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Playas de interior: embalses, lagos y pozas

Euskal Herria cuenta con una costa espectacular pero, además, dispone también de una gran cantidad de rincones donde refrescarse lejos del mar. Rodeados de bosques o enclavados entre montañas, pozas, embalses o lagos se convierten en pequeñas playas de interior.

Hay playas de interior que son solo para el verano.

Cuando aprieta el sol, especialmente en verano, y la costa queda un poco lejos, mucha gente acude a playas de interior a refrescarse, a combatir el calor con baños de agua normalmente más frías que las del litoral. Se trata de pozas, lagos, embalses y cascadas que, durante un par de meses, se convierten en arenales sin olor a salitre. A continuación, algunos de ellos.

Playas de Urederra

El baño está prohibido en el tramo de la Reserva Natural en el río Urederra, pero la Playa Fluvial de Zudaire y la de Artavia son dos de las pocas zonas de baño permitidas en el nacedero. Ambas están preparadas y adaptadas. A la primera se puede acceder por Zudaire y Baquedano, y es la playa fluvial más cercana al lugar de inicio de la famosa ‘Ruta de las Cascadas Azules del Urederra’. La de Artavia, cercana a Lizarra, está escoltada por el Puente de Piedra de Sillería del s. XIV, y cuenta con una zona de césped más amplia.

Poza de Usako

Aunque para los oñatiarras y los vecinos del Alto Deba es uno de los lugares de baño más transitados en verano, la pequeña poza de Usako no es tan conocida por el resto de guipuzcoanos. Ubicada junto a una cascada en una represa del río Arantzazu, a 10 minutos en bicicleta de Oñati, tiene casi cuatro metros de profundidad, por lo que algunos aprovechan para saltar a la poza desde las alturas. Además, debido a la cantidad de gente que acude a refrescarse en verano, Usako cuenta, en épocas de normalidad, con socorrista, aparcamiento y servicio urbano de Herribusa. Hay quienes añoran aquel Usako salvaje de hierba alta y poca vigilancia, pero hoy es un sitio agradable para pasar el día en familia.

Embalse de Allotz

A apenas quince minutos de Lizarra, entre los municipios de Deierri y Gesalatz, de ubica el extenso embalse de Allotz. Bañado por el río Salado y rodeado de quejigales, pastizales, matorral y pinos, es idóneo para practicar deportes acuáticos. Además, quien no vaya equipado odrá alquilar en el momento piraguas, tablas de windsurf o barcos de vela. También es lugar de encuentro de surfistas, quienes acuden allá cuando en el Cantábrico no sopla el viento. La pesca es otra actividad clave en esta zona.

Ulibarri Ganboa

El gigantesco embalse de Ulibarri Ganboa se divide en dos partes: una, en Landa, y otra, en la península del pueblo abandonado de Garaio. Por Landa acceden habitualmente los guipuzcoanos, mientras que a la zona de Garaio acuden principalmente los gasteiztarras. Curiosamente, el embalse esconde en sus entrañas el municipio de Ganboa, oculto bajo las aguas tras construirse el sistema de presas en 1957. Al oeste se halla la isla de Zuhatza, y, al este, la de Orenin. Ulibarri Ganboa es un sitio ideal para ir en familia y hacer volar la cometa o iniciarse en el windsurf. El baño es más que agradable.

Cascada de Bolintxu

Se ubica en el Pagasarri, a tan solo media hora a pie desde el barrio bilbaíno de La Peña. El río Bolintxu, de apenas cuatro kilómetros de longitud, está rodeado de un bosque de fresnos, avellanos y robles. Se puede acceder a él pasando bajo la autopista por el camino de Venta Alta, o desde la subida al Pagasarri. La pequeña piscina natural es un lugar paradisíaco para refrescarse bajo la cascada a muy pocos pasos de la gran urbe.

Lago de Senpere

A cinco kilómetros del pueblo de Senpere se encuentra la playa de agua dulce del centro de Lapurdi, el conocido y transitado lago de Senpere. En julio y agosto, los 700 metros de playa suelen estar vigilados. El lago artificial cuenta con mesas de picnic, una pista que bordea la laguna, toboganes acuáticos, kayak, parque infantil, una ruta de senderismo... Ofrece, por lo tanto, variadas posibilidades para pasar un agradable día de verano.

Arroyo Padurabaso

Partiendo desde las praderas de Araba, en la antesala de la cumbre de Gorbeia, en media hora a pie hacia el río Ubegi, llegaremos al nacedero del río Padurabaso, un arroyo verdoso para el baño de los más atrevidos, ya que sus aguas no son aptas para los frioleros. Caminando aguas abajo desde la peña de Urratxa, se suceden varias piscinas naturales. Remotas y agradables.

Río Irati

Bajo la imponente foz de Lumbier, en la sierra de Leire, el río Irati ofrece zonas con poca corriente para un baño tranquilo de aguas turquesas. Se accede por el pueblo de Irunberri. Sin duda, merece la pena atreverse a sumergirse en este ecosistema, aunque las paredes que ejercen de parapeto contra el viento alcanzan en algunos puntos los 400 metros y el agua del río esté más bien fría.

Gargantas de Kakoeta

Las gargantas de Kakueta son otro de los rincones de Euskal Herria más concurridos en verano. A lo largo de dos kilómetros, ofrece a los visitantes varios espacios donde poder bañarse en aguas tranquilas. En algunos puntos, las paredes llegan a alcanzar los 350 metros de altura. En la entrada a la ruta una pequeña laguna invita al baño y, más adelante, siguiendo la trocha, se accede a Le Grand Etroit, un lugar especialmente soprendente entre cuyas paredes hay apenas tres metros de distancia. Al final del paseo, se halla la cascada. No obstante, este verano nadie podrá refrescarse en sus aguas, pues su acceso está cerrado y prohibido.

Lago de Samatze

En las cercanías de Gixune se ubica la localidad landesa de Samatze, que también acoge un enclave con baño libre. Es, además, un sitio idóneo para hacer planes relajados en familia, como pasear en bicicleta o dar un paseo a pie disfrutando del paisaje. Para los amantes de emociones fuertes, una escuela de vuelo ofrece en en Les Ailes de Sames la oportunidad de volar en paracaídas o en ultraligero.