JUL. 10 2020 - 00:00h La ruta de las ermitas de Amorebieta-Etxano Las cimas y cruces de caminos sagrados para los vascos desde tiempos inmemoriables fueron los lugares elegidos para la edificación de ermitas durante la expansión del cristianismo. Las inmediaciones de Amorebieta-Etxano acogen nada menos que 17 edificaciones. San miguel. Joseba Salbador El término municipal de Amorebieta-Etxano, además del patrimonio monumental del casco urbano, presenta edificaciones periféricas, tanto religiosas como civiles, de indudable interés, que se recogen en una guía elaborada para divulgar ese patrimonio a través de cuatro recorridos distintos. En el catálogo de 17 ermitas encontramos un interesante grupo de los siglos XV-XVI, coetáneos a la Iglesia de Etxano, con características comunes: no se abovedan, son de aparejo pobre pero conservan accesos de medio punto o apuntados que nos ayudan a clasificarlas dentro de los estilos histórico. Destacan las Iglesias de San Miguel de Dudea, San Pedro de Boroa –ambas cabezas de sendas cofradías administradoras de las ermitas que de ellas dependen–, San Antonio de Elgezabal, San Vicente de Arkotxa-Bediaga, etc. La mayoría de ellas han experimentado una importante renovación en los últimos años gracias a las dinámicas de «auzolan» llevadas a cabo con la ayuda del consistorio zornotzarra en el aporte de materiales. Torres y caseríos Dentro de la arquitectura residencial, da la impresión de que, fuera de Zubiaur y su entorno, apenas se levantaron edificios de estilo. Aún así se mantienen en pie la torre de Berna y la casa torre de Bernagoitia como construcciones más destacables. Por el contrario, resulta sorprendente la abundancia de caseríos de gran calidad arquitectónica. Maestros canteros crearon grandes caseríos de arcadas, resultado de un largo proceso de 5 siglos de adaptación al medio, a los recursos técnicos y al vaivén de las modas. Se conservan importantes ejemplos de caseríos que datan del siglo XVI –Zabale bekoa, en Ergoien, es un caso paradigmático–. Aurtenengo, en Aldana, y Etxebarri, en Boroa, prototipo de los caseríos con armazón de madera, son dos muestras representativas de su evolución hasta el siglo XVII.