La construcción del Palacio de Egas, como se llamaba en la antigüedad Vergina, empezó a mediados del siglo IV a.C. y fue completada en 336 a.C., como parte de un plan de modernización de la metrópoli llevado a cabo por Filipo II de Macedonia. Con unos 15.000 metros cuadrados, el recinto palaciego es la construcción más amplia de la antigua Grecia. Ahora se ha vuelto a abrir al público.
Su gran peristilo (patio rodeado de columnas), de 4.000 metros cuadrados y con capacidad para albergar al menos a 8.000 personas, cuenta con 16 columnas a cada lado y es el sitio donde Alejandro Magno fue proclamado rey de los macedonios, en 336 a.C, tras el asesinato de su padre ese mismo año.
Los restos del enorme recinto palaciego fueron recuperados poco a poco por varias generaciones de arqueólogos en excavaciones llevadas a cabo entre 1865 y 1960.
Mantenimiento y restauración
En 2007 se inició un amplio programa de mantenimiento y restauración del sitio que, con un presupuesto de 20,3 millones de euros, concluyó el año pasado.
Los trabajos efectuados abarcan desde la excavación y registro sistemático de todos los hallazgos, entre ellos varias decenas de miles de «elementos arquitectónicos de piedra», hasta «la restauración estética de los mosaicos y de las incrustaciones de mármol».
También se recompusieron pisos, cimientos y columnatas, así como restos de un monumental propilón (especie de puerta), impresionantes arcadas de dos pisos, un santuario, varios patios y hasta una biblioteca en la que se guardaban archivos.
El palacio se encuentra a pocos kilómetros del Museo de Vergina, donde yacen los restos Filipo en una tumba.
En su reinado (382-336 a.C.), Macedonia se expandió hacia el sur de Grecia, pero fue su hijo, Alejandro (356-323 a.C.), quien logró convertir el reino en imperio, derrotando a egipcios y persas.