la fibrilación auricular, pero también otros factores, que son «modificables o controlables», como el tabaquismo, el sedentarismo, la dieta no saludable, la obesidad extrema, el alcoholismo, el consumo de drogas o el estrés pueden afectar.
Se estima que, si no se toman medidas ligadas a hábitos de vida saludables, en los próximos 10 años, en Europa, aumentarán un 45% las muertes por ictus y un 25% el número de supervivientes de ictus con discapacidad, han apuntado.
Por otro lado, con el objetivo de reforzar y mejorar la atención a pacientes con ictus, el Departamento de Salud y Osakidetza trabajan en la elaboración del Plan de Atención a Pacientes con Ictus, que tiene entre sus finalidades definir las pautas de actuación que permiten de una manera rápida, integrar y coordinar los recursos del sistema sanitario con el fin mejorar la respuesta y atención ofrecidas a las personas que sufren esta enfermedad.