«Soy una especie en peligro de extradición»
Este miércoles, dentro de la programación del Festival Zinebi, se estrena en Bilbo el documental ‘Manolo Kabezabolo. Si todavía te kedan dientes es ke no estuviste ahí’, un recorrido por la carrera y la figura del músico zaragozano, un artista peculiar e irrepetible.
‘¿Y usted, qué opina del aborto de la gallina?’. Mientras conducimos hacia Zaragoza para entrevistar a Manuel Méndez, más conocido como Manolo Kabezabolo, y a J. Alberto Andrés Lacasta, el director de ‘Si todavía te kedan dientes es ke no estuviste ahí’, el recién estrenado documental sobre la carrera de ya casi cuarenta años de este singular e incombustible artista, en el coche suenan las canciones de ‘Ya hera hora’, aquel primer disco de Kabezabolo, publicado por la discográfica iruindarra Gor en 1995; temas como ‘El aborto de la gallina’, ‘Un papel morao’ o ‘Militares subnormales’, que son mucho más que himnos del punk kalimotxero y se han convertido en iconos de una época (los 80 y 90) y en patrimonio de la cultura popular, así como la figura del propio Manolo.
Una figura de la que, sin embargo, a menudo solo se conoce la leyenda o que se reduce al estigma de la enfermedad mental: Manolo Kabezabolo fue o sigue siendo para muchos el punki al que dejaban salir del psiquiátrico los fines de semana a dar conciertos. Este documental viene a romper con todo ello y nos ofrece la dimensión completa del artista aragonés, un músico con una capacidad creativa inagotable, una fe en sí mismo a prueba de bombas y una lucidez a la hora de llevar y mantener su carrera que lo convierten en único.
La cita es en el bar El Picadillo, en la calle Manifestación de la capital zaragozana, un buen lugar para entrevistar a Manolo Kabezabolo. El primero en llegar es Alberto. Hablamos con él sobre el estreno de su documental, solo unos días antes en Barcelona, y de su buena acogida. Nos cuenta también que Manolo ha bajado a Zaragoza desde el pueblo del Pirineo de Lleida donde vive actualmente para grabar al día siguiente un episodio de ‘Un país para escucharlo’ con Ariel Rot y que está algo nervioso. Manolo llega poco después, puntual, tímido y educado. Los dos se saludan con complicidad. Han sido más de cuatro años trabajando juntos. Cuatro años en los que, además, ha habido momentos difíciles, como la ruptura de Manolo con su última formación, Los que no dan pie con bolo.
Les preguntamos cómo se conocieron. «Yo había visto a Manolo de jovencito, tocando en el Jai-Alai de Huesca», comienza Alberto. «Me encantaba, el disco del ‘Ya hera ora’ me pareció tremendo y a partir de ahí empecé a seguirlo, a verlo en otros conciertos. Me sabía sus discos, sus letras, sus anécdotas. Cuando le propuse hacer el documental, y él accedió, todos mis esquemas se vinieron abajo, porque empecé a conocer la verdad de Manolo, que no tiene mucho que ver con su leyenda».
«Las leyendas ya se sabe», apostilla Manolo, quien también añade que rodar y estrenar el documental ha supuesto para él quitarse un peso de encima y que ha vivido la experiencia «con la emoción de poder contarle al mundo la poca o mucha mierda que llevaba dentro. El resultado ha sido perfecto. Dentro de cuarenta años podemos hacer otro».
La enfermedad mental
En ‘Manolo Kabezabolo. Si todavía te kedan dientes es ke no estuviste ahí’, Manolo efectivamente habla sin tapujos de algunos de los traumas y las contradicciones que lo han convertido en lo que es. Por ejemplo, de la mili (en el documental hay incluso vídeos de su paso por el Ejército), en donde ingresó como ‘voluntario’, siguiendo la inercia de una familia conservadora, con un padre militar, franquista, y donde tuvo los primeros flirteos serios con la droga y el primer ingreso psiquiátrico. Ese tema, insoslayable, de la enfermedad mental, ha sido tratado con delicadeza en el documental, a través de una de las diversas capas que tiene la película, como son las animaciones de Naiel Ibarrola. «Yo no me veía capacitado para contarlo», confiesa Alberto. «Es algo que lo tenía que contar él y Manolo ha dicho lo que tenía que decir. Nosotros lo que queríamos era trasladar al espectador un estado vivencial que le diera la idea de que la enfermedad mental no es un estigma, pero sí algo que tiene valles, agujeros negros y puntos de mucha vulnerabilidad, momentos de mucha soledad».
Manolo, por su parte, no elude el tema, pero confiesa que le hemos tocado la fibra al preguntar por sus ingresos psiquiátricos: «Cuando yo he ingresado no es que lo haya buscado, pero ha sido siempre con razonamientos, ha habido varios ingresos que fueron a la fuerza, me llevaron en ambulancia, y otros he consultado a mi alrededor y he visto que tenía que entrar… Ojalá no tuviera que ingresar más, pero acabo de salir de uno hace mes y medio».
En varias entrevistas Manolo ha declarado que lo que lo mantuvo vivo en cierta época fueron las salidas del hospital para ofrecer conciertos. «Cuando estoy tocando y cuando estoy escribiendo es cuando me siento realmente yo», nos dice. Y respecto a las drogas, que también ha confesado en alguna ocasión que lo salvaron, nos cuenta que lo que lo salvó a su vez de las drogas fue su tirria por la aguja.
Háztelo tú mismo
Hay, de todos modos, una tabla definitiva de salvación en la carrera de Manolo Kabezabolo, a la que siempre se ha aferrado. «Yo siempre he creído en mis canciones», dice. Y a ellas se ha agarrado con fuerza, tanto cuando ha estado acompañado de un grupo, como cuando ha tocado solo, en su faceta de cantautor punk, esa maravillosa contradicción que lo hizo conocido y que a la vez resume paradójicamente toda la esencia del propio punk, pues es el háztelo tú mismo llevado al extremo. «Cuando empezaba me decía: ya llegará el momento en que me separe de mí mismo y así luego volver a reunirme también conmigo mismo».
Esa ha sido la tónica de su carrera, períodos con grupos como Los que se van del bolo o La bolobanda, y otros en solitario. Así ha sobrevivido más de treinta años, algo de lo que pocos grupos o artistas pueden presumir: «Soy una especie en peligro de extradición», remata, con uno de los ingeniosos juegos de palabras que a menudo traslada a sus canciones.
Haciendo el Evaristo
El documental es asimismo el testimonio de una época, la de los 80 y los 90 y una forma de hacer las cosas, las maquetas, los fanzines (antes de que Gor publicara ‘Ya hera ora’ Manolo se había hecho conocido por las cintas de casete grabadas de forma casera, que circularon de mano en mano) y de un lugar, Zaragoza, que J. Alberto Andrés Lacasta reivindica como un foco de la escena punk a menudo injustamente olvidado.
Ese ambiente se reconstruye con otra de las capas del documental, las imágenes de archivo, muchas de las cuales se han obtenido con la colaboración de seguidores de Manolo, salas de conciertos, gaztetxes, etc. Y así, podemos asistir al primer encuentro o encontronazo de Evaristo con Manolo, cuando este, entre el público, sube a un escenario en un concierto en Zaragoza y arrebata el micrófono al cantante de Agurain. «Fue la primera noche que tenía libre después de un ingreso de ocho meses en el psiquiátrico», recuerda Kabezabolo. «Mi percepción, claro, era distinta de lo que cuenta Evaristo, pero cuando ves las imágenes dices, ah, pues sí, era él quien tenía razón».
El documental está trufado de intervenciones de otros músicos o escritores que ensalzan la figura de Manolo Kabezabolo, demostrando su cariño y admiración: Evaristo, Albert Pla, Cristina Morales, Kutxi Romero… El poeta zaragozano Nacho Tajahuerce, también presente en la película, nos cuenta por ejemplo que «las canciones de Manolo nos pueden hacer reír, llorar o indignarnos, sin embargo lo más importante es que sus letras trascienden para ir más allá, rozando en algunos casos la poesía más radical y así decir verdades como puños».
Manolo lehendakari
‘Si todavía te kedan dientes es ke no estuviste ahí’ (título que en un pasaje de la película se vuelve literal), es, en definitiva, además de un repaso por la discografía del artista (hasta 22 temas se pueden escuchar), un documental que, huyendo intencionadamente del aura de malditismo o hagiografía, nos da la perspectiva más cercana de un hombre y las circunstancias que lo convierten en el artista que todos conocemos, o, tal vez, desconocemos: Manolo Kabezabolo.
Podremos verlo este miércoles, dentro de la programación del festival Zinebi, en Bilbao, ciudad de la que Manolo guarda buenos recuerdos, como la grabación del directo ‘Inoxidable’ de M.C.D., disco en el que cantó el tema ‘Entre borrachos’, mientras el público lo aclamaba al grito de ‘Ari, ari, ari, Manolo lehendakari’. Será a las 20.00h en la sala BBK, con entrada libre.